Después de lo que ha pasado, decido tomar todas mis cosas y volver a mi casa. Estoy seguro de que a Hyukjae no le costará encontrarme. Las echo en los asientos traseros, pero, cuando voy a cerrar, veo cómo un brazo se interpone en mi camino. Miro hacia la izquierda, encontrándome con Kyungsoo.
—¿Qué haces? —pregunto confuso.
—Entrar —responde—. Ha dicho que iría más cómodo con las cosas detrás.
Me cuesta un poco entenderlo. Para cuando lo hago, una carcajada escapa de mi garganta y cierro la puerta antes de que pueda volver a intentarlo. Meneo las manos delante de sus ojos.
—Me refería a cosas como ropa o libros, no a ti. Tú no eres una cosa. Eres una persona.
—Soy un golem —me corrige.
—Ya, pero eres más persona que cosa.
—Soy un golem.
—Con forma humana.
—Estoy hecho de barro.
—¡Kyungsoo, por todos los infiernos!
—¿Sí, Donghae?
Me llevo las manos a la cabeza. No sé qué hago intentando explicarle nada. Es obvio que no me entiende, que es como un niño. Uno muy obediente, pero un niño al fin y al cabo. Me echo el pelo hacia atrás, abro la puerta del copiloto y le señalo el asiento.
—Entra y ponte el cinturón.
—Sí, Donghae —me dedica una de sus sonrisas antes de obedecer.
Cierro la puerta y suspiro. Entre Quimera, Armida y Kyungsoo, ya no tengo que preocuparme por adoptar. Todavía no he cumplido los veinticuatro y ya tengo tres hijos, de los cuales el más parecido a mí está hecho de barro. La verdad es que no me sorprende. Mis planes de tener hijos humanos se han ido esfumando poco a poco desde que lo conocí. Ahora ya no queda ni un ápice de ellos, pero supongo que ser padre de un monstruo, una serpiente y un golem tampoco está nada mal.
Mientras rodeo el coche arrastrando las suelas de mis zapatillas por el suelo, me pregunto cómo estarán mis pequeñas. ¿Astaroth habrá vuelto con ellas? ¿Lilith y Lucifer las estarán cuidando bien? ¿Belcebú habrá intentado atacarlas? Espero que no. Es lo último que me falta para terminar de odiar a ese "rey de las moscas". Como si no tuviera ya razones suficientes.
—Si alguna vez nos lo encontramos de frente —le digo a Kyungsoo nada más abrir la puerta—, no me detengas. Le arrancaré la corona a patadas.
—Sí, Donghae.
Me siento en mi sitio, cierro con un portazo y me pongo el cinturón mientras mascullo:
—Se va a enterar de con quién se ha metido. Tengo al duque y al rey del infierno de mi lado. Como si un imbécil que maneja bichos comemierda pudiera ganarme. Me pintaré las uñas de rojo con su sangre la próxima vez que intente separarme de mi bomboncito.
Gruño y arranco el coche, pisando el acelerador a fondo para alejarme lo más pronto posible de esa casa. Durante el camino, mis bufidos y mi ceño fruncido contrastan con la parsimonia de Kyungsoo. Es raro mirar a mi derecha y verle ahí sentado, sin pestañear, sin respirar, sin siquiera apartar la mirada de la carretera un instante para fijarse en el paisaje que nos rodea. Es literalmente un muñeco, y precisamente por eso tengo que pensar bien lo que quiero hacer con él ahora que vuelvo a mi casa compartida con Heechul.
Se me ocurren pocas ideas. La única que me parece buena es que Kyungsoo sea familiar de Hyukjae y, por razones que improvisaré durante la historia, debe quedarse a vivir con nosotros unos días, o unas semanas, o unos meses, o... ¿para siempre? Bueno, no voy a abandonarlo, no podría hacer literalmente nada sin mí.
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Hugs with the Devil [EunHae +18]
FanfictionDonghae solo quería tener un poco de sexo la noche de Halloween, así que no le costó mucho aceptar al chico vestido de rojo que le ofrecía una noche increíble en su casa. Lo que Donghae no esperaba es que Astaroth no fuese el disfraz de Hyukjae, sin...