Hyukjae me aparta y se coloca delante de mí con los brazos estirados. Mi dolor de cabeza ha aumentado hasta niveles exagerados en pocos segundos y tengo tales ganad de vomitar que sopeso la idea de dar media vuelta y volver al baño. Pero no lo hago.
—Moscas —digo, como si no fuera obvio—. Es Belcebú, ¿verdad? Poseyó a Yunho en aquel ritual.
—No está poseído —contesta mi novio seriamente—. Es peor.
—¿Peor que ser poseído por un demonio? —chillo.
Me trago la arcada que sube desde mi estómago, aparto el brazo de Hyukjae y me coloco a su lado. Ignoro su ceño fruncido mientras tomo aire. Tal vez yo esté mareado por la resaca, pero él no tiene poderes, así que no puede reprocharme nada, pues, si Yunho es humano, significa que puedo tocarlo, que vamos a poder defendernos si nos ataca, cosa que estoy más que seguro que quiere hacer. Sus ojos inyectados en sangre gritan venganza. Sus puños cerrados van a dirigirse hacia nosotros en cualquier momento. Sus pasos arrastrados y lentos no son dignos del Yunho que conocemos, por lo que, aunque no haya sido poseído por el rey de las moscas, tengo claro que éste ha jugado con su mente. Definitivamente es peor.
Escucho mi respiración agitada y mi acelerado corazón mientras seguimos quietos en medio del pasillo, sin hacer nada más que mirar cómo Yunho se nos acerca sin prisa. Ni Hyukjae ni yo queremos ser los primeros en atacar. Desconozco sus razones, pero yo sé que no me sentiría bien haciéndole daño sin que él haya intentando hacérmelo a mí primero. ¿Y si viene en son de paz? ¿Y si Belcebú lo ha mandado para hablar porque se ha enterado de que Astaroth estaba revelándome la verdad? ¿Y si Yunho ha conseguido manejar su cuerpo a pesar de la influencia demoniaca y viene a pedirnos ayuda?
—Soy yo el que debería despertar contigo en ropa interior —gruñe Yunho.
Me doy cuenta entonces de que sigo en bóxer, pero no tengo tiempo ni para preocuparme por ello. De repente Hyukjae rompe distancias con él, levanta el brazo y estampa el puño contra su cara, tirándolo al suelo con tanta fuerza que su espalda resbala unos centímetros hacia atrás. Luego se le sienta encima y lo agarra del cuello de la camiseta. Yo me quedo donde estoy. Por mucho que quiero correr hasta ellos, mis pies no se despegan del suelo. No porque me hayan hechizado, sino porque siento que, si doy un solo paso, me caeré.
—¿Dónde está Belcebú? —exige saber Hyukjae.
Yunho se ríe y, aunque recibe otro puñetazo, solo escupe la sangre y vuelve a reír.
—Pégame otra vez. Pégame hasta que Donghae se dé cuenta de que eres un...
Otro golpe. Más risas. Veo cómo Yunho agita las piernas en el aire de forma extraña, como si fuera a poder escaparse a pesar de que Hyukjae se encuentre sentado sobre su abdomen. Trago saliva al ver también que Hyukjae levanta el puño ya manchado de rojo. Quiero detenerlo, sí, pero sé que no recibiremos respuestas si somos benevolentes. Por desgracia, las cosas no funcionan así. El amable y simpático chico con el que salí el año pasado no es el mismo que tose bajo el cuerpo de mi novio.
Si tan solo supiera cómo hablar con Belcebú y pedirle que pare todo eso, lo haría. Pero es muy posible que no saliera vivo de allí. Nada que pueda salvarnos de una guerra entre ángeles y demonios va a ser fácil.
Se me escapa una risita psicótica.
Por mi culpa se puede desencadenar el fin del mundo.
¿Cómo se supone que voy a asimilar eso? ¿Cómo se supone que voy a aceptar en cuestión de minutos que soy un puñetero ángel? ¿Alma pura? Vale. ¿Novio demonio? Por supuesto. ¿Conocer a Lucifer y a Lilith? Está bien. ¿Que unos demonios de pacotilla quieran matarme? Ahora tiene mucho más sentido, aunque preferiría seguir creyendo que soy solo un humano con mala suerte.
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Hugs with the Devil [EunHae +18]
FanfictionDonghae solo quería tener un poco de sexo la noche de Halloween, así que no le costó mucho aceptar al chico vestido de rojo que le ofrecía una noche increíble en su casa. Lo que Donghae no esperaba es que Astaroth no fuese el disfraz de Hyukjae, sin...