48. Armida

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Hay una adolescente dormida en mi sofá.

Tiene el pelo azul, la cara y las orejas llenas de piercings, los labios pintados de negro y su ropa se parece mucho a la de Sucy. Tendrá dieciséis años como mucho. Y está dormida en mi sofá.

Cuando he oído la voz de Hyukjae pidiéndonos desde detrás que nos levantáramos, me he imaginado que querría un beso o un abrazo o que simplemente estaba celoso de su hermano o... lo que fuera. Pero no que cargaba con una joven de metro sesenta y no más de cincuenta kilos que parece haber salido de una feria manga. Me llevo las manos a las caderas y suspiro con incredulidad.

—¿Por qué? —cuestiono.

—Ella te ha hecho eso —informa mientras se acerca a mí. Intenta abrazarme pero lo miro con dureza— Primero averiguaremos si el encantamiento que ha utilizado cuadra con tus síntomas, cosa de la que estoy bastante seguro, y luego Lucifer y yo podremos ayudarte para que no vuelva a pasar.

Mira a Lucifer para que éste le dé el visto bueno a sus palabras. Le veo asentir un momento y luego vuelve a mirar al frente y a perderse en sus pensamientos. Le ha afectado saber que los oí ayer. Yo intento no pensar demasiado en ello. Entre mi viaje al limbo, que el señor Soo es un monstruo de barro y que, al parecer, una adolescente es capaz de jugar con mi memoria, tengo demasiadas cosas en la cabeza. Elijo centrarme en la última porque es la más tangible de todas.

—De acuerdo —continúa Hyukjae. Exhibe todos sus rasgos demoníacos y se cruje el cuello— Voy a despertar a esta niña y a recordarle que nadie puede jugar con mi muñequito salvo yo.

Estira los brazos hacia ella. No me puedo imaginar por qué una chica de dieciséis años estaba jugando con la magia, pero estoy seguro de que no está preparada para abrir los ojos y encontrarse con esa escena. Yo mismo salí huyendo la primera vez que lo vi y eso que solo me enfrenté a sus alas. Me paso las manos por la cara y pienso en detenerlo. Incluso avanzo un paso para ello.

Pero Lucifer lo hace primero.

—Espera —exclama—. No hace falta que la despiertes, puedo meterme en sus recuerdos.

Los dos lo miramos con sorpresa.

—Pensaba que no querrías ayudar —dice Hyukjae.

—No es para ayudaros, sino para comprobar mi teoría.

—Nuestra teoría.

—No, no me metas en el saco. Proteger al humano es cosa tuya.

Dicho esto, lo hace a un lado y se agacha junto al sofá. Hyukjae decide colocarse detrás de mí y me abraza por la espalda y su contacto relaja todos y cada uno de mis músculos, que estaban muchísimo más tensos de lo que imaginaba. Me giro para unir nuestros labios en un beso largo pero dulce.

Cuando vuelvo a mirar al frente, Lucifer tiene los ojos negros y sus dos manos sobre la cabeza de la chica. Todo está en silencio durante poco más de un minuto, lo que debe de tardar en conectar con ella. La veo abrir los ojos y retrocedo, cobijándome en el abrazo de Astaroth, que aprieta sus dedos en mi cintura con fuerza. Pero no es que la adolescente se haya despertado. Más bien al contrario. Sigue dormida mientras su cuerpo se retuerce, sus ojos se ponen blancos y su boca se abre.

Mi corazón comienza a latir desbocado.

—¿Le... le está haciendo daño? —tiemblo.

—Sí —responde Hyukjae. Jadeo, pero me da la vuelta con sus manos y me mira a los ojos— No le dejará secuelas. En cuanto terminemos, la mandaré a su habitación y no recordará nada.

Oímos cómo Lucifer chasquea la lengua. Lo miro por encima de mi hombro. ¿No debería estar concentrado en meterse en la cabeza de esa pobre chica?

Hugs with the Devil [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora