Ya se notaba que era de día, la luz entraba por los rincones de la ventana, me desperté abrazada a Bruno, levanté la mirada y allí lo tenía, dormido tan cerca de mí, me quedé mirándolo, cuando dormía era un ángel, tenía ganas de probar sus labios, de besarle, pero no quería complicar más el tema, no quería liar algo que al final no supiera como salir.
Mientras lo miraba, Bruno abrió los ojos y me miró fijamente.
No se lo pensó dos veces, y sus labios tocaron los míos, los acarició, y yo por mucho que mi mente me decía que no, mi corazón me decía que me entregara a él que no me resistiera, que lo quería y que lo deseara, así que me deje llevar.
Mis labios correspondieron a los besos que él me daba, nuestros besos eran delicados, llenos de ternura, las lágrimas de Bruno empezaron a brotar de sus ojos, nuestros besos se mezclaban con sus lágrimas.
No quiero perderte a ti también - me dijo.
No me digas que no somos nada - me decía - porque para mí, tú eres todo.
Bruno - le dije, mientras que con sus dedos tocaron mis labios, para que me callara.
Empezó a besarme otra vez y sus manos esta vez, acariciaba mi cuerpo, subiendo y bajando por mi espalda, metiendo sus manos por debajo de mi camiseta.
Mis manos acariciaban su cuello, su pecho desnudo, agarraban su cabello, cada vez nuestros cuerpos se acercaban más y más.
Nuestras caricias se convertían en deseo, notaba los dedos de Bruno clavándose en mi cuerpo.
Mi cabeza volvió a la realidad al notar un golpe en la puerta era Jaime.
Chicos, el desayuno ya está listo - nos dijo - tenemos que irnos rápido.
Bruno se tumbó boca arriba y suspiraba mientras se ponía las manos en la cara.
Perdóname - me suplicaba.
Vamos a desayunar.- le dije, mientras estaba sentada, dándole la espalda.
Nos levantamos y me puse bien la camiseta del pijama, Bruno se puso un pantalón de deporte.
En ese momento recibí una llamada de Miguel.
Hola dime - le saludé.
Tú estás loca no? - me gritaba tanto que hasta Bruno puso mala cara.
Ya lo sé, ha perdido el trabajo, pero.... - le intentaba explicar la situación, pero me interrumpía.
Pues claro!! - me seguía gritando pero esta vez Bruno, estaba con cara de preocupación.
Ya los sé Miguel pero no me chilles - le decía tranquilamente - he tenido que ir a otro sitio.
Con Bruno no? - me preguntaba.
Sí, no podía dejarlo solo - le intentaba explicar - ahora no puedo hablar, te llamaré más tarde, te quiero besos.
Llámame!!! - me decía mientras colgábamos.
Todo bien? -me preguntó Bruno.
Sí, todo bien - le dije, mientras salía por la puerta.
Bruno me cogió de la mano, sin dejar que siguiera andando, estábamos en el pasillo.
No, enserio, que pasa? - me preguntó.
Nada, es una larga historia, no hay tiempo -le dije.
Si hay tiempo Ari, dime¡ - me dijo.
Resoplaba, siempre Bruno era tan ansioso, odiaba eso de él, no podía esperar a conocer algo que él quería saber.
Nada, que el trabajo de España, que pedí la excedencia pues ya lo he perdido, tenía que presentarme hoy a la oficina, y como no lo he hecho porque estoy aquí, pues he perdido el trabajo - le dije - contento, podemos ir a desayunar, y olvidarnos de esto?