3.

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- Buen día.- entrecerré mis ojos y le miré. Siempre estaba sonriendo.

- Quitá la luz, la concha de la lora.

Me di la vuelta, quedando boca abajo intentando taparme del sol. Le oí reír y luego noté la sábana moverse mientras desaparecía el peso del otro lado de la cama. Volví a abrir mis ojos y me lo encontré de espaldas a mí, sin camiseta, abrochándose los pantalones.

- Como me sigas mirando me desgastas.- dijo dándose la vuelta y rápidamente me hice la dormida.- Boluda.

- Eso no decías anoche...

Abrí mis ojos y le sonreí con picardía mientras él comenzó a reírse, tirándome la remera a la cara. Me senté en la cama, tapándome con la sábana. Él suspiró y buscó otra remera en su armario antes de acercarse a mí y sentarse a mi lado.

- ¿Qué tal dormiste?

- Si a eso lo llamas dormir...

- Te levantaste con ganas de fiesta eh.- dijo entre carcajadas y sonreí mordiendo mi labio inferior.- Dale, vestite y te llevo al trabajo.

- Uh, que paja.- me dejé caer en la cama y volvió a reír, acercándose a mí.

- Dale, te espero abajo, no tardes.

Resoplé y me enseñó sus dientes mediante una sonrisa.  Después, se acercó más hasta darme un beso, más corto de lo que deseaba, y desapareció. Volví a resoplar y eché mi pelo hacia atrás, colocándome mejor en la cama antes de levantarme y buscar mi ropa, que estaba esparcida por toda la habitación.

Arrastré mis pies por las escaleras hasta llegar a la cocina. Ya allá, saludé a la abuela de Mateo y a él mismo, que me tiró una manzana para que me sentara mientras ya me la desayunaba. Después, los dos recogimos nuestras cosas y nos fuimos a su coche.

- Llegamos.

- Luego me voy con Martina a comer.

- Vale, llamame si pasa algo.

Asentí con una sonrisa y abrí la puerta del auto. Le besé y me fui a trabajar durante toda la mañana.

Cuando llegó la hora de comer, le di la última llamada a mi jefe y luego pude salir del edificio. Llamé a Martina y caminé un par de cuadras hasta llegar al restaurante donde ella me esperaba sentada en una mesa para dos.

- Hola.- la abracé como saludo y me senté.

Comenzamos a hablar y Martina no hacía más que preguntarme por mi relación con Mateo y yo sólo respondía sin ganas e importancia. Al fin y al cabo sólo pasó de ser mi mejor amigo a mi novio.

Terminamos de comer y fuimos a su casa caminando. Allá estaba sólo Tomás, acostado mirando al techo mientras fumaba. Dejé mis cosas en la entrada y me acerqué a él.

- Lucía.- Tomás se incorporó y me sonrió.- Que lindo verte.

- Igualmente.- sonreí y me senté en el sillón.- ¿No vas con los pibes?

- Uh no, me da paja. Están todos grabando.

- ¿Nueva música?

- Obvio, van a por otra gira ya.

Me quedé hablando con CRO toda la tarde, sobre todo de su música. Y mientras, Martina nos dejó solos para irse a laburar, ya que su turno esta semana era por la tarde.

- ¿Qué tal vos?

- Bien, bien, ya sabes.

- Hombre, al menos por Europa eh.- sonrió con picardía y solté una pequeña carcajada.

- Bueno, se hace lo que se puede.

- Ya.

Rió levemente y su sonrisa se mantuvo en su cara durante varios minutos mientras se hacía un porro. Los dos acabamos aburridos y me avisó que se iba con los pibes, por si quería ir a la grabación.

- No, mejor no.

- ¿Por qué?

- No sé...- miré hacia el suelo y le escuché toser, supongo que la calada fue fuerte.- No creo que...

- Está bien, lo entiendo.- me sonrió y suspiró.- Pero este viernes hay joda en el boliche que está por acá, vos sabés cuál es, ¿No?

- Sí, obvio.

- Pues si querés venir, allá estaremos todos.

Asentí y los dos nos levantamos. Me subí a su auto y me llevó de vuelta a casa. Me despedí de él y entré.

No había nadie, ni mi hermano pequeño estaba. Aburrida, llamé a mi otro Tomás, mi mejor amigo, para que viniera a ver una película conmigo.

No Me Llores (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora