4. Muñeco

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Lo aparto de mí con un empujón que, como no, le hace reír. En mi cabeza me imagino dándole una bofetada, gritándole que me deje en paz y volviendo con Kyuhyun. Pero no puedo siquiera levantar la mano antes de recordar dónde estamos. Si la gente no se ha exaltado lo suficiente con el beso, lo haría con esto. Decido guardarme la rabia para cuando estemos solos y girarme hacia la barra para coger mi lata de cerveza fría. La abro, le doy un sorbo y suspiro.

Él se apoya a mi lado, destilando diversión.

—¿Dejas que te bese y luego me ignoras? Qué cruel, Donghae, y eso que soy yo quien viene del infierno.

Aprieto los dientes. Quiero dejarlo y volver con Kyuhyun, pero eso significaría otro montón de preguntas que en este momento no tengo ganas de responder. Sin embargo, quedarme con Hyukjae tampoco suena utópico. Está claro que no debería haber respondido ese beso, a pesar de lo bueno que ha sido y los húmedos recuerdos que ha hecho fluir en mi mente. No voy a negar que me ha gustado. No podría. Lo que debo hacer es impedir que pase de nuevo. Tanto el beso como todo lo otro que me apetece hacerle en este momento.

Le doy otro largo trago a la cerveza mientras aprieto la lata con fuerza. Como está helada, me ayuda a disminuir el calor y me calma levemente el ardor en el labio inferior. Me lo chupo y tiemblo. Todavía sabe a sangre.

La camarera se detiene delante de mí. Alzo la cabeza creyendo que va a decirme algo, pero está mirando hacia mi derecha con las mejillas ruborizadas.

—Lo mismo que él —pide la voz de ese insufrible demonio.

Ella asiente, me mira y vocaliza "suertudo" antes de caminar hacia la nevera donde guarda las latas. No sé si creerá que estamos saliendo o solo me envidia por haber conseguido un beso de alguien tan atractivo. Tampoco sé lo que creerán los demás, pero no me importa porque prácticamente nadie sabe quién soy. Es una universidad muy grande, con muchísimos alumnos, por lo que sería complicado llamar demasiado la atención solo con eso.

No obstante, soy consciente de cómo la camarera vuelve a acercarse para servirle la cerveza y se queda mirándolo fijamente. Lo miro a él, que le sonríe de lado mientras abre la lata, que se mantiene fijo en ella mientras bebe, que ríe grave mientras ella se pone más y más roja con el paso de los segundos. Pongo los ojos en blanco.

Una chica grita que quiere un zumo, así que ella, muy a su pesar, le sonríe tímidamente a Hyukjae y sale corriendo. Oigo risas femeninas en la lejanía.

—Pídele su alma —digo en voz baja. Realmente no sé si es una broma o solo lo he dicho porque estoy nervioso, pero me siento aliviado cuando niega con la cabeza.

—No me apetece —me contesta en el mismo tono. Bebe, hace una mueca y mira el envase— ¿Cerveza sin alcohol? ¿Qué clase de bar es este?

—No es un bar, es la cafetería de la universidad.

—Oh, entiendo... —mira sobre su hombro, a su alrededor, y luego a mí de nuevo— Esto será divertido.

—Ni lo pienses —le exijo, apuntándolo con un dedo.

Él levanta las cejas.

—¿Eso es una amenaza?

—No, es... es... no sé lo que es —admito y me aclaro la garganta. Le oigo reír, pero finjo que no para poder continuar. Para poder cruzar mis ojos con los suyos y no perderme en el intento— Solo no hagas nada... demoníaco.

Interpreto por su mirada que soy la primera persona que le pide algo parecido. Tampoco sé si ya ha acosado a más personas antes o no. No conozco de su historia más que su nombre, cómo lo representan y que no suele pasar mucho tiempo en este mundo. Aunque si nunca ha estado aquí más de un día, quizás sí sea yo su primer humano difícil.

Hugs with the Devil [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora