69. Temiendo

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Aunque preferiría estar solo, la compañía de Yoona no llega a molestarme del todo. Sigo sin fiarme de ella por completo. No obstante, me encuentro sentado en el sofá con una lata de cerveza en la mano y el portátil sobre mi regazo mientras le explico con entusiasmo el tipo de prácticas que voy a hacer a partir de septiembre.

—Es un barco gigante —exclama, inclinándose para ver mejor la fotografía de la página web—. Resulta impresionante que vayas a trabajar allí.

—Lo sé. Es una oportunidad única en la vida. Cuando lo veo solo quiero que llegue septiembre para ponerme el mono de trabajo y comenzar a analizar microorganismos subacuáticos. Todavía no me puedo creer que vaya a cumplir veinticuatro años en un barco. ¡Solo quedan seis meses y tres días!

Creo que logra que esté tan despreocupado es nuestro tema de conversación. Si pudiera, me recorrería todo Seúl parando a cada persona que pasara por mi lado para contarle lo genial que van a ser mis prácticas universitarias. Como eso sería demasiado raro, me emociona sobremanera contárselo a mis conocidos. Me hubiera gustado contarlo antes, el mismo día que la directora me dio la gran noticia, pero últimamente he tenido que cambiar mi orden de prioridades. Al menos las personas importantes como mamá o Heechul lo supieron en su momento.

No controlo mi sonrisa mientras espero su respuesta ante mi exclamación. Estando a solas con ella en el salón casi siento que soy una persona normal, de esas que piensan que el tiempo pasa rápido, y no un chico que teme no estar vivo para entonces. En realidad, temo no estar vivo para el próximo verano. Temo no estar vivo para el cumpleaños de Jungsoo, que seguro que montará una gran fiesta, ni para el de Heechul, que lleva planeando desde que terminó el anterior. Temo no estar vivo para ir a visitar la tumba de papá, para ver a Hyukjae en una piscina, para graduarme. Temer, temo mucho, pero no por ello voy a dejar de entusiasmarme por el futuro que me espera si logro seguir vivo.

Y como que me llamo Lee Donghae que cumpliré los veinticuatro en un barco, con el ojo pegado al microscopio y sabiendo que a la vuelta mi novio, mi madre y mis amigos estarán en casa, esperándome para darme el abrazo que merezco.

—Me alegro mucho por ti, Donghae —dice por fin, asintiendo despacio. Demasiado despacio.

—¿Pero...

—Pero dudo que llegue el momento si no le paramos los pies a Astaroth de una vez. Dentro de nada será el aniversario de nuestro pacto.

Pongo los ojos en blanco. Sin dudarlo dos veces, harto, bajo la pantalla de mi portátil y lo dejo sobre la mesita de centro. Me giro hacia ella con las manos extendidas, intentando buscar las palabras correctas. No puedo decirle la verdad, pero tampoco soy capaz de seguir así. Llevo al menos siete horas soportándola y no ha habido una sola en la que no me recordara que debemos ir al dichoso cruce de caminos.

Abro la boca y la cierro.

—¿Sabes qué? Vamos.

—¿Adónde? —arruga el entrecejo.

Me levanto sin dudarlo un solo instante más. Vamos a acabar con eso de una vez. Tal vez quitando mis cosas del cruce logre quedarse más tranquila. Le diré que ha funcionado. Que me encuentro genial. Que es la persona más inteligente del planeta y que me ha salvado la vida. Y ya. Adiós a Yoona metiéndose en mi vida e insinuando que mi novio quiere matarme.

—Al cruce de caminos —informo.

Me guardo mi móvil en un bolsillo, cuelgo el llavero de mi dedo índice y me vuelvo a poner las gafas de sol aunque el cielo ya comienza a oscurecer. Ella me mira sorprendida, sin llegar a creérselo. La dejo asimilarlo mientras corro escaleras arriba para tomar mi mochila.

Hugs with the Devil [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora