Cuanto más las miro, más enfadado me siento. Apenas las conozco y no tengo ni idea de si se habrán enfrentado antes a algún demonio, pero está claro que no son conscientes del peligro en el que nos están sumiendo a todos. Si lo fueran, no estarían sonriendo mientras echamos sal en puertas y ventanas. Si lo fueran, Sucy no llevaría quince minutos rozándome el hombro cada vez que pasa por mi lado.
La ignoro y miro a mamá. Acaba de llenar un alféizar con sal y parece satisfecha por su trabajo. Suspiro. Tenemos que detener todo esto antes de que empiece el ritual.
—Le voy a cortar las dos manos y, como intente enamorarte, la convertiré en un ratón y se la daré de comer a Armida. Seguro que no sonríe tanto cuando mi pequeña la esté regurgitando.
Agachado a mi izquierda está Hyukjae. Se supone que estamos cubriendo el alféizar que lleva al jardín, pero yo soy el que echa la sal mientras él masculla todo tipo de barbaridades hacia Sucy. Debería molestarme que se preocupe más por ella que por el asesinato de mi madre y la invocación de un demonio desconocido, pero que esté tranquilo me da seguridad. Es el duque del infierno, después de todo. Él y yo hemos luchado varias veces contra varios demonios. Hemos estado entrenando para ello. Llevamos dos meses esperando a que aparezca otro grupo de seres infernales solo para vencerlos con la espada o con otro zapato de tacón, lo que ocurra primero. No somos para nada unos novatos en esto, así que lo último que tenemos que hacer es asustarnos. Enviar a un demonio de pacotilla de vuelta al infierno va a ser pan comido para Astaroth y su muñequito.
Me aseguro de que la puerta está bien cerrada antes de tumbar la bolsa del todo. Lo poco que queda en ella se acumula en el borde, haciendo más que imposible la entrada o salida de demonios de esa casa por el jardín. Hago una bola con la bolsa y me dejo caer en el suelo de piernas cruzadas. Al notarlo, Hyukjae me mira y me imita, teniendo mucho cuidado de que su cuerpo no roce ni un grano de sal.
Miro a mi alrededor antes de inclinarme sobre su oreja.
—¿Te puede hacer daño si la tocas?
—No —responde—, pero no me fío de ellas. A lo mejor le han hecho algo a la sal para que surja más efecto.
—Pero si rompo la línea podrás salir ileso, ¿no?
Me quedo mirándolo fijamente. La teoría es fácil: si una línea le impide salir, solo tengo que romperla, borrarla, hacer un hueco por pequeño que sea que rompa su poder y deje que mi novio demonio abra la puerta o la ventana para poder escapar de esa casa cuando sea necesario. El problema será la práctica y que me da miedo que esas brujas tengan guardado algún as en la manga. Sé que podremos con esto, estoy seguro, pero también estoy aterrado.
Hyukjae lo nota. Busca mi mano con la suya, la coloca sobre su regazo y la aprieta. Su boca en mi oreja me causa escalofríos.
—Romperé el techo para que salgamos si hace falta.
—Supongo que no tendré tiempo de conseguir un casco.
—Conmigo aquí tendrás tiempo de conseguir lo que quieras. Incluso si te apetece que subamos a alguna de las habitaciones y te demuestre lo sexi que estás con pendientes.
Tira de mi lóbulo izquierdo con los dientes y se pone a jugar con el aro de metal. Por un instante me dejo llevar, centrado solo en el cosquilleo que recorre mi entrepierna. Por un instante se me olvida dónde estamos. Solo por un instante.
—Rubito, ¿te importaría ayudarme con el conducto de ventilación?
Tan pronto como noto que Hyukjae deja de mordisquear mi oreja, oigo que empieza a gruñir. Hace amago de levantarse, pero seguimos cogidos de las manos y le obligo a quedarse sentado en el suelo.
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Hugs with the Devil [EunHae +18]
FanfictionDonghae solo quería tener un poco de sexo la noche de Halloween, así que no le costó mucho aceptar al chico vestido de rojo que le ofrecía una noche increíble en su casa. Lo que Donghae no esperaba es que Astaroth no fuese el disfraz de Hyukjae, sin...