102. Feliz cumpleaños, muñequito

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Oigo un siseo contra mi oreja y muevo la mano en el aire sin abrir los ojos. La serpiente se mueve al otro lado. Siento como su cuerpo se desliza despacio sobre mi torso, su lengua viscosa me lame el lóbulo de forma juguetona.

—Armida —gruño—. Ve a molestar a tu padre.

Su respuesta es una risa. Aprieto más los ojos, intentando volver a dormirme o, en su defecto, despertar. Las serpientes no se ríen. Ni siquiera creo que su lengua sea tan húmeda como la que juega con mi oreja. Me echo los brazos sobre la cara. No quiero soñar, solo quiero dormir. Estoy agotado.

La última semana ha sido un no parar. Los poderes han ido creciendo dentro de mí tan rápido que he llegado a despertarme en casa de mamá. Afortunadamente, ella seguía durmiendo cuando me fui. También he convertido la televisión en un peluche y el sofá en una miniatura. Y he hecho que una de sus figuras de jabón se haga tan grande que la tenemos de decoración junto al lavabo. El otro día estornudé y me salió fuego por la garganta. Fue una sensación horrible, aunque ahora Quimera no para de pedirme que lo repita y de lanzarme pequeñas llamaradas para animarme. Hyukjae dice que incluso podría convertir a otras personas en animales si quisiera. No quiero.

Cada día aparecen más cosas nuevas, cada una más potente que la anterior. Me siento como un niño medio ángel medio demonio al que deberían llevar a un especialista para que me diera unas pastillas especiales que me ayudaran a controlarlo todo. Sin embargo, eso no existe. Lilith y Lucifer solo se rieron de mí cuando les pregunté si había algún inhibidor. Azrael me dijo que podía ayudarme si tenía sexo con él. Aquella noche descubrí que mi chico vuelve a tener la capacidad de mover cosas con la mente.

Eso, y que lo de sacar el estómago por la boca era verdad.

Lo único que quiero ahora mismo es dormir sin que nadie, ni siquiera mis hijas, me molesten. Pasarme todo el día entre los brazos de Morfeo sería el mejor regalo de cumpleaños que podría hacerme a mí mismo.

Pero algo sigue tocándome, impidiéndome llevar a cabo mi plan. Aprovecha que tengo los brazos levantados para acariciarme los dos costados mientras me lame el cuello. Definitivamente, no es mi serpiente, pero tampoco puede ser Hyukjae porque su lengua no es tan larga. Ayer no lo era.

Perezoso, subo los brazos hasta mi frente y bajo la mirada. Enfoco una cabeza negra enterrada en mi cuello, un cuerpo delgado entre mis piernas y manos metidas bajo la camiseta de mi pijama. Sí que es él. Bostezo.

Entonces alza la cabeza para mirarme. Sus ojos azabaches encuentran los míos, que bajan rápidamente hasta su boca. Me raspo el labio inferior con los colmillos cuando veo los suyos debajo de esa encantadora sonrisa de encías.

—Mira quién ha vuelto mientras dormíamos —susurra, y se relame con la larga y viscosa lengua que pertenece a su cuerpo de demonio.

Sonrío. Ahora todo tiene sentido.

—¿Solo ella?

—Su prima del sur te pide paciencia.

Los dos nos echamos a reír. Estiro los brazos hasta sus mejillas y tiro suavemente de él, que enseguida se estira sobre mí para besarme. Envuelvo sus caderas con mis piernas y su cuello con mis brazos.

Estaba equivocado: éste es el mejor regalo que podría hacerme.

Él.

Me aprieta los pezones delicadamente con índice y corazón de cada mano mientras enredamos las lenguas. La saliva gotea fuera de mi boca sin que pueda controlarla. Gimo y le tiro del pelo, sabiendo que en cuestión de minutos no será el único que tendrá una erección. Siento su bulto cada vez que se mueve un poco y recuerdo que hace días que no tenemos sexo, desde que Lilith nos interrumpió mientras le hacía una felación.

Hugs with the Devil [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora