Hugs with the Devil [EunHae +18]

1. Conociendo

—¿Te falta mucho?

Me encuentro apoyado en la pared frente a la puerta con los brazos cruzados, esperando a que mi mejor amigo salga del baño. No es que tenga ganas de ir, pues me he asegurado de liberar mi vejiga y alistarme antes que él, pero si tarda mucho más, vamos a llegar tarde. A Jungsoo no le gustará que sus amigos sean precisamente los últimos en aparecer por la fiesta. Se supone que debemos ayudarle a colocar las telarañas falsas, los bichos de goma y todas esas cosas que dan asco aunque sean de mentira. Me estremezco solo de recordar los gusanos del año pasado. Aquello parecía demasiado real.

—Oye —veo cómo se abre la puerta un poco, dejándome ver solo sus ojos con lentillas amarillas—, ¿has usado los últimos condones?

—Ojalá —resoplo.

Parpadea un par de veces y vuelve dentro. Siquiera duda que esté siendo sincero con él. Por desgracia, lo soy. No sé dónde habrá olvidado sus preciados condones, pero yo llevo sin usar uno desde hace meses. Exactamente tres; desde que Yoona rompió conmigo. Y no es que me importe. Sé que vamos a vernos en la fiesta, que estará con su nuevo novio y que en su cabeza sigo deprimido.

Pues no. Ya la he olvidado. Pienso beber hasta emborracharme y tener sexo con la primera que esté de acuerdo. Voy a pasármelo bien.

O al menos eso es lo que he hablado con Heechul.

—¡Catwoman!

—¡Que ya voy, pesado! —me responde. Oigo una puerta cerrándose dentro y luego la del baño se abre por fin. Arqueo las cejas cuando le veo hacer un mohín— Creo que Wonnie los gastó todos anoche.

No puedo evitar poner los ojos en blanco. ¿Gastaron más de cuatro preservativos hace menos de veinticuatro horas y pretenden hacerlo hoy también? No sé si sorprenderme o morirme de envidia.

—Compra un paquete en la farmacia —digo al final, optando por la tercera opción: hacerme el indiferente. Son Siwon y Heechul, después de todo.

—Eso haré —acepta. Luego me mira de arriba abajo y la comisura izquierda de su boca sube en una pervertida sonrisa— Eres un vampiro sexi. Yo te daba.

Suelto una carcajada.

—Sería al revés —aclaro, cruzándome de brazos.

Heechul vuelve a mirarme como si me analizara. Yo hago lo mismo con él. Lleva orejas de gato, guantes de cuero y botas hasta la rodilla. No puede hablar en serio.

—También es verdad —se lleva una de sus garras falsas a la boca—. Pero siempre puedes hacer un trio con Wonnie y conmigo si no consigues pareja.

Su sonrisa consigue que perversas imágenes llenen mi cabeza de repente. La sacudo, con los ojos apretados y la mandíbula tensa. Intento pensar en cosas bonitas e inocentes, en gatitos, algodón de azúcar y fuentes de chocolate, pero no funciona. Así que paso a imaginar cosas asquerosas en su lugar. Babosas, gusanos, arañas, serpientes.

Un bicho subiendo por mi hombro y jugando con mi oreja...

Salto.

—¡Ay! —grita Heechul, antes de echarse a reír a carcajadas.

Le golpeo el hombro una y otra y otra vez. Mi rostro pintado de blanco se torna caliente por la vergüenza. No es la primera vez que tenemos esta conversación. No es la primera vez que me insinúa lo mucho que le gustaría tenerme en su cama.

Si no lo conociera desde hace más de quince años, tendría miedo de él. Es más terrorífico que cualquier monstruo de Halloween con sus perversiones.

—Soy hetero —le recuerdo.

—A la mierda las etiquetas. Los vampiros no tienen sexualidad —me señala—, y los gatos tampoco.