A la mañana siguiente, preparamos las maletas y nos fuimos a Hawaii, pasaríamos las Navidades, mis primeras Navidades con Bruno y en familia, quien me hubiera dicho a mí, hija única, sin mis padres, y pasando estas fechas, con una familia enorme.
Todo me gustaba de Bruno, él al completo y su gran familia.
Llegamos al aeropuerto, y nos esperaba Eric.
Hola, como estáis? - nos preguntó, dándole un abrazo a Bruno, y a mí me dio un beso. - No te abrazo porque sé que te dolería, no es porque te haya dejado de querer - me dijo mientras me guiñaba el ojo.
Nos fuimos hacía su casa, yo miraba por la ventana y era todo tan precioso.
Llegamos y salimos del coche, y estaban todos para recibirnos, estaba tan feliz de volver a verles a todos.
Todos se alegraron de vernos, nos besamos y saludamos.
Bruno se acercó a su padre, lo besó y abrazó.
Papa, te presento a Ariadna, eres el último en conocerla - dijo Bruno, acercándose a mí - tu eres como el postre ja ja ja ja - se reía a carcajadas Bruno.
Hola Ariadna, es un placer, me han hablado mucho de ti - me dijo, dándome dos besos, intentando aguantar la risa que le había provocado el comentario de Bruno - te encuentras bien? Quieres descansar?
Si estoy bien, gracias - le dije
Te hubiera dado un recibimiento más cálido, pero no quiero hacerte daño - me dijo mientras me sonreía.
Cuando me recupere - le dije.
Entramos todos a casa.
Ven amor, te voy a enseñar nuestra cama del amor! - dijo Bruno en voz alta.
Bruno¡ - le dije, mientras el resto se reía.
Dejamos la maleta y empecé a abrirlas para que la ropa no se arrugara.
Ya lo hacemos luego, ven¡ - me dijo, agarrándome por la cintura.
Bruno empezó a besarme, no podía evitar separarme de él, sus labios me atraían, empezó a bajar sus manos por mi cuerpo, y me apretó el culo, lo agarraba con fuerza, eso hizo que me excitara más aún, sus manos no paraban de acariciarme, ya sabía por donde tenía que ir con suavidad, y donde podía agarrar con fuerza.
Su boca mordía mi cuello, y yo suspiraba cada vez más, me apretó contra él y noté su excitación.
Bruno, para... - le susurré.
Por? - me preguntó - ya han pasado los días que dijo el médico, ya te puedo agitar bien, como dijo él.
Bruno, tus padres, tus hermanos, tu familia¡ - le dije.
Que problema hay - paró y me miró, me dijo casi con mirada de no entender.
Pues eso, que están allí todos - le dije.
Lista me has salido, y nosotros aquí - me dijo.
Ya sabes a lo que me refiero, no te hagas el tonto - le dije.
No te apetece? - me preguntó.
Si, ahora mismo te rompería la camiseta - le dije - pero no es el momento.
Se quedó frio, estaba como mosqueado, parecía que no comprendía que pudiera estar incomoda haciendo el amor en el dormitorio, recién llegada del aeropuerto, mientras su familia estuviera en el comedor.
Pues nada, a sacar la ropa, que remedio - me dijo con tono burlón.
Dentro de nada, no voy a saber cómo se hace¡ - me recriminaba.