83.

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- ¿Qué haremos hoy?
- Yo nada.- solté el maletín en la mesa y miré a mi mejor amiga tumbada en el sofá.- Acabo de llegar.
- ¿Y? Me aburro, todo el día en casa es agotador.
- Por supuesto.
Sonreí y ella resopló mirando como dejaba la sala para subir las escaleras hasta mi habitación. Me relajé y cambié allá antes de volver a dónde estaba.
- Lucía.
- ¿Qué?- quité sus piernas para sentarme yo.
- Me aburro.
- Llama a Tomás.
- Está grabando por ahí.
- Entonces al otro Tomás.
- Está laburando, como vos antes.
- Entonces aburrite en silencio.- dije sin dejar de mirar mi celular.
- Que mala amiga que sos.
- Como digas, cariño.
- Pelotuda.
- Pilitidi.
- Me estás hinchando los ov...
- Dale, callate gil, estoy viendo mi teléfono.
Comenzó a dar patadas intentando quitármelo mientras que yo la esquivaba, riendo sin mirarla.
- ¡Pará, gil!
- Es que me aburro.
- ¿Querés ir de fiesta?
- No.
- ¿Ver una película?
- No.
- ¿Serie?
- No.
- ¿Entonces que mierda querés?
- ¿Puedo ir a ver a Thiago?
- ¿Es joda?
- No, me aburro y me cae bien.
- Creo que luego venía.
- ¿Y Mauro?
- Grabando, como Tomás.
- Vaya ojo tenemos...
Sonreí y la miré por fin, haciéndola también sonreír. Dejé el teléfono y me levanté para agarrar sus manos y levantarla con mi ayuda. Después tiré de ella hasta su habitación, agarré una de sus camperas y salimos de la casa.
Entramos en su auto, yo manejando a mi casa mientras ella cantaba las canciones de la radio como si fuera una cantante profesional en medio de uno de sus mejores shows, casi dándome con sus manos al abrir sus brazos cantando.
- La concha de tu...
- Llegamos.
Sonrió mirando por la ventanilla mientras rebajaba la velocidad y buscaba un aparcamiento. Bajamos del auto y fuimos a la casa de mis viejos, llamé y mi madre abrió, sonriendo al vernos.
- ¿No te llevaba a Thiago yo?
- Martina se aburría.
- Bueno, entonces pasad.
- ¿Está papá?- pregunté mientras mi mejor amiga ya buscaba a mí hermano pequeña por la casa.
- No, luego vendrá e iremos a cenar como te dije.
- Ya, ya... bueno, voy a ver qué hacen.
Abracé a mi madre y subí las escaleras para ver como Thiago corría de una habitación a otra.
- Dale, Lucía, escóndete, viene a por nosotros.
- Thiago espera.
Le miré entrar en la que era mi habitación y al segundo salir de esta. Estaba vacía, no había ningún sitio donde esconderse que no fuese debajo de la cama y era demasiado obvio.
Me metí en el baño, escondiéndome tras la cortina de bañera sabiendo que se me vería por la luz, pero con suerte Martina no se daba cuenta de nada.
- ¡Voy!
Respiré lento, manteniéndome en calma mientras oía sus pasos por el pasillo buscando. A los segundos la risa de mi hermano llenó mis oídos.
- ¡Voy a por vos, Lucía!
Mierda. Intenté confiar en Thiago y no pensar que me había traicionado hasta que la vi entrando en el baño.
Me tapé como pude, quieta con los ojos cerrados. Odiaba perder en este juego, de pequeña me intentaba esconder tapándome hasta con la tierra del jardín, pero ahora ya no era tan buena.
Cuando oí la cortina, abrí los ojos y Martina gritó, haciéndome gritar también mientras Thiago reía viendo la escena.
- Traicionero.
- No dije nada, sólo que sos muy mala
- Es verdad.
- Callaos, cómplices.
Les miré con falso desprecio y salí de la bañera exagerando mi orgullo. Ellos rieron y salimos juntos para ir afuera a jugar al fútbol con Thiago.
- Siempre me marcan.
- Es que sos muy mala.
- Es verdad.- imité a Martina antes y ella me sacó el dedo del medio, haciendo reír a Thiago mientras yo iba corriendo a taparle los ojos.
- Pelotuda, hay nenes delante.
- Andate a la re concha de tu...
- ¡Lucía! ¿Se quedan a cenar en casa mientras nosotros salimos?- mi madre preguntó desde la puerta de la casa.
- No, ya nos vamos los tres.
Fuimos a despedirnos de ella y mi padre y luego subimos al coche de Martina para ir en él a mi casa. Abrí la puerta y Martina fue corriendo a llamar a alguien para que nos trajera pizza mientras Thiago encendía la televisión.
Le puse cualquier película Disney y Martina se quedó con él mirándola mientras yo hablaba por mensajes con Mauro.
La puerta sonó y fui a abrir con la plata en las manos. Pagué al repartidor y llevé las pizzas a la mesa. De nuevo, la puerta sonó.
- ¿No le pagaste?
Preguntó Martina y asentí confundida mientras me levantaba del sillón e iba a ver qué quería ahora el repartidor. Abrí la puerta y sonreí.
- ¿Qué hacés acá?
- Terminé y te echaba de menos.
- Pensaba que eras el repartidor.
- Bueno, puedo repartir muchas cosas.
Puse los ojos en blanco, rió y se acercó a mí para besarme antes de entrar conmigo a la casa.
- ¿Mauro?
- Se unió a la fiesta.
- ¿Me compraste el auto?
- Lo tengo en casa, no sabía que venías hoy.
- Te lo dije ayer, gil.- le dije yo.
- Se me olvidó.
Me sonrió como un niño pequeño mientras agarraba un trozo de pizza. Me senté a en sus piernas para cenar, ignorando la película para estar con el celular mientras que los otros tres sí atendían.
- Terminó.
- Tengo sueño.
- ¿Ya?
- Me cansaron corriendo.- dijo Thiago cruzándose de brazos.
- Yo también me voy, Tomás me está llamando.
Dijo Martina mirando su celular antes de enseñarnoslo. Se levantó y se fue, suspiré y me levanté para llevar de la mano a Thiago a la habitación de invitados.
- ¿Vos te quedas o te vas?
- ¿Querés que me quede?
- Siempre.
- Entonces para qué preguntas.
Sonrió levantándose también del sofá para ir a las escaleras, donde me esperaba. Fuimos junto a la habitación, ignorando las risas de Martina en su habitación.
Cerré su puerta para dejar de oírlas y que Thiago no se traumara siendo tan pequeño y luego fui junto a Mauro.
Él se cambió rápido, sólo se quitó la campera y los pantalones para quedar solo con una remera roja de manga corta. Yo me cambié también y me tumbé a su lado, mirándonos directamente, estando los dos de lado
- Te queda bien el rojo.
- A ti todo.
- ¿Todo?
- Te queda bien tenerme a tu lado.- sonrió y yo hice lo mismo.
- A ti también tenerme a mí.
- No tengo sueño.
- Entonces tendrás que ver cómo me duermo.
Suspiró y yo reí levemente antes de cerrar mis ojos oyendo como susurraba un suave "buenas noches". Después, me dormí con su brazo abrazando mi cintura y sus ojos como mi última vista.
Minutos después, la sábana comenzó a moverse, quitándomela. Confundida, abrí levemente mis ojos para ver a Thiago en el pie de la cama tirando de estas. Después, miré a Mauro, que había decidido olvidar que no tenía sueño para dormirse.
- ¿Thiago?
- No quiero dormir solo.
- Pero acá estamos...
- Por favor, no ronco.
Sonreí levemente y miré a Mauro. Viendo cómo dormía, seguro que no le importaba.
- Está bien, ponete acá.
Me aparté de él para que Thiago trepara hasta quedarse en medio de los dos. Sonreí besando su cabeza antes de sentir como me abrazaba, separándome del brazo de Mauro.
- ¿Lucía?- le oí susurrar.
- Es Thiago, no quería dormir solo.
- Está bien, pero ahora él me tiene que comprar algo a mi.
- No.
Respondió él con una pequeña voz y Mauro rió levemente antes de volver al silencio.

No Me Llores (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora