84. Método de tres pasos

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—¡Adelante! —exclama la señora Yoon desde su despacho, dándome permiso para entrar.

Empujo la puerta con manos temblorosas, cruzo el umbral y la vuelvo a cerrar a mi espalda. Quiero irme a casa. Estar en esta habitación me hace sentir extraño, hace que recuerde cosas que he prometido no recordar. Espero acabar cuanto antes con la conversación que tengo planeada. Con alguna de las dos opciones; esa en la que ella acepta darme diez días de vacaciones o esa en la que se niega. Cualquiera me valdría para salir corriendo hacia el ascensor, aunque solo la primera haría a Yunho realmente feliz. Y a mí también, claro.

Avanzo hasta la mesa donde ella lee un montón de papeles y me detengo en silencio, esperando que levante la cabeza. Normalmente me siento cómodo hablando con ella. Es amable, buena, simpática, una buena jefa. Hasta ayer no me había sentido ansioso estando en su presencia, pero hoy no puedo evitarlo. Necesito ese viaje. Lo necesito como el respirar, con desesperación. Estoy seguro de que todo volverá a la normalidad después de algunos días alejados del mundo, solo Yunho y yo.

Siwon y Heechul lo hacen continuamente. Viajan varios fines de semana al año, sobre todo en verano. Incluso cuando mi amigo tiene que trabajar al día siguiente. A veces se pone el uniforme en el aeropuerto y se va al supermercado habiendo dormido solo unas pocas horas en el avión. Como hoy. Si no fuera porque yo lo he llamado para hablar, tal vez habría pasado su descanso al teléfono con Siwon. Siempre me he admirado su relación.

Siempre he pensado que la que Yunho y yo tenemos es distinta, pero igual de admirable. Es una relación que no puedo estropear por un capricho. Por una estupidez. Por unos labios bonitos. Hay muchos hombres y muchas mujeres a los que podría besar, pero solo una persona a la que quiero besar incansablemente: Yunho. Heechul tiene razón. Mañana iré al médico porque puede que, tal y como él dice, esa sensación de vacío sea el comienzo de un virus estomacal. ¿Y lo de llorar? Eso no se lo he contado, así que no ha podido opinar.

—Dime, Donghae —su voz suave me saca de mis pensamientos.

Me detengo un momento, perdido, a recordar para qué estoy allí. Me descubro preguntándome qué pasará si enfermo justo cuando tengo vacaciones. Adiós viaje. Hola sofá, manta y Netflix. ¿Realmente quiero arriesgarme a malgastar así diez días libres?

—¿Donghae?

—Sí —parpadeo. No es que quiera arriesgarme, es que tengo que hacerlo— Verá, yo venía a pedirle una cosa. Llevo casi tres años trabajando aquí y siempre doy lo máximo de mí mismo para que los proyectos salgan bien, creo buen ambiente con mis compañeros, me encargo de limpiar incluso cuando no es mi turno, hago horas extras...

—¿Quieres un ascenso? —sonríe.

Salto por la repentina pregunta y sacudo la cabeza de lado a lado.

—Solo quería vacaciones —murmuro. No voy a negarme a un ascenso, pero prefiero ser sincero y decirle qué es lo que realmente he venido a buscar.

Ella me observa en silencio durante unos segundos que me parecen horas. Se lo piensa mucho, muchísimo, demasiado. Mi corazón acelerado se ralentiza ante la decepción que sabe que va a sentir en cuanto conteste. Me va a decir que no. Es obvio que no está tardando tanto porque esté considerando la idea.

Suspiro. Voy a tener que prepararme para darle la mala noticia a Yunho. Supongo que ya aprovecharemos para irnos de viaje en Navidad.

—¿Cuánto tiempo?

—Diez días. Aunque, si le parece demasiado, puede decirme usted cuántos...

—Está bien —asiente.

Yo boqueo. Me ha dicho que sí. Me ha dado vacaciones. Pienso en todas las cosas que eso significa hasta que logro formar una enorme sonrisa en mis labios.

Hugs with the Devil [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora