Hugs with the Devil [EunHae +18]

47. Times New Roman

Me bebo el café del desayuno como si no hubiera probado la cafeína en años. Está tan bueno y he dormido tan bien que no puedo esperar para ponerme a hacer cosas. Tengo que arreglar mi habitación, terminar los deberes que dejé a medias el viernes e ir a trabajar por la tarde para compensar lo que no hice ayer. Mi jefa dice que no pasa nada, pero no pienso saltarme horas de trabajo solo porque mamá sea su amiga. Además, Hyukjae no suele acompañarme porque le parece aburrido, así que tendré tiempo para hacer algunas llamadas por teléfono y organizar su fiesta de cumpleaños.

Así pues, en cuanto mi taza está vacía, la lavo y subo de dos en dos los escalones. Corro hasta mi habitación, donde me encuentro a mi querido novio sentado en la silla frente a mi escritorio con la cabeza torcida. Me asomo por encima de su hombro para averiguar qué mira. Es uno de mis trabajos del curso pasado gracias al cual mi media subió a un sobresaliente. Estuve meses trabajando en él, meses alternando citas con Yoona y salidas al laboratorio o uniendo ambas en una. Nunca olvidaré la cara de aburrimiento de mi exnovia cada vez que debía sentarse en un taburete mientras yo me inclinaba entusiasmado sobre el microscopio. Podría haberse esforzado más.

Suspiro para librarme de esos recuerdos y beso la marcada mandíbula que tengo a centímetros de mi rostro. Al notar mi presencia, extiende las alas. Les hago cosquillas un momento antes de estirar los brazos alrededor de su cuello.

—¿Has escrito un libro? —cuestiona, pasando las hojas del trabajo con el pulgar.

Me río.

—Era un trabajo. Normalmente los mando por correo, pero hay profesores que prefieren que los imprima. A doble espacio en Times New 12 ocupan aún más espacio del que deberían.

—Más despacio, muñequito. ¿Qué es un doble espacio y por qué está en Times New 12?

No lo dudo un segundo. Voy a por mi portátil, me siento en su regazo y dejo que apoye la barbilla en mi hombro mientras abro el Word. A partir de este momento me dedico a explicarle lo que son las fuentes y los tipos que hay, para qué sirven, cómo suelo utilizarlas, cuáles no usaría ni aunque me obligaran y por qué a los profesores les gustan tanto Times New Roman, Arial y Calibri. Él me escucha con atención, en silencio. Hay un montón en el que llego a pensar que me está ignorando, pero cuando le hago una pregunta para averiguarlo, la contesta a la perfección.

Cuando termino e intento levantarme, aprieta sus manos en mi barriga y se acurruca contra mi cuello.

—Sigue —me pide—. Cuéntame más sobre tu... lo que estudias...

—¿La carrera?

—Sí, tu carrera, eso. No me entero de nada cuando voy contigo a la un... ud... undiversidad.

—Oh —jadeo sorprendido. Lo miro de reojo, sin ocultar la sonrisa que llena mis labios— ¿Por qué estás interesado de repente en ella?

Hace una mueca, como si acabara de hacerle la pregunta más estúpida del mundo.

—Porque eres mi novio y me interesa tu vida... Y porque no quiero que compares la relación de esa bruja y el golem con la nuestra...

Creo que no tenía planeado decir esto último, pero lo ha dicho y ya no hay vuelta atrás. Giro un poco más de noventa grados sobre sus muslos para poder mirarlo de frente. Sus pupilas se dirigen a un lado y a otro antes de caer sobre mí. Me gustaría verlo ruborizado.

—¿Cómo voy a compararlas? Ni siquiera se me había pasado por la cabeza.

—Entonces olvídalo. Gírate y sigue hablándome de microbios, plantas y lo que sea eso de ahí.

Me mira, casi ordenándome que lo haga. Pero tanto él como yo sabemos que las cosas entre nosotros no funcionan de esa manera. Ni siquiera se esfuerza en pintar sus cuencas de azabache. Levanta un brazo, chasquea los dedos y me encuentro sentado frente a mi ordenador en un parpadeo. Suspiro.