94. Deseo

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Golpeo una roca con la espada como si se tratara de un palo de hockey, lanzándola contra un matorral. No sé qué hacer. Bueno, sí se qué hacer, lo que no sé es cómo hacerlo.

Tengo que pedir un deseo y darle mi alma a Hyukjae. Qué fácil suena. Si tan solo supiera qué pedir.

Miro de reojo al aludido, que, en su forma humana, se encuentra sentado contra la puerta del edificio de lenguas, tallando con sus garras en un trozo de madera que ha arrancado de un árbol. No puedo ver la figura que está haciendo desde mi posición. Tampoco me apetece acercarme a averiguarlo.

Lilith, por su parte, ha desaparecido con mi mochila a la espalda. No sé dónde está. Solo espero que vuelva pronto.

Llevamos así un rato. Puede que minutos. Puede que horas. Todavía no manejo el funcionamiento del tiempo en el infierno, y menos aún el de una cárcel infernal. Mi querida suegra ha dicho que no tengamos prisa y yo entiendo que un día humano es un año en el infierno, lo que significa que tres horas nuestras a lo mejor solo son tres segundos allí arriba y que he estado preocupándome por nada. Eso me alivia.

Está bien tener tiempo para decidir el coste de tu alma.

Recuerdo el día en el que nos conocimos. Esa mañana, más bien, después del mejor polvo de mi vida hasta la fecha. Le dije que yo quería llegar a los treinta y acabar la carrera, que no necesitaba pedir ningún deseo para conseguir lo que quería. Mantuve eso durante meses. Todo lo que pasaba, fuera lo que fuese, tenía una solución. Durante mucho tiempo he pensado que no hacía falta desear nada porque, por difícil que fuera, nosotros podíamos apañarnos.

Sin embargo, el tiempo ha pasado, las cosas se han ido complicando y ahora mi problema es que tengo demasiadas cosas que pedir. Ahora mismo quiero pedir tantos deseos que no puedo elegir solo uno. Quiero mi vida de vuelta. Quiero que Heechul nunca haya pedido aquellos deseos. Quiero no haber muerto a manos de Natanael. Quiero que le devuelvan sus alas a Astaroth. Quiero que Lucifer sea feliz con Kyuhyun y Heechul con Siwon y que ni Sucy ni Yoona mueran.

El problema es que no se pueden cumplir todos a la vez. Tengo que elegir cuáles pierdo a cambio de los que gano. ¿Por qué es tan jodidamente difícil?

Al menos hay algo que sé que no voy a desear: volver al principio. Ya he pasado por la parte de no conocer a Hyukjae y por la de no ir al cruce de caminos. Nada sale bien de todos modos. El destino nos quiere juntos. Yo quiero que estemos juntos.

Pero que Astaroth y Astoreth se encuentren significa la guerra entre ángeles y demonios. Por eso tanto unos como otros quieren mi alma: para ganar. Quien la tenga la usará como su arma secreta (que de secreta tiene poco) y se hará con el dominio del mundo humano y del terreno contrario. Claro, que todo esto no pasará si le doy mi alma a mi novio. Si Astoreth le da su alma a Astaroth.

Supongo que es una idea que ni siquiera los más listos habían contemplado. Una idea maravillosa, a decir verdad.

Y en lugar de correr a los brazos de mi demonio de pacotilla y decirle que se quede mi alma, que confío en él más que en nadie, estoy paseándome por el campus vacío con una espada ensangrentada en la mano, cortando y golpeando todo lo que encuentro a mi paso. Es frustrante saber que tienes la oportunidad de desear cualquier cosa que se te ocurra. Tal vez por eso la mayoría de las veces la gente pide belleza eterna, amor, riqueza o la resurrección de un ser querido, porque nadie imagina realmente la envergadura del poder que tiene un demonio como lo es el duque del infierno.

Detengo mi espada antes de llegar a un puñado de hojas secas y le doy la vuelta para apoyarla sobre mi hombro. Giro sobre mis pies y echo a andar hacia Hyukjae. Me he alejado para pensar, pero no me está ayudando en lo absoluto.

Hugs with the Devil [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora