Mamá me estruja entre sus brazos, utilizando toda la fuerza que tienen sus cortos brazos para sacudirme de lado a lado. En otro momento posiblemente le habría respondido apretándola también entre los míos, pero esta no es la situación más adecuada para ello. La incomodidad que gobierna todo mi cuerpo me hace incapaz de disfrutar el reencuentro con ella después de tanto tiempo.
Busco a Hyukjae con la mirada mientras espero a que me suelte. No está por ninguna parte, mas él suele desaparecer por las noches. Estará haciendo lo que sea que haga normalmente.
Aunque lo estará haciendo sin camisa.
Me muerdo el labio, cierro los ojos y presiono suavemente mis manos en la espalda de mamá. Ella deja de balancearme por fin, aunque solo para levantar la cabeza y empezar a llenarme la cara de besos. Cuando se separa, sé que estoy lleno de pintalabios rojo.
—Mi niño —repite por centésima vez en pocos minutos. Me aprieta las mejillas con fuerza— Qué guapo estás, por favor. Mírate. Dale un beso a tu madre. Uno bien fuerte. Aquí, que se note que me has echado de menos.
Se señala la mejilla izquierda con el dedo índice y yo me inclino y se la beso. Miro a mi jefa, que se ríe desde la esquina por el actuar de su amiga. Siempre es vergonzoso saludar a mamá. Cuanto más tiempo estamos separados, peor es. Por suerte, este año nos vimos para mi cumpleaños, porque no habría soportado sus gritos y besos después de casi seis meses sin vernos. Podría decir que la culpa es mía porque soy un universitario que prefiere ser independiente y vivir con su mejor amigo, pero la verdad es que ella fue la primera en alegrarse cuando le dije que me iba a vivir "solo". Sin nadie de quién preocuparse y con todo el dinero que gana como agente inmobiliaria, puede hacer exactamente lo que le venga en gana.
La última vez que estuve en casa era verano, agosto, y descubrí que había convertido mi habitación en un cuarto oscuro para revelar fotografías. También que se había echado un novio camionero, pero creo que lo dejaron en septiembre. Mi madre cambia de hobbie y de pareja con bastante frecuencia.
No quiero ni pensar en la que tendrá montada en mi habitación ahora mismo, y menos aún en su novio de estas Navidades. Está claro que nadie podrá sustituir a papá, pero eso es algo que los dos sabemos desde hace ocho años.
—Mamá —digo, y en cuanto me oye decirlo se emociona y vuelve a lanzarse sobre mí para besarme—. Mamá, para. Nos vimos hace dos meses.
—Dos meses y medio —me corrige, colocando sus helados dedos en los laterales de mi cuello—. Pueden pasar muchas cosas en dos meses y medio, cariño.
Tuerzo los labios sin decir nada porque todo lo que se me ocurren son sarcasmos con respecto a mi entretenida vida llena de trabajos de bioquímica y sexo con un demonio en la que, además, cuido de una pequeña perrita que en realidad es un monstruo. Muchas cosas no han pasado, pero mi vida a cambiado drásticamente desde la última vez que nos vimos por culpa de una. De Astaroth.
Me suelta a la par que se gira a hablar con su amiga, cosa que la hace ignorar los chuletones que me llenan el cuello. Aliviado, les digo que voy a cambiarme y salgo corriendo del almacén. Cojo mi mochila del armario, me meto en el baño y cierro la puerta con pestillo. Por si acaso.
Me lavo la cara con agua helada, intentando menguar mi nerviosismo. Siempre he sabido que mamá es un poco impulsiva, pero esto es demasiado. Me dijo que iba a pasar las Navidades con unas amigas en Jeju. ¿Qué diablos hace aquí, a estas horas, el día antes de Nochebuena? ¿Es que la única persona normal en mi círculo de conocidos es Yunho?
Suelto un sollozo lleno de impotencia. Quiero meterme en mi cama con Quimera y dormir hasta el año que viene.
—Me gusta cómo viste tu madre.
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Hugs with the Devil [EunHae +18]
FanfictionDonghae solo quería tener un poco de sexo la noche de Halloween, así que no le costó mucho aceptar al chico vestido de rojo que le ofrecía una noche increíble en su casa. Lo que Donghae no esperaba es que Astaroth no fuese el disfraz de Hyukjae, sin...