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Abrí la puerta aunque no esperaba a nadie. Era por la mañana, Martina ya había salido a laburar y yo estaba a punto de hacerlo cuando la puerta sonó.
Al otro lado, Paula y su novio me sonreían y esperaban a que saliera de mi asombro para abrazarme.
- Se me olvidó que hoy iba a casa a cenar.
- A mí no, ya sabés, el viaje y todo.
- Me lo imagino, ¿Qué tal todo?
- Bien, nosotros bien.
- Ya me contó mamá que rompiste con Mateo.
- Rompió él.
- ¿Que fue ahora?
- Le engañé.- dije mientras caminábamos a la cocina.
- ¿Se lo contaste?
- Estaba borracha.
- Mamá me dijo que estabas em...
- Me emborraché y tuve un aborto natural por culpa de mi pelotudez.
- Vaya...
- Ya, lo sé, pero poco a poco estoy mejor.
- Se ve.
- ¿Y qué tal ahora? ¿No hablaste con Mateo?
- Quizás dos veces desde aquello, pero ya lo estoy olvidando.
- Por dios, Paula, si rompemos decime que no me vas a olvidar tan rápido.- reí viendo al novio de mi hermana mirarla asustado.
- Bueno, eso es que hay alguien más.
- Lo hay, pero tengo que irme a laburar así que lo sabremos en el próximo capítulo. Chao.
- Te acompañamos.
Ella sonrió y yo la fulminé con la mirada, siguiendo mi camino hacia la puerta mientras me colocaba mejor la campera.
- ¿Y quien es?
- No lo voy a...
- A lo mejor es con quién le engañó.- dijo de repente su novio y le maté con la mirada.- Perdón.
- Así que él...
- No sabes quién es.
- Mauro.
- ¿Qué? ¿Cómo lo sa...?
- Porque tenía que ser él, ¿Quién sino?
- Podría ser otro.
- Para vos no hay nadie más que Mauro.
- Ciertas palabras.
La miré mientras esperaba el colectivo y a partir de ahí comenzó a preguntarme por todo. Cuándo pasó, qué nos dijimos, cómo ha sido...hasta que por fin llegamos a mi trabajo.
- ¿Nos veremos esta noche?
- Ya te dije que iré, no me escaparé con Mauro cómo piensas.
- ¿Segura?
- Sí, soy responsable, ¿Sabes?
- Eso es un poco dudoso si me permites.
- No te lo permito.- le respondí a su novio, que sonrió tímido mientras mi hermana y yo nos reíamos.
- Bueno, dale, me voy ya.
- Chao.
- Chao.
Me despedí finalmente de ellos y entré en el trabajo, saludando a los que vi por el camino. Cuando me senté en la silla de mi escritorio, el teléfono comenzó a vibrar en el bolso.
Lo dejé en la mesa y allá comencé a rebuscar por las cosas hasta encontrarlo, aceptando la llamada sin mirar a la pantalla.
- ¿Quién es?
- Uh, me equivoqué creo.
- No, no te equivocaste.- sonreí al escucharle. Reconocía su voz perfectamente.
- ¿A no?
- No, gil.
- No, no me equivoqué.
- ¿Pasó algo?
- Nada, quería hablar con vos.
- ¿Un tema en particular o solo porque te acabas de despertar?
- Me acabo de despertar.
- Ah, lo que pasa es que estoy laburando.
- Yo no te pregunté qué hacías.
- Gracias, yo también te quiero.
- Lo sé. Bueno, ¿Querés hacer algo hoy?
- ¿Algo cómo...?
- No sé, ¿Venir a mi casa y quedarte esta noche?
- ¿No tenés fiesta hoy?
- No estoy siempre de joda.
- No, la fiesta está siempre con vos.
- Gracias, beba.- sonreí y miré a ver si el jefe me encontraba hablando por teléfono.- Dale, ¿Venís?
- No puedo.
- ¿A no? ¿Tenés que laburar también por la noche?
- Tengo que cenar con mis viejos.
- ¿Puedo ir?
- Sos re pelot...
- Es joda, gil.- me interrumpió.
- Bueno, estás tan loco que no me extrañaría que lo dijeras de verdad.
- Si querés puedo ir.
- No quiero.
- ¿No?
- Quiero una noche tranquila.
- ¿Luego de cenar con ellos venís conmigo?
- ¿Te parece eso una noche tranquila?
- Según que hagas en la noche.
- Está bien, Mauro, luego te llamo, ¿Sí?
- Está bien, chao.
- Chao.
Terminé la llamada y guardé rápido el celular para ponerme a la laburar lo más rápido que podía. Toda mi mañana y tarde se basó en clasificar papeles, ir a comer en el descanso, seguir clasificando papeles para luego llevárselos al jefe, tomar un café y por último, seguir clasificando los malditos documentos.
Salí cansada de laburar, pero por suerte me esperaba un fin de semana para descansar y ahora lo único que tenía que hacer era ir a la casa de mis viejos y con suerte, no discutir.
Me subí a un taxi y le pagué al llegar, despidiéndome del conductor a la vez que salía del auto. Fui a la puerta y llamé al timbre cuando mi mirada se fijó en su casa.
Al tomar mi atención, me di cuenta que las luces estaban encendidas y sonaba música. Estaba haciendo una fiesta, cosa que nunca hizo cuando estaba conmigo.
La puerta me sacó de mis pensamientos y recuerdos para volverme a traer al presente.
- Mi nena.
Mi madre me abrazó con fuerza y luego me dejó pasar sin quitar su sonrisa de la cara. Fui a la sala y saludé a mí viejo allá mientras veía las últimas noticias.
- ¿Y Thiago?
- Está en casa de un amigo.
- Se nos hace mayor eh.
- Sí, pa, otro que pronto se va.
- Eso ni en broma.
Sonreí viendo a mi madre indignada mientras se iba a la cocina y ma seguí para ayudar con lo que faltaba. Minutos después, la puerta sonó.
- Mi otra nena.- oí a mi vieja hablar en la entrada y sonreí, yendo a buscarla.
- Otra vez vos.
- Otra vez yo.

No Me Llores (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora