Cuando abro los ojos todo es extraño.
Es extraño porque no es oscuro ni huele a muerte o a quemado. Hay un techo blanco sobre mi cabeza, un colchón bajo mi cuerpo, un armario a mi lado. Estoy en casa de Hyukjae, de vuelta al mundo humano, de vuelta a la vida. Aunque me siento como si siguiera muerto.
Me escuecen tanto los ojos que me resulta difícil hasta parpadear. Tomo aire profundamente y acabo tosiendo, cosa que provoca dolor en cada parte de mi cuerpo. No es distinto cuando hago un pequeñísimo ademán para sentarme. No tengo fuerza en los brazos para empujarme. Con suerte, logro estirar un poco el cuello y mirarme. Tengo el torso vendado desde las axilas hasta las caderas, igual que la pierna derecha y las dos manos. Solo llevo unos pantalones cortos de chándal que no son míos.
Estoy destrozado de todas las formas posibles.
Oigo pasos y miro sin ganas hacia la puerta. Mis ojos se llenan de lágrimas cuando su sonrisa practicada aparece en mi campo de visión. Llorar también resulta doloroso.
—Kyung... soo... —digo. Me cuesta muchísimo hablar, pero decir su nombre merece la pena.
—Hola, Donghae.
Pestañea una vez antes de salir de la habitación. Quiero gritarle que no se haya, que se quede conmigo, que me abrace, pero solo lloro desconsoladamente, sin poder siquiera limpiarme las lágrimas.
Para mi sorpresa, alguien entra después, quizás porque mi golem le ha avisado de que estoy despierto. Trato de enfocarlo entre la humedad. Es Kyuhyun. Se me acerca y me pasa los pulgares por los ojos. Está lleno de tiritas y lleva un cabestrillo en el brazo izquierdo.
Abro la boca para preguntar, pero me presiona los labios con un dedo.
—Jongwoon dice que no debes hablar. Te está curando lo más rápido que puede, pero es difícil, ya que te reventaste por dentro con ese chillido.
¿Me reventé? ¿Literalmente?
—Te reventaste tú y a todos los hijos de puta. Menos mal que él solo te tiene que curar a ti —se ríe—. ¿Cómo estás? Asiente si bien y niega si mal.
Niego.
—Lo suponía. Solo llevas una semana en tratamiento —hace una mueca—. Jongwoon está agotado también. Y, aunque no lo admita, está hecho polvo después de lo de Hyuk. Ni siquiera lo alegran la tarta, el sexo o que yo matara a Belcebú usando la espada que me dio Alejandro mientras comía junto a la fuente.
—¿Qué? —exclamo.
—No hables, Hae. Que no lo alegra el sexo, ¿te lo puedes creer? Eso significa que está muy mal.
Meneo la cabeza otra vez, ahora esperando que entienda que no me refería a eso con mi exclamación. ¿Cómo que Alejandro le dio una espada? ¿Cómo que él mató a Belcebú?
—Quieres saber lo de la tarta —enuncia. Niego otra vez— Ya... Lo de Alejandro. Pues yo no sabía quién era, pero él apareció de repente en el escondrijo de Lucifer, me tendió una espada y me mandó fuera a luchar. Aparecí junto a Heechul, que estaba desmayado. Tú estabas chillando en plan tan agudo que rompería los cristales, aunque a mí no me hacia daño. Solo los hijos de puta se tapaban las orejas y, de repente, empezaron a explotar. ¡Pum! Había sangre por todas partes. ¡Pum! Un dragón por aquí, un demonio por allá. El único que sufría pero no explotaba era el que estaba al lado de Heechul, así que le clavé la espada y ¡Explotó! —se ríe— Luego Jongwoon me dijo quiénes eran todos, así que de nada, amigo.
Asiento despacio, como si lo comprendiera, y cierro los ojos. Mi chillido los hizo explotar. Mi chillido ayudó a matar a Belcebú. El chillido que solté porque el amor de mi vida se ha esfumado para siempre.
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Hugs with the Devil [EunHae +18]
FanfictionDonghae solo quería tener un poco de sexo la noche de Halloween, así que no le costó mucho aceptar al chico vestido de rojo que le ofrecía una noche increíble en su casa. Lo que Donghae no esperaba es que Astaroth no fuese el disfraz de Hyukjae, sin...