35. Parte de mí

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Estoy quedándome dormido en clase. Intento tomar apuntes, atender y copiar todo lo que la profesora pone en la pizarra, pero me encuentro tan cansado que se me cierran los ojos. Me ha costado horrores encontrar una posición cómoda en la que sentarme, me pica cada una de sus marcas y tengo los labios partidos de tanto beso. No obstante, sonrío. Porque interiormente me encuentro genial. Si tan solo pudiera dormir un rato más...

—¡Lee Donghae!

Doy un salto en la silla, cosa que lanza un latigazo de dolor a la parte baja de mi cuerpo. Aprieto los puños para contener un grito y clavo mis ojos en la mujer que me mira fijamente. Es la profesora de inglés.

¿Desde cuándo estamos en inglés?

Ante mi falta de respuesta (porque básicamente no sé cuál es la pregunta), ella frunce el ceño. Se sube las gafas de pasta y cruza los brazos sobre el pecho. Y entonces empieza a gritarme que cómo se me ocurre dormirme en clase, que si quiero ser científico tendré que aprender a mantenerme concentrado en lo que tengo delante, que debería dormir por la noche o quedarme en casa porque haciendo eso molesto a mis compañeros y me dejo en ridículo a mí mismo. Que soy un maleducado.

Mis compañeros están en silencio, compadeciéndose de mí. Yo solo puedo ponerme rojo y empezar a hacer reverencias y a pedirle perdón prometiéndole que no volverá a pasar.

—El día que te quedes dormido frente a un experimento —me reprende con su acento británico— y causes un incendio o dejes libre un virus, ¿crees que valdrá con pedir perdón?

—No... —murmuro, ante lo cual ella sigue con su discurso, que de repente va dedicado a toda la clase y no solo a mí.

Me paso las dos manos por la cara. Miro a los lados. Mis compañeros me observan, algunos enfadados por la bronca que les está cayendo sin haber hecho nada y otros agradecidos porque así perdemos tiempo de clase. Casi todos son del segundo grupo. Aguanto una sonrisa y miro a mi novio.

Él, invisible y demoníaco, está sentado sobre el alféizar de la ventana abierta que tengo al lado mientras juega con su teléfono. Me pregunto si habrá averiguado quien es "QueenLilith". No es gran cosa que le siga alguien que ninguno de los dos conocemos, yo también tengo seguidores que no conozco y sigo a gente que no sabe quién soy. Pero al ser nuevo en las redes sociales prefiere saber quien va a ver sus fotos. Lo entiendo. E incluso le he preguntado si quiere tener la cuenta privada, pero se ha negado. Él sabrá lo que hace.

Cuando el discurso por fin termina, quedan diez minutos de clase. Me hace traducir un texto larguísimo en voz alta que me recuerda a cuando estaba en el instituto y luego me lanza una mirada de aprobación. Da media vuelta y suspiro.

Lo siguientes minutos se me hacen larguísimos, así que, cuando suena el timbre, casi me echo a reír de alegría. Recojo todas mis cosas, me levanto y me cuelgo la mochila de los hombros. Salgo del aula sin mirar a mi espalda porque sé que Hyukjae me sigue aunque no le diga nada.

Efectivamente, lo tengo al lado mientras camino por el pasillo. Vuela junto a mí sin despegar los ojos de la pantalla. Me pongo los auriculares como siempre para poder hablar con él.

—Pareces de esta época y todo —me burlo. Él ni siquiera parece escucharme— Hyuk. ¡Eh, Hyuk!

Me ignora, así que bufo y saco mi propio teléfono. Bien, que haga lo que quiera.

Tengo varias notificaciones, entre ellas un mensaje de mamá avisándome de que mañana es el cumpleaños de mi primita Hana y tengo que ir a su fiesta y llevarle un regalo de parte de los dos. Acepto encantado. Me encanta estar con esa pequeña aunque la vea una vez al año. ¿Cuántos va a cumplir ya, seis? Tendré que hablar con mi tía para saber qué le gusta.

Hugs with the Devil [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora