Capítulo 97

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Tocaron a la puerta, eran las diez de la mañana, me desperté abrazada a mi gorila, esperaba que Sharon o Héctor abrieran, pero no escuchaba ningún movimiento.

Volvieron a tocar, suspiré y me levanté, me puse una camiseta larga y unos pantalones, y me fui hacia la puerta, abrí.

Hola - dije, al chico que estaba delante de mí.

Hola, tengo un paquete para la Srta. Ariadna Sanchez - me dijo.

Soy yo - contesté.

Aquí tiene - dándome una caja - si me puede firmar aquí como que lo ha recibido.

Se acercó para que pudiera firmar la hoja, firmé y le devolví el bolígrafo.

Muchas gracias, espero que tengo un buen día - me dijo, mientras se marchaba.

Igualmente - le contesté.

Me fui hacía la mesa para apoyar la caja y así abrirla. Era una caja rectangular no muy alta pero bastante larga, llevaba una cinta que se unían para formar un lazo en el centro de la caja, podía imaginar de quien era, pero no lo que había dentro. El sueño que tenía se había esfumado, y abrí la caja.

Había un vestido, negro, lo saqué de la caja, y me fui al espejo a verme como me quedaba por encima de la ropa, era corto, de tirantes y la espalda totalmente descubierta casi hasta el final, un poco más y se me vería hasta el culo, pensaba.

Era sencillo, lo que llamaba la atención del vestido, era su espalda totalmente abierta y los brillantes que estaban en la parte del hombro en los tirantes.

La nota pensé, y me fui en busca de algo por dentro de la caja, estaba nerviosa, pero la encontré.

Esta noche quiero que sea la mejor noche de nuestras vidas.

Mi cuerpo empezó a saltar, como una niña, pero tenía que controlarme no estaba sola en casa, y los podía despertar con mis saltos y mis pequeños y controlados gritos.

Me fui a la habitación a probarme el vestido, sólo faltaba que no me viniera bien, pero me venía clavado, no me sobraba ni faltaba en ningún sitio, me quedaba perfecto, parecía que Bruno aún se acordaba de cómo era mi cuerpo.

Me lo quité y lo colgué en el armario para que no se arrugara, me fui a duchar ya no iba a volver a la cama, tenía todo menos sueño.

Las horas pasaban muy lentamente ya tenía ganas que me mandara cuando nos íbamos a ver, necesitaba saber que iba a pasar, pero no sabía lugar, así que estaba a la espera que Bruno me dijera algo.

Eran las dos de la tarde e íbamos a comer algo, la verdad es que no tenía mucho apetito, cuando nos sentamos llamaron a la puerta, y fue Sharon.

Hola - dijo ella, mientras abría la puerta.

Hola, estaría la Srta. Ariadna Sanchez, tengo un paquete para ella - dijo el muchacho.

Si, un momento - dijo Sharon - Ari, otro paquete¡

Estaba sorprendida, y me levanté.

Hola, soy Ariadna - le dije.

Aquí tiene, si me puede firmar aquí - me dijo, señalando donde tenía que hacerlo.

Le firmé y nos despedimos, cerrando la puerta después.

Esta vez el paquete era más pequeño, pero envuelto de la misma forma, estaba nerviosa, y lo abrí ante Sharon y Héctor, que no paraban de gritar.

Unos zapatos¡ - dijo Sharon, entusiasmada.

Son preciosos - dije yo.

Eran unos zapatos negros, no muy altos, con el tacón lleno de brillantes a juego con los que llevaba el vestido en los tirantes.

Bruno mi pasionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora