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Salí de la casa sin decir nada. Desde la noche de ayer ninguno de los dos dijo nada al vernos.
Parecía que ahora iba de quién hablaría primero y seguramente él no querría serlo. Yo era orgullosa, él también y más cuando se trataba de mi.
Se molestó por no contarle nada, pero no podía hacerlo porque aunque sabía que él me ayudaría y me consolaría a largo plazo no me daría ninguna solución.
Llamé a un taxi y este me llevó al trabajo rápido. No tenía ganas de esperar el colectivo y tampoco de agarrar el auto que le dejaban a Mauro.
Me senté, saqué todo y me fijé en el trabajo para olvidarme de todo lo demás, hasta de salir a comer. Y cuando me avisaron, estaba demasiado ocupada para salir, así que uno de mis compañeros se dignó a acercarme algo y yo le pagué lo que le costó nada más le vi llegar con la comida sin importar la prohibición de la empresa.
Anocheció entre mis pensamientos y los documentos que no paraba de pasar a mi jefe. Salí del edificio y cuando agarré el celular para llamar de vuelta a otro taxi me apareció una llamada.
- ¿Sí?
- Ché, contestaste.
- Sí ¿Qué pasa?
- No, nada, pensé que seguirías con tus quilombos.
- Y sigo, aún peor creo.
- Uh, eso que él te iba a ayudar.
- Tomás.
- ¿Qué? Pudiste haberte venido conmigo.
- ¿Con vos? Estaría todo el día llorando porque me hacés reflexionar demasiado.
- ¿Dónde estás?
- Salí de laburar ahora, iba a llamar a un taxi.
- ¿Te parece que te vaya a buscar y reflexionamos sobre la vida juntos una vez más?
- Dale.
- ¿En serio?
- Si volvés a preguntar no.
- Ya voy para allá.
Sonreí y al terminar la llamada me di cuenta que en realidad no sólo echaba de menos a Mateo, echaba de menos a todos los demás. Echaba de menos lo bien que me sentía hace meses, en general.
A los minutos, Tomás llegó en su auto con Santiago sentado en la parte de atrás. Posiblemente su hermano le dijo que me dejase a mí en el copiloto.
- ¡Lucía!
Al verme, salieron del auto y corrieron a abrazarme. Reí y les abracé con más fuerza recordando que la última vez que nos vimos fue antes de subirme al auto de Martina e ir a mi casa después de salir del hospital.
- ¿Qué tal? ¿Cómo va todo?- preguntó Santiago sonriendo y Tomás puso los ojos en blanco, haciéndome reír.
- Bien, todo bien, creo.
- Ese creo es la señal, al auto.
Reí levemente y Tomás agarró mi mano para tirar de mí a su coche. Nos subimos y él manejó hasta su barrio, aunque al final no íbamos a su casa.
- ¿A dónd...?
- Acá, unas cervezas no vienen mal.
- Llevo sin tomar alcohol desde...
- Entonces una Coca-Cola.
Dijo rápido Santiago mientras su hermano me tiraba hacia un bar que se encontraba en su barrio y dónde solíamos ir a veces. Al entrar, los mellizos saludaron al mesero porque ellos sí iban más veces, claro.
Nos sentamos en una de las mesas y ellos pidieron por mí, mirándome fijamente como si acabara de llegar de un viaje. Cuando en realidad, me encontraba en mitad de este.
- Y bueno, ¿Qué tal?
- Bien.
- Pero no tan bien.
- No tanto como debería.
- ¿Que tal con Mauro?
- Ayer nos enfadamos, hoy no nos hablamos.
- Ya empezamos.- Tomás apoyó su codo en la mesa para dejar su cabeza con desgana en su mano.
- ¿Por qué se enfado el pelot...?
- Porque no le contaba que me pasaba.- interrumpí y Tomás abrió sus ojos para luego ponerse de nuevo bien.- No le conté que vi a Mateo.
- ¿Viste a Mateo?
- Hace un día volví de laburar a la casa y Mauro había hecho una fiesta allá. En fin, encontraron mi teléfono y entonces lo encendí, viendo todos los mensajes y en concreto los suyos.
- ¿Y...?
- Y me decía todo lo que quería oír.- Tomás sonrió mientras el mesero ponía las cervezas y la Coca- Cola en la mesa.
- ¿Y quedaron?
- Sí, al siguiente día, ayer, me dijo de vernos y acepté. Cuando fue el descanso para comer me subí a su auto y comimos juntos.
- Que lindo.
- Sí, menos porque estuvimos hablando y al final la conclusión fue que tenía que dejarle ir para siempre y estar con Mauro.
- ¿En serio dijo eso?
- Me preguntó por qué le engañé y le dije que no pude olvidar a Mauro, así que esa fue su respuesta.
- Bueno, al final alguien le dijo...
Santiago miró a su hermano y le dio un trago a su cerveza mientras Tomás estaba sentado con la espalda en el respaldo de la silla de madera, con los hombros hacia abajo y mirando el papelito con el que jugaba con sus manos. Sonrió y sus ojos se clavaron en mí, en silencio.
- ¿Qué?
- Que por fin alguien te dijo que tenés que volver con Mauro.
- Santiago adora a Mauro.- dijo Tomás.
- Espera, espera...¿Qué?
- Lo que quiere decir Santiago es que en todo este tiempo, Mauro sigue produciendo lo mismo en vos. Así que... él está deseando que vuelvan.
- ¿Y debería?
- Sólo si es lo que vos querés, no lo que esté pelotudo diga.
- Gracias, hermanito.- Tomás rió y también le dio un trago a su cerveza.
- Pero yo quiero a Mateo.
- Nena, ese sentimiento se irá. ¿Pensaste en él mientras estabas con Mauro en su casa?
- A veces.
- Cuando Mauro estaba en la casa.
- No... ahí no.
- Entonces, amiga mía, Mauro te nubla todo.
- Hasta el sentido común.- añadió Tomás. Parecía que tenía un fan de Mauro y un hater suyo sentados en frente de mi.
- Bueno...¿Pero yo qué hago con Mateo?
- Olvidarle y cuando eso pase totalmente, vos sabrás entonces que hacer.
Saber que hacer...eso parecía tan lejano para mí ahora mismo. Cuando Tomás veía que me encerraba en mis pensamientos cambió de tema lo más rápido que pudo para contarme cómo estaban todos, incluso leyéndome todo lo que los demás le dijeron que me contará.
Después, terminamos de beber y Tomás decidió llevarme a la casa de Mauro mientras Santiago volvía a su casa.
Cuando llegué y entré, despidiéndome de Tomás, no había nadie ni una luz encendida.
Dejé el maletín en el salón y hoy estaba tan cansada que no me importaba tener que dormir en la misma cama que él.
Así que subí arriba, me cambié de ropa y me metí en la cama con él dándome la espalda. Yo hice lo mismo, sintiendo aún así lo cerca que estaba.
No estaba dormido, respiraba demasiado rápido para estar dormido, pero yo no dije nada y él tampoco. Así que tan sólo me dormí pensando en que pronto volvería a ver a todos mis amigos.

No Me Llores (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora