Bruno tuvo que repetirlo, estaba en shock.
Ariadna quieres casarte conmigo? - preguntó otra vez.
Bruno yo te quiero y te quiero mucho, pero....... - Me solté de su mano y di dos pasos atrás.
Bruno se levantó y me agarró fuerte para que no me marchara.
Dame una oportunidad, y te juro que haré que valga la pena - me dijo, volviéndose a poner de rodillas delante de mí.
Mi cabeza decía que no, que me fuera, que no era lo que me convenía, que era un paso enorme en nuestra relación, que no me fiara de sus promesas, pero mi corazón decía que sin él no podía ser feliz, que la relación fue complicada desde el principio, pero valía la pena, que no perdía nada y que podía ganarlo todo.
Ariadna quieres ser mi mujer para el resto de nuestras vidas? - me preguntó.
Miré a Bruno, su mano temblada, y su mirada era de preocupación.
Si Bruno, quiero - le dije con una gran sonrisa.
Bruno cambió su cara, se levantó y me abrazó tan fuerte que me hacía que no pudiera respirar, me daba vueltas.
Paró y nos quedamos de pie uno delante del otro, mirándonos, como dos enamorados.
Te quiero - me dijo
Y yo - le dije.
Bruno me enseño el anillo colocándomelo en mi dedo.
Este anillo era de mi madre, era su anillo de compromiso que le regaló mi padre, ella me lo entregó, cuando volvimos a estar juntos - me explicaba, mientras mis lágrimas empezaban a surgir, Bruno levantó su mano para secar parte de ellas - ella vino a casa, y me lo dio, diciéndome que había encontrado la mujer de mi vida, y que cuando pensara en pedirte que te casaras conmigo, usara su anillo, ella quería que fuera para ti.
Bruno, la echo tanto de menos - le dije sin poder controlar mis lágrimas, mientras que Bruno me abrazaba - lo voy a llevar siempre, Bruno.
Bruno me cogió en brazos y me llevó a la habitación, estaba igual de preciosa que el resto de la casa, en cada esquina de la cama había unas velas en el suelo, la cama llena de pétalos de rosas.
Ansiaba sus labios, aún no los había tenido, los miraba fijamente, miraba a Bruno sin apartar los ojos.
Su mano bajó mi cremallera que tenía en un costado, luego empezó a subir suavemente desde mi cintura hasta mi hombro, bajó mi tirante delicadamente y lo mismo hizo con el otro tirante, sin dejar de mirarme bajó mi vestido hasta que tocó el suelo, quedándome desnuda delante de él.
Su mirada bajada despacio y recorrió todo mi cuerpo, sus ojos ardían de deseo por tenerme, su mano se aposentó parte en mi cuello parte en mi barbilla, con su dedo rozaba mis labios, lo que me provocaba mi excitación, mi boca entre abierta, dejando que recorriera por todo, mi lengua tocó con delicadeza su dedo, en ese momento Bruno suspiro, cerrando sus ojos, respiraba cada vez más rápidamente al notar más y más mi lengua sobre su piel.
Mis manos desabrocharon su pantalón y cayó al suelo en un instante, fueron subiendo y desabrocharon su pajarita y su camisa en un solo movimiento, la chaqueta, camisa y pajarita ya no estaban en su cuerpo.
Di un paso hacía Bruno, necesitaba tenerlo más cerca, nuestros cuerpos se rozaban, él puso sus manos en mi trasero apretándolo con fuerza, mis manos jugaban con su cabello.
Mi cuerpo no podía resistirse más y mis labios se fueron acercando cada vez más a los suyos, hasta que los noté, provocando suspiros entrecortados mientras nos besábamos. Mis labios besaban despacio los suyos, y poco a poco Bruno abrió su boca para dar paso a mi lengua, jugando con la suya, excitándonos por momentos, suspirando de pasión, lentamente, cada vez un calor interno se apoderaba de mí, no podía dejar de sentirlo.