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Mis ojos fueron abriéndose poco a poco, notando como tenía algo en la cara mientras ignoraba la luz del día.
Cuando la imagen se volvió nítida vi que era la mano de Thiago la que estaba en mi boca, dormido. Sonreí mirándole y luego le peiné un poco antes de dirigir mi mirada a él.
También estaba dormido, con la boca abierta y rozando con sus dedos mi cadera, fallando en querer abrazarme para en realidad tener abrazado a Thiago.
Sin darme cuenta, sin ni siquiera quererlo, aquella pregunta pasó por lo cabeza al verle así.
¿Y si no era de Mateo y sí de él?
Ya sabía que no importaba, que ya no estaba embarazada, pero no sabía por qué lo pensé. Quizás porque como me dijo Tomás, no quería verlo así en su momento, pero ahora...ahora todo era diferente.
Suspiré dejando de mirarle para darme la vuelta lentamente, intentando no moverme bruscamente para no despertar a ninguno de los dos. Cuando ya no había nadie en mi lado, Thiago comenzó a moverse hasta que los dos parecían estar más cómodos.
Volví a sonreír y salí despacio de la habitación, cerrando la puerta al salir para bajar más tranquila las escaleras. Fui a la cocina y allá se encontraba Martina con su desayuno.
- ¿A dónde vas?- pregunté viéndola vestida.
- Con Tomás.- levanté mis cejas y las bajé rápido y repetidamente, haciéndola reír.- Pará, tarada, no somos nada.
- Volveréis y lo sabéis.
- Como vos y Mauro, ¿No?
- Menos porque él no es un pelotudo.
- Todos lo son, vos sólo procura que no lo sean mucho.
Dijo pasando por mi lado, yéndose a la calle. Puse los ojos en blanco y seguí a lo mío, haciendo el desayuno tranquila hasta que mi teléfono  comenzó a sonar por algún lugar del salón.
Fui corriendo a ver quién era, buscándolo desesperadamente hasta encontrarlo entre los cojines. Lo agarré rápido y acepté sin mirar.
- ¿Sí?
- Acá Tomás, tu mejor amigo, ¿Qué tal? ¿Estabas haciendo ejercicios por primera vez?
- Ja, ja, estaba buscando el celular.
- Y bueno, ¿Por qué no lo pones en la mesilla?
- Porque se me olvida, ¿Qué querés?
- Nada, que hoy nos vamos de joda.
- ¿Cuándo?
- Hoy.
- ¿Y lo decidieron...?
- Todos menos Martina y vos.
- Que bueno, gracias por preguntar.
- De nada, gil, bueno, ¿Qué? ¿Venís?
- No sé si...
No pude seguir porque sentí unos brazos alrededor de mi cintura y levantándome del suelo antes de comenzar a dar vueltas sobre sí mismo, haciéndome tener que soltar el teléfono para agarrarme a sus brazos con miedo de que me soltase y cayera al suelo como una pelotuda.
- ¡Mauro!
- Y otra vuelta.
- ¡Mauro pará gil, voy a vomitar el café!- riendo fue frenando hasta parar y volver a colocarme en el suelo. Me giré sin que aún me hubiese soltado y fruncí el ceño.- ¿Sos tarado? Casi me matas.
- Dale, no fue para tanto.- dijo riendo.
- Ni fi piri tinti, andate a la re concha de tu...
- ¿Con quién hablabas?- preguntó, interrumpiendo.
- Con Tomás.
- Ah bueno, entonces les dejó.
- Pelotudo...
Sonrió divertido antes de darme un pequeño beso y separarse de mí para seguir riéndose de camino a la cocina. Resoplé agotada por lo que acababa de pasar y busqué mi celular en el suelo. Por suerte no se rompió.
- Perdón.
- Nada nena, todos tenemos derecho a pasarla bien con alguien.
- Oh qué lindo, pero has dicho tenemos.
- ¿Te acordás de la otra noche? Bueno, seguimos hablando.
- Que bueno, al fin te veré con alguien.
- Ja, ja, bueno, ¿Venís o qué? Santiago está a punto de agarrar el auto y como vaya solo seguro que lo estrella.
- Dale, ya te diré luego, ¿Si?
- Eso es un no, gil.
- Está bien, iré, ahora andate con tu hermano.
- Chao, te amo.
Dijo rápido, terminando la llamada. Suspiré y me dejé caer en el sofá mientras él volvía de la cocina. Me miró y sonrió.
- ¿Estás mejor o aún querés matarme?
- Siempre te quiero matar.
- ¿Tu vieja no te enseñó a no mentir?- preguntó sonriendo y le saqué la lengua, cruzándome de brazos y haciéndole reír.
- Pelotudo.
- Me amas.
- Pero seguís siendo un pelotudo.
- Entonces ya somos dos.
Me volvió a sonreír y siguió bebiendo de la taza que había agarrado de mi cocina. Volví a suspirar y dejé el teléfono en la mesa del salón.
- ¿Y Thiago?
- Sigue durmiendo, es como su hermana.
- Pues su hermana se ha despertado antes que el pelotudo de su novio y su hermano así que...
- Il pilitidi di si nivi y si hirmini.- me imitó sonriendo y siendo más dramático y yo fruncí el ceño, molestándome más.
- Te voy a echar de la casa al final.
- Bueno, luego irás a la mía.
- ¿Así? ¿Cómo estás tan seguro?
- Porque siempre volvés.
Me guiñó el ojo y yo puse los míos en blanco, haciéndole reír de nuevo. Me levanté del sofá, cansada de sus boludeces, para ir a la habitación a despertar a mí hermano pequeño.
Abrí la puerta despacio y entré de la misma manera, viendo cómo estaba en medio de la cama feliz por todo el sitio que había de sobra.
- Thiago...- se movió, pero no abrió los ojos.- Thiago hay que levantarse, mamá vendrá pronto.
- No quiero.
- ¡Thiago!- miré a la puerta y él estaba asomándose a esta.- Si te levantas pronto vamos a mi casa a por tu auto.
- ¿Sí?
Abrió sus ojos y me miró, sonriendo. Mauro asintió y desvió sus ojos a mí antes de que Thiago saliese corriendo, tropezándose con cualquier cosa en el suelo.
Suspiré viendo como una vez más, había chantajeado a mi hermano y a la vez este le quería más, claro. Me levanté de la cama mientras Mauro se acercaba a está bajo mi mirada.
- ¿Qué?
- ¿Qué es esto?
- Oh, eso...
Miré sus manos y sonreí. No me acordaba de aquella caja, pero Thiago habría tropezado con ella y seguramente la había alejado de abajo de la cama, así que él la vio y a continuación la abrió, sonriendo al instante.
- ¿Y esto?
- Fotos.
- De nosotros.
- De todos, gil.
Dije rápido, con mi cabeza en qué estaría pensando de mí al ver que guardaba todas esas fotos. Mientras, él se puso a revisarlas.
- Mirá, acá tenías los bra...
- Sí, ya lo veo.
- Acá creo que no.- me enseñó otra foto, la que nos estábamos besando y yo suspiré viendo como seguía mirando.- Uh, re vieja esta.
Me la enseñó y sonreí. No había visto más porque solo la abrí aquella noche y después lo dejé por Mateo, pero ahora me daba cuenta de cuántas cosas podría haber ahí.
En la foto que me había enseñado estábamos él y yo en el fondo de una foto que Martina hizo en clase. Él estaba sentado en la mesa y yo en la silla, hablando mientras en el primer plano Santiago y Tomás hacían boludeces para la cámara de Martina.
Siguió sacando fotos y yo me senté a su lado en la cama para mirarlas todas. En otra estábamos con Thiago, más pequeño y nosotros también, teniéndole entre nosotros sentados en el sofá. En la siguiente que sacó estaba Alejo, en el quinto escalón cuando fui a verle una de las tantas veces. Y así hasta recorrer fotos donde estaba o con alguno de sus amigos o con los míos, juntos o separados, en su casa con su hermana o en la mía con Thiago, simplemente sonriendo o mostrando algo de cariño a la cámara... Sonreí mirando aquello y recordando como había sido todo con él. No lo malo, por primera vez, sino como empezó. Como pasamos de mejor amigos a algo más, como fue el primer amor que tuve y como se reían mis amigos de las boludeces que decía por él. Cuando iba a verle rapear o me rapeaba en su habitación para hacerme reír con alguna rima. O cuando simplemente todo era más fácil.
- ¡Eh! Dejen de mirar eso y vamos a por mí auto.- nos interrumpió Thiago.

No Me Llores (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora