Tengo alas.
Apenas las noto. Si tuviera que describir la sensación ahora que soy consciente de que las tengo, lo haría igual que lo he hecho al salir del agua. Me siento como si llevara una mochila empapada a la espalda. Como si tuviera un animal pegado a mi piel, tal vez uno largo y pesado hecho de plumas, o tal vez dos. Como si formaran parte de un disfraz. Como si estuvieran pegadas con velcro. Como si no fueran mías.
La rabia me consume mientras espero a que se sequen, sentado en la orilla, con las rodillas abrazadas contra el pecho. Estoy esperando a que Hyukjae venga con algo para comer porque él puede esconderlas y hacerlas aparecer a voluntad, pero yo ni siquiera soy capaz de entender cómo, cuándo y por qué las mías han aparecido mientras estaba en el agua. La verdad es que no me atrevo ni a tocarlas. Cada vez que las miro, se me revuelve el estómago. Esta no es la sensación que esperaba tener al conocerlas.
Son mis alas. Son mías. Forman parte de mi cuerpo. Llevan años luchando para nacer, literalmente. Me han hecho sufrir innumerables veces. Es la primera vez que una de mis reencarnaciones es capaz de esteriorizarlas de verdad. Deberían agitarse de felicidad como se agitan las de mi novio. ¿Por qué siguen tan empapadas como hace seis horas? ¿Por qué no se secan, se extienden y me dejan usarlas para volar? ¿Es que están enfadadas conmigo? Sé que no tienen vida propia, pero... pero... A lo mejor tiene que ver con que no soy un ángel completo.
A lo mejor mi lado humano sumado a la cantidad de sangre de demonio que circula por mis venas me impide sentirme totalmente cómodo con mis nuevas amigas.
Si realmente me va a costar tanto acostumbrarme a ellas, si es que llego a acostumbrarme alguna vez, puede que el plan de Astaroth para vencer a Belcebú no funcione. Si para finales de agosto sigo como ahora, me las arrancarán antes de que sea capaz de levantar los pies del suelo.
Suspiro, apretando la mejilla sobre mis rodillas, y cierro los ojos. Ignoro la ligera brisa que me echa el pelo sobre la cara y me llena los pies y tobillos desnudos de arena.
He resucitado para nada...
Debería haberme quedado en el cielo. Si hubiera hecho que mis alas nacieran allí, estarían mucho más animadas. Allí no estarían mojadas. Allí podría decirse que soy un ángel de verdad. Si no me hubiera bebido la sangre de Astaroth. Si le hubiera dado el talismán a Natael y hubiera obedecido a Alejandro, estaría a salvo de Belcebú. Sí. Estaría a salvo y feliz. Sin problemas terrenales o demoníacos a los que enfrentarme.
Tal vez debería volver al cielo. Volver ya. Antes de que Hyukjae pueda impedírmelo.
Tal vez...
Sí, debería.
Solo tendría que invocar a Natanael y pedirle que me lleve.
Eso puedo hacerlo.
Levanto la cabeza despacio y miro el horizonte. Me aparto las greñas de la cara, me froto los ojos cansados y separo los labios. Estoy a punto de pronunciar un puñado de palabras en latín cuando mi lengua se atasca, quedándose pegada a mi paladar.
Frunzo el ceño.
Pero ¿quién se han creído que son para meterse en mi cabeza? Me levanto corriendo y comienzo a dar vueltas sobre mí mismo, buscando a alguien o algo que llame mi atención. Nadie lo hace. Nada lo hace. Esto está tan vacío como lo estaba de madrugada, por eso Hyukjae me ha pedido que lo esperara aquí. Desvió mis ojos hacia el cielo.
Estiro un brazo y les muestro el dedo medio.
No pueden bajar, no pueden venir a por mí. No sé por qué y tampoco me interesa. Al menos no de momento. Que se queden donde están, intentando manipularme para que ceda y vuelva al cielo con ellos, porque no lo van a conseguir.
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Hugs with the Devil [EunHae +18]
FanfictionDonghae solo quería tener un poco de sexo la noche de Halloween, así que no le costó mucho aceptar al chico vestido de rojo que le ofrecía una noche increíble en su casa. Lo que Donghae no esperaba es que Astaroth no fuese el disfraz de Hyukjae, sin...