39. Playa

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Quimera aterriza mientras grito a todo pulmón. Dobla las patas a propósito en cuanto está a centímetros del suelo y éstas se deslizan metros y metros sobre la arena antes de frenar en medio de una playa vacía. Sacudo los brazos en el aire. Me duelen los labios de tanto sonreír, la garganta de tanto chillar y el pecho de lo rápido que me late el corazón.

Solo cuando me calmo puedo mirar a mi izquierda, hacia Hyukjae, que se encuentra en pie junto a nosotros con la sonrisa torcida. Me levanto de un salto y salgo torpemente del enorme lomo de Quimera, que se gira boca arriba y comienza a restregarse contra la arena en cuanto se sabe libre. No es más que un perro en su interior. Rió enternecido. Tengo ganas de tirarme con ella y rascarle la barriga.

—Enhorabuena, muñequito —oigo de pronto.

Me giro feliz hacia mi novio. ¿Hemos ganado? No me lo esperaba, pero eso solo hace que la situación sea todavía mejor que antes. Rompo la distancia entre nosotros y comienzo a dar saltitos nerviosos sobre mis pies. Las ansias me comen por dentro.

—¿Vamos a jugar?

Él me mira durante un momento sin decir nada. Luego sonríe maliciosamente y sus ojos se vuelven de color azabache.

—Tienes cinco segundos para correr.

Cuenta uno y salgo corriendo. En mi mente llego tan lejos que solo puede alcanzarme transportándose, pero en la realidad es un tramposo que avanza cuando todavía no han pasado tres segundos y me levanta en volandas antes del cuarto. Todo lo que quiero gritarle se queda en nada porque estallo en carcajadas mientras da vueltas y vueltas sin parar.

—No vale —lloriqueo de mentira cuando para. Me mira y hago un mohín con los labios— Tramposo.

—Han pasado cinco segundos.

—¡Mentira!

—Que tú no sepas contar no es culpa mía, muñequito.

Se ríe con burla. Yo me aguanto la risa y finjo que me molesta removiéndome hasta que me deja en el suelo. No se me da muy bien actuar, posiblemente se dé cuenta de cuáles son mis intenciones antes de que logre terminar mis palabras, pero me apetece intentarlo, tengo ganas de jugar y no se me ocurre una forma mejor que esta. Así que frunzo el ceño profundamente y lo apunto con un dedo.

—Yo sé contar perfectamente. ¿Acaso te crees que soy estúpido?

—Eres precioso —me aparta el dedo—, inteligente —se inclina sobre mi rostro— y valiente —sonríe, mostrándome sus colmillitos—, no creo que estúpido sea una palabra que te describa.

Me deshincho como un globo. Mis mejillas enrojecen y se me acelera el corazón todavía más, si es que es posible. Le golpeó el pecho sin fuerza. Es que no puedo enfadarme con él ni de mentira.

Dejo que me de un beso en los labios antes de hablar.

—Deberían echarte del infierno por cursi —chasqueo la lengua.

Él se echa a reír. Coge mi muñeca para tirar de mí y me pega a su cuerpo, rodeándome la cintura con su otro brazo. Me engancho a su cuello sin dudarlo un segundo, cerrando los ojos a la espera de un beso. Se me escapa un suspiro en cuanto noto el roce de sus labios sobre los míos.

—Si me echan, no será por eso —susurra.

—¿Y por qué será? —pregunto, en el limbo entre prestarle atención y pensar en lo mucho que quiero enredar nuestras lenguas.

—Algún día te lo contaré.

—Cuéntamelo hoy...

Noto que se aleja y abro los ojos. Me está mirando fijamente, con los ojos negros, pero casi puedo leer sus pensamientos en ese momento. Debe de estar debatiéndose consigo mismo. Si me dice que no, no me molestaré. Ya es suficiente que lo haya considerado. Sorprendentemente, abre la boca, humaniza su mirada y suelta un "yo" que me deja anonadado. ¿Me lo va a contar?

Hugs with the Devil [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora