75. Conde

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Lo primero que compruebo al entrar en casa de Hyukjae es que el cuadro sigue frente a las escaleras. Una vez lo veo, el resto de la casa me es bastante indiferente, aunque me alegra que siga como estaba antes de que me fuera. Lo único que destaca son las bolsas de la compra sobre la mesa de la cocina y la televisión enorme que se encuentra encendida en el salón, aunque nadie está viéndola.

—He salido corriendo tras Kyungsoo —me explica. Se inclina a por el mando y la apaga, aunque luego parece arrepentirse y la vuelve a encender— ¿Quieres ver algo? No estoy muy puesto en redes sociales, pero creo que me he visto todas las series de todos los catálogos. Gajes del oficio.

Me río por cómo lo dice. No creo que entender todos los idiomas y no tener nunca sueño sea un gaje. Después de tres años, ya me gustaría a mí tener esa capacidad para ponerme al día con todo antes de que aparezca Belcebú.

Y hablando de ponerme al día, hay algo mucho más importante que la televisión o el internet justo delante de mí.

Ya que no puedo ver a mi familia ni a mis amigos. Ya que voy a tener que quedarme encerrado en esa casa hasta nueva orden. Ya que hace "tres años" que no nos vemos, creo que nos merecemos un buen reencuentro. No estaremos infringiendo las normas que le enseñaron en sus clases de civismo si le ordeno a Kyungsoo que se vaya.

—Dame eso —le pido el mando. Apago la televisión, lo dejo sobre la mesita de centro y me giro hacia el golem— Quédate vigilando, ¿vale?

—Sí, Donghae —asiente, y se va hacia la entrada.

Lo veo desaparecer con una sonrisa. Resulta extraño que haya echado de menos algo que yo sé que escuché hace poco, pero a mi cuerpo y a mi consciencia les va a costar bastante ponerse en sincronía. Tengo casi veintisiete años. Me froto el puente de la nariz y vuelvo a girarme. Sé que debería, pero lo último que me apetece es pensar en eso. Llevo desde que abrí los ojos dándole vueltas a la cabeza y lo único que estoy consiguiendo es confundirme más.

—¿Va todo bien, muñequito?

Asiento ante su voz, ante sus palabras. Busco sus ojos con los míos, estiro los brazos y rompo la distancia que nos separa abrazándome a su cuello. Lo beso sin que se lo espere, razón por la que enseguida me empuja levemente para separarme.

—¿Qué pasa? —cuestiono.

—¿Vamos a follar o solo a besarnos?

—Pues esperaba que lo primero... Aunque lo entendería si te apeteciera más lo segundo. Es decir, para ti ha pasado mucho más tiempo que para mí, así que supongo que todavía debes asimilar que estoy aquí. Pretender que me folles tan repentinamen...

Presiona un dedo sobre mis labios para callarme. Lo miro con detenimiento a través de mis pestañas, que también son más largas que antes, y observo la forma en la que sus gruesos labios se curvan en una sonrisa lasciva.

—Nada me apetece más que follarte —baja la mano de mi boca a mi barbilla—. Masturbarse está bien, pero no se compara a estar dentro de mi muñequito.

Se pasa la lengua por los colmillos y se agarra a mi culo con su mano libre. Gimo ante el sencillo pero excitante gesto.

—¿Entonces?

—¿Prefieres que me cobre ahora los tres años o que vaya poco a poco?

—Haga lo que usted quiera, señor Astaroth.

Lo noto. Noto cómo salen sus garras. Unas se me clavan en las nalgas y otra, la de su pulgar derecho, en el labio inferior. Se le tornan los ojos de color azabache mientras me lo acaricia. Jadeo y presiona hasta que duele.

Hugs with the Devil [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora