101. Despierto

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—¡Por todos los infiernos, Astaroth! ¡Suéltame ahora mismo!

Lucifer se retuerce, intentando salir de la prisión que son los brazos del aludido. Sin embargo, sé que no le molesta tanto como dice, pues podría usar sus poderes para alejarse de él fácilmente y no lo hace. Por eso y porque recuerdo cómo antes le ha confesado que quería darle un abrazo.

—Gracias por devolverme mi cuerpo. ¡Eres el mejor hermano del mundo!

—Vale, pero suéltame.

—Cuando Kyu lo hace no te quejas.

—¡Pero tú no eres Kyu! Suéltame o te vuelvo a convertir en nube, primer aviso.

—¡Kyu, dile que no me amenace!

—¡Donghae, dile que me suelte!

Mi amigo y yo nos echamos a reír. Vemos a nuestros novios retorcerse desde el sofá como si se tratara de un show de comedia. Él me lanza una mirada como preguntándome si quiero ayudar, porque es obvio que él no piensa hacer nada al respecto. Dudo. Esto es muy divertido y molestar a Luci siempre me anima, pero gracias a él he recuperado al amor de mi vida, así que supongo que debería agradecérselo de alguna forma.

Suspiro y me levanto.

—Bomboncito —lo llamo, abriendo los brazos. Él me mira de reojo— ¿Vienes?

No duda ni un segundo. Suelta a su hermano y avanza los pocos pasos que nos separan a toda prisa para acabar envolviéndome la cintura con los brazos y escondiendo la cara en mi cuello. Se me escapa la risa cuando empieza a repartir besitos sobre mi piel.

—¿Qué pasa, cariño? —escucho, y veo de reojo cómo Lucifer se deja caer al lado de Kyuhyun— ¿Astaroth se ha puesto demasiado cariñoso?

—Lo odio.

—Ya lo sé, ya lo sé. Ven aquí.

Mi amigo lo agarra de la barbilla y lo besa. No me sorprende que toda la tensión acumulada en el ceño de Lucifer se evapore al instante, mientras lo toma de la mejilla y responde con parsimonia. Sonrío ante la escena. Nada me alegra más que saber que mis amigos están bien.

Noto una caricia en la mejilla y me giro hacia el frente, encontrándome de lleno con sus labios estirados. Alguien está muy mimoso desde que ha vuelto.

Me encanta.

Me estiro y le doy un besito. Sonríe, así que le doy otro un poco más profundo. Me muerde el labio. Me abrazo a su cuello. No sé cómo, pero acabamos metidos en un beso largo de ojos cerrados, con sus manos en mi trasero y las mías en su pelo. Llega a pasar por mi cabeza la idea de chasquear los dedos y llevármelo de vuelta a la habitación.

Pero una risa femenina nos obliga a separarnos.

—Te avisé —dice la voz de Azrael—. Son unos sátiros. Si hubiéramos llegado cinco minutos más tarde, habríamos acabado siendo testigos de una orgía.

—¿No te había dicho que cuidaras de Heechul?

—Tranquila, Lilith, la serpiente y el perro están cuidando de él.

—¿Qué? —exclamamos los dos a la vez, girándonos a mirarlo como dos padres enfadados.

—¿Has dejado a mis hijas como niñeras de un comatoso?

—¡Son unas niñas! —añado.

—Cámbiate por ellas...

—Y espero que no les hayas causado un trauma...

—O te torturaremos.

Asiento efusivamente. Mientras mi novio me toma de la cintura, me cruzo de brazos y miro fijamente a Azrael para darle más veracidad a nuestra amenaza. Las pobres ya deben de estar lo suficientemente asustadas con la muerte de su padre. ¿Cómo se le ocurre dejarlas cuidando de Heechul? Es tan peligroso para ellas como para él. Se nota que el ángel de la muerte nunca ha cuidado de nadie que no estuviera muerto.

Hugs with the Devil [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora