Terminamos de limpiar el coche, con todo ya era la hora de comer.
Me voy a cambiar, que me has dejado mojado, mojado. - me dijo Bruno.
Claro y ahora qué hago yo, que no tengo muda - le recriminé.
Ven - me dijo mientras alargaba la mano.
Le di mi mano y me llevó hacia su habitación, no me acordaba que cuando me fui de viaje, dejé mi ropa en su casa, y la tenía tal cual la había dejado.
No me acordaba - le dije - y no la has quitado?
No, sabía que en algún momento, volverías - me dijo mientras me abrazaba por la espalda y me besaba el cuello - y no me he equivocado.
Me di la vuelta para besarle - TE QUIERO - le dije.
Yo también, soy tan feliz tenerte aquí en casa, aunque sea así - me dijo.
Me quité la ropa y estaba desnuda.
Ufff, creo que estoy enfermo - me dijo.
Por? - le pregunté dándole la espalda, mientras buscaba unos pantalones y una camiseta o camisa.
Acabo de hacer el amor contigo, y te veo desnuda y me vuelve a entrar las ganas de tenerte - me contestó.
Mmmm - me giré
No atrás, ese cuerpo desnudo lo quiero lejos de mi!! - me dijo riéndose y haciendo sus caras.
Vale - le contesté - nunca voy a hacer nada que no quieras, así que me lo vas a tener que suplicar.
Yo, suplicarte - me dijo - nunca.
Me di la vuelta para verle la cara, y estaba mirando al suelo, hablando él sólo.
Loco, más que loco - le dije - ya vendrás, hay muchas horas, muchos días por delante.
Me vestí y nos fuimos a la cocina a preparar la comida.
Bruno no paraba de besarme y yo a él, por lo que la comida se alargó más de la cuenta, cada momento nos parábamos para acariciarnos, abrazarnos, mimarnos.
Nunca me había gustado cocinar, pero estar así con él, era lo más bonito del mundo.
Mandé a Bruno a poner la mesa, mientras yo terminaba la comida, saqué los platos y allí estaba él, sentado esperándome.
Le puse su planto delante y nos besamos.
Nos mirábamos como si no hubiera nadie más en el mundo que nos hiciera más felices que nosotros dos. Estaba feliz esa era la relación que yo quería con él, tener los típicos problemas de cualquier relación con sus altos y sus bajos.
No quería la relación con los problemas de locos y locas que habíamos tenido hasta ahora y seguiríamos teniendo hasta saber quién era la persona que amenazaba constantemente.
Mientras comíamos mi teléfono sonó. Era un mensaje del pesado de Brad.
Hola que haces? He ido a tu casa pero no estabas? Todo bien?
No me puse en línea, no sabía que contestar, así que le di mi móvil a Bruno para que me dijera algo.
Es pesadito el tío - me dijo - tengo unas ganas de decirle realmente con quien estás.
Que le contestó? - le pregunté.
Es obligatorio contestar? - me preguntó - ahora mismo? Ya?
No claro que no, pero algo tengo que decir - le dije.