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- ¡Dale!
Tomás golpeó la puerta del auto con su mano por fuera de la ventanilla varias veces viendo cómo salía de la casa e iba corriendo hacia ellos. Tenía la ventanilla completamente bajada y podía ver cómo manejaba Santiago y atrás también estaban Emma y Camila, aplaudiendo al verme.
Sonreí y abrí la puerta, entrando rápido para evitar por fin el frío. Cuando me fui a arreglar no encontraba lo que quería, todo estaba lavándose así que no me quedó otra que agarrar algo de la ropa de Mauro, exactamente una de sus chombas y ninguna campera era buena para eso.
- ¿No tenés frío?
- Con el alcohol todo se va, ¿No?
- Mirá vos, la que parecía rehabilitada.
Reí irónicamente mientras que Santiago salía del frente de mi casa, ignorando sus risas. Martina estaba en la que una vez fue su casa y la de Tomás y allá agarraría un taxi para irse con nosotros.
Le dijimos que no le contara a Tomás nuestros planes, así nos evitabamos verles por allá y según ellos, yo no desaparecería como siempre.
Y tenían razón, siempre desaparecía cuando iba a algún boliche con ellos. Pero hoy no, hoy quería estar con ellos como antiguamente.
Llegamos rápido, allá recibí un mensaje de Martina de que estaba a punto de llegar, así que la esperamos para entrar todos juntos.
Fuimos a la barra de primero y una vez todos teníamos lo que queríamos, fuimos todos a bailar juntos lo que sonaba por todo el club.
Yo reía y bailaba con Tomás mientras bebía de mi vaso antes de seguir bailando con Martina y Camila. Después, como siempre, Santiago ya buscaba alguna mina con la que estar mientras que Tomás y Emma se iban a emborracharse en la barra.
Aún así, nosotras sólo íbamos allá para rellenar el vaso y seguir bailando mientras pasaban las horas y lo único que llegaba a respirar era el humo del boliche, el tabaco y la marihuana que había allá dentro. Mis ojos se cegaban por las luces y el alcohol, pero yo seguía bailando, sólo que más despacio.
Cuando reía y miré hacia un lado del boliche allá le vi a él. De nuevo y sin decir nada, habían decidido venir y sólo esperaba que fuera una coincidencia y que no venía a propósito a donde yo estaba. Sonreí viendo cómo pasaba a la parte de arriba del boliche y aún así yo me quedé con mis amigos, sin importar que Mauro estuviera acá.
Poco a poco, después de volver del baño para acompañar a Camila a vomitar por el alcohol, notaba como a mí también me afectaba. Me costaba mantenerme, estaba completamente cegada y mi respiración iba demasiado rápido, así que les dije que me iba afuera a respirar antes de seguir y aceptaron, yéndose a la barra también para descansar mientras que Tomás y Emma los que salían ahora a bailar, tambaleándose.
Suspiré una vez, esquivé a la gente y ya estaba fuera. Me apoyé en la pared y respiré relajándome, sintiendo a la gente pasar por delante de mis ojos cerrados y oyendo como otros decidían irse a casa o vomitaban, tambaleándose pero sin caerse. Otros preferían hacer lo que yo, salir y sentarse en la misma pared de donde estaba para descansar antes de seguir.
- Lucía.
De repente, mis ojos se abrieron para clavarse en los suyos. Sonrió levemente con las manos en sus bolsillos.
- Mateo.- me despegué levemente de la pared, aunque no mucho sabiendo que aún seguía con los efectos del alcohol.- ¿Qué...?
- De joda con los pibes, vos supongo que igual.- asentí despacio y pasó su mano por su pelo, nervioso.- O con alguien más.
- ¿Alguien...?
- Duki, Mauro.
- Oh.
- ¿Me equivoco?
- Un poco, está acá pero cada uno por su lado.
- Ya...no sé, como ahora son...bueno, pareja, ¿No?
- Lo somos, pero bueno, cada uno con la suya.
- Ya...
- ¿Te contó mi viejo o cómo?
- No, no, os vi salir de la casa de ellos, ¿No te acordás?
Y la escena apareció en mi cabeza de repente. Su cara mirándonos mientras Mauro se hacía un porro después de salir de la casa de mis viejos. Él, esperando a que su abuela abriese la puerta, mirándonos salir juntos.
- Oh, ya, claro.
- Ya...bueno, veo que me hiciste caso.
- Vos siempre tomás buenas decisiones, así que quizás esta es otra buena.
- Quizás.
- Y si no, al menos lo intenté.
- Por tercera vez.- asentí y chasqueó su lengua.- Bueno, yo me voy.
- Okey.
- Vos seguí...bueno, con tu tercera vez.
Le miré irse sabiendo que estaba molesto. Estaba borracha, pero aún así le conocía y sabía cuándo estaba molesto, aunque pocas veces le vi así conmigo. Quizás por eso sabía diferenciarlo bien.
No sabía si era por él, porque se dio cuenta de que mintió al decirme que me fuera con Mauro. O fue por mí, que al final lo hice y él en realidad quería que fuera a su lado.
No sabía nada, de nuevo. Suspiré apoyándome de vuelta en la pared, echando mi cabeza hacia atrás para mirar el oscuro cielo de la noche antes de cerrar los ojos e intentar disipar todos los pensamientos que aparecían con intención de hacerme daño.
Una vez todo pasó y ya no sentía tanto el mareo del alcohol, decidí volver adentro para dejar de sentir frío y sentir de vuelta la música y el alcohol en mi cuerpo.
Fui a la barra, un par de tragos y fui con Tomás a bailar hasta que se cansó más rápido que yo. Después, se unió Emma y finalmente me quedé con ella cuando él se fue a descansar.
No duré mucho, pronto me fui al baño a vomitar para luego volver y seguir bebiendo con Camila, que estaba igual que yo. Martina había desapareció, seguramente se fue con Tomás. Santiago no apareció más y Tomás, que volvió, y Emma se quedaron a beber con nosotros.
- Ahora al after.
Reí viendo cómo Tomás señalaba a la nada mientras salíamos del boliche cuando ya estaba cerrando. Camila se apoyó en mi hombro, pero tropecé con mis piernas al caminar y me tuve que agarrar en Emma para no caernos las dos.
- Y otra ronda de chupitos y otra y otra...- Tomás seguía hablando a la nada como podía o más bien le dejaba el alcohol.
- Dejá de joder, Tomás y buscá tu auto.
- A no, así no vamos en auto, vamos andando.- dijo Camila y yo la señalé asintiendo para darle mi apoyo.
- Pero tardamos más, pelotuda.
- Pero salimos vivos, gil.
- Apoyo completamente lo que Ca...
De nuevo subía todo lo bebido por la garganta y me separé rápido para ir a cualquier lugar a vomitar mientras Tomás reía y Emma y Camila seguían discutiendo. Después, volví con ellos para seguir caminando.
- Como nos perdamos...
- Somos de Buenos Aires, si nos perdemos en nuestra propia ciudad ya...
- Al hospital directamente.
- Claro.- le di la razón a Tomás y chocamos las manos, riendo.
- ¡Lucía!
- Uh, fans, esperad que hago un par de autógrafos y...
Me giré oyendo a mis amigos reír mientras seguían caminando. Me encontré con Mauro yendo hacia mí con Martina atrás, caminando y hablando tranquila con Tomás, que tenía su brazo alrededor de sus hombros.
- ¿Qué hacés así?
- ¿Así cómo?- pregunté confundida intentando parecer serena y chasqueó su lengua.
- Dale, te llevo a casa.
- No, iba con ellos a...
- ¡Pibes, me la llevo a casa!
- ¡Dale Duki, cantá algo!- gritó Tomás tropezándose al caminar hacia atrás. Por suerte Camila le agarró a tiempo mientras yo reía mirándole.
- ¿Podés andar sola o...?
- Puedo hacerlo todo sola.
Dije comenzando a caminar intentando no tropezarme o tambalear, aunque al final conseguía el efecto contrario.
- Dale, te ayudo.
Me agarró de la cintura y me llevó al auto de unos de sus amigos. Me mantuvo a su lado, abrazándome, hasta llegar a su casa.
- ¿No era la mía?
- Queda más cerca y así dormís conmigo.
- Ah mirá, se quiere aprovechar de mí.
- Tarada.
Dijo ayudándome a salir. Reí y me apoyé en él para luego despedirme de sus amigos antes de que se fueran y nosotros camináramos a su casa.
Abrió la puerta y me llevó despacio a su habitación, donde me dejé caer lentamente para no volver a vomitar porque la habitación me daba vueltas.
- ¿Estás bien?
- Perfectamente.

Me miró y asintió. Después, desapareció unos segundos mientras yo intentaba girar sobre mí para ir más a por la almohada, ya que aún tenía mis pies fuera.

- Vení, te ayudo.- dijo dejando un vaso con agua en la mesilla antes de ayudarme.
- Olés a marihuana.
- Y vos a alcohol.
- Golpe bajo.
Reí levemente y me pasó el vaso. Bebí un poco y después él se quitó lo que llevaba para acostarse a mi lado, abrazándome por la cintura mientras yo me quedaba boca arriba, sintiendo su mirada sobre mí.
- Buenas noches.
- Buenas noches, beba.
Sonreí levemente y le miré antes de agarrar la mano del brazo que pasaba por mi cintura, durmiendo a su lado, sabiendo que no pasaría nada si estaba con él.

No Me Llores (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora