65. Pintauñas

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Tengo los ojos cerrados cuando noto una presencia delante de mí. Me saco la cucharilla de la boca y saboreo la fresa sobre mi lengua mientras los abro, dudando entre Heechul, Kyungsoo y Lucifer. El primero sigue desmayado a mi lado. El segundo está vigilando la puerta. Y el tercero me mira desde arriba con una clara expresión de odio-estar-aquí.

Pues bienvenido al club.

—¿Y bien? —pregunto. Puede que no lleve más de diez minutos esperándolo, pero se me han hecho eternos— Explícame por qué Hyuk ha salido volando por esa ventana para, quizás, no volver.

Sueno grave, brusco y notoriamente enfadado. Tengo una grandísima mezcla de sentimientos dentro de mí, pero, ahora mismo, el único que puedo definir con claridad es el enfado. Siempre me digo que tengo que tener la cabeza fría, pues las cosas se solucionan mejor de esa manera. Sin embargo, creo que con Belcebú, Yunho y esos demonios que se han hecho pasar por Hyukjae lo mejor que puedo hacer es arder. Ni siquiera el helado consigue calmarme. Ni siquiera el dolor en mis nudillos me frena de apretar el puño.

Quiero acabar ya con todo esto, joder.

—Explícame tú qué haces comiendo helado en ropa interior después de lo que acaba de pasar.

Se cruza de brazos y arquea las cejas, como si tuviera algún derecho de echarme esto en cara. Él acaba de aparecer. No estaba cuando Hyukjae me ha contado la verdad ni cuando Yunho ha roto la puerta y se ha colado en la casa de su hermano ni cuando dos demonios se han disfrazado de éste para intentar engañarme ni cuando... cuando se ha mostrado tal cual es frente a mí y luego se ha marchado. ¡Él no estaba! Así que debería cerrar la maldita boca y responder a mi maldita pregunta.

Me meto una gran cantidad de helado en la boca y me paso los próximos minutos saboreándola, dejando que se derrita sobre mi lengua mientras observo con detenimiento al hombre que tengo delante y que cada vez parece más irritado. Lleva un traje blanco, con la camisa negra cerrada hasta el último botón. El flequillo le cae sobre las cejas sin llegar a taparle los ojos, los pendientes son dos aros oscuros y sus uñas pintadas de negro me sorprenden. Llevo una mano al talismán sobre mi pecho, dudando si fiarme o no de él.

Otra cucharada. Esta me la trago más rápido, para luego relamerme despacio. Compruebo si sigue mi lengua con la mirada. No lo hace, pero eso tampoco demuestra nada. Clavo la cuchara en el helado, dejo el bote entre mis piernas cruzadas a lo indio, me cruzo de brazos y tomo aire profundamente.

—¿De verdad eres Lucifer?

Su ceño fruncido se levanta.

—Al contrario que a Astaroth, yo no soy alguien a quien se pueda imitar fácilmente.

—Demuéstramelo —pido.

—Yo no tengo que demostrarte nada, humano. Estoy aquí para arreglar el desastre que vosotros habéis causado, así que lo mínimo que deberías hacer es darme las gracias.

—Eso no demuestra nada —me encojo de hombros—. Luci me odia, vaya novedad.

Jadea. Su indignación parece bastante real. Antes de inclinarme por ninguna opción, me fijo bien en sus movimientos, en sus expresiones y en sus palabras. Me fijo en cada mínima cosa que me pueda quitar de la cabeza la idea de que en realidad estoy hablando con mi bomboncito.

—Como vuelvas a llamarme Luci, te arrancaré la lengua.

—Perdona... Luci.

Gruñe y hace amago de lanzarse sobre mí, pero se detiene antes de dar un paso. Aprieta los puños a sus costados con los ojos de color azabache. Mi corazón palpita a toda velocidad.

Hugs with the Devil [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora