Capitulo 42

1K 60 25
                                    

Pasaron los días y yo estaba en la cama, Bruno me traía a veces la comida, hasta que se enfadó y se alteró, hizo que fuera al comedor a comer.

Quieres comer? - me preguntó, su cara no era como siempre, estaba enfadado.

Yo asenté con la cabeza.

Tu plato está en el comedor, junto con el mío - me dijo - sólo tienes que levantarte.

Yo lo miré, no entendía porque estaba así conmigo, mis ojos demostraban tristeza, desgana por la vida.

Pero me levanté de la cama, ayudada por Bruno, estaba débil.

A partir de ese día ya me levantaba más a menudo, no quería tener problemas con él.

Cada noche dormíamos juntos, pero al mismo tiempo separados.

Yo me colocaba en una esquina de la cama, y cuando Bruno venía, él suspiraba y se colocaba en el otro lado de la cama, tenía cuidado en no tocarme, ya se estaba acostumbrando.

Yo me sentía protegida con él a mi lado, respiraba cuando venía, me sentía bien tenerlo cerca, pero no muy cerca.

Le quería pero no sabía porque me sentía de esta forma.

Los días pasaban, e iba a visitar al psicólogo, él hablaba y hablaba y yo escuchaba, pero cuando salía de la consulta todo volvía a estar de la misma forma, no avanzábamos.

En las mañana me levantaba y me duchaba, no me miraba la cicatriz, en ningún momento la había visto. La evitaba constantemente.

Para las curas, era Bruno que con mucha delicadeza las hacía sin tocar mi piel con su piel, siempre el contacto era con las gasas. Yo siempre tenía los ojos cerrados para no verla.

Sí te duele, me haces algo y yo paro - me decía - no te preocupes estoy aquí, vale?

Yo le decía que sí con la cabeza, me separaba el pantalón y la camiseta, tenía la cicatriz tapada. El me la destapa, y me la curaba.

Ya he acabado - me decía - ya puedes abrir los ojos, amor.

Un día pasé por el comedor y allí estaba él, sentado en el sofá mirando la televisión, pasé de largo hacia la terraza, metí mis piernas en la piscina, y me puse los auriculares.

Pasó un tiempo, y Bruno se sentó a mi lado.

Que escuchas? - me preguntó

Yo le señalé a él

Me estas escuchando? Puedo? - estaba sorprendido

Le di los auriculares y se puso a escuchar.

Pero sí me tienes aquí, porque me escuchar por el iPod? Ven? - me lo dijo mientras se levantaba.

Me levanté también y me tendió su mano.

Estuve pensando en dar el paso al contacto físico con Bruno tal y como me indico mi psicólogo.

Alargué mi mano hacia la suya. Mi corazón latía con fuerza, el roce de su piel, hacia que mi piel se estremeciera.

Bruno sonrió, y me llevó dentro de casa.

Nos sentamos y buscó su guitarra.

Se puso delante mía y empezó a tocar, y a cantar.

Me encantaba escuchar su voz. Sonreía todo el rato, y veía que él era también un poco más feliz cada vez que veía mi sonrisa.

Ya era de noche y vino Eric a cenar con nosotros.

Cenamos y hablaron de sus cosas mientras yo escuchaba y observaba todo.

Lo positivo de todo, era que Bruno estaba aprendiendo a leer mis ojos, sabía lo que pensaba en todo momento y eso hacia que estuviera más cómoda.

Estaba pendiente de mí, aunque no me tocara notaba sus caricias con su tono de voz que ponía.

Eric se marchó.

Echo de menos tus abrazos - me dijo Eric - pero se que algún día los volveremos a tener.

Me fui a la cama, a mi esquina como cada noche.

Después de una hora Bruno subió e hizo el mismo ritual, se quitó la ropa y se puso en su lado de la cama, escuché su suspiro.

Estuve un tiempo pensando en lo que éramos antes, no hacia mucho tiempo de eso, pero había cambiado mucho la situación.

Me puse boca arriba y vi a Bruno de reojo, que estaba en la misma situación que yo.

Sus brazos los tenía debajo de su cabeza, miré más abajo y vi su pecho desnudo.

Tenía ganas de tocarlo, de que me abrazara, hacia días que esa sensación no la tenía, podría haber desfilado desnudo delante de mí y ni cuenta me hubiera dado.

Si quería recuperar mi vida, tenía que intentar dar pasos pequeños, para ir evolucionando, si me quedaba estancada, iba a perder a Bruno también.

Así que lo hice.

Me acerqué a él poco a poco, él notaba como me estaba acercando, pero no hizo ningún movimiento, no quería que me volviera a mi sitio.

Mi cabeza se apoyó en su pecho, y mi mano se acomodó en su cuerpo.

Notaba su respiración más agitada, más rápida, más nerviosa.

Puedo tocarte? - me preguntó

Yo moví la cabeza, afirmando su próximo paso.

Bajó su brazo despacio y lo dejó en mi cintura.

Me acariciaba lentamente y suspiraba.

Te echo de menos - me dijo.

Noté su voz entrecortada, estaba llorando, yo también lo echaba de menos, pero no podía ir tan rápida, necesitaba tiempo.

Mi mano acariciaba suavemente su pecho y mi cabeza se acomodó en él, me quedé dormida.

Bruno no apartó su mano de mí, ni su cuerpo en toda la noche.

Otro capítulo!! Como veis el avance de Ariadna?? Espero vuestros comentarios. Gracias por leerme !!!

Bruno mi pasionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora