79.

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- Perdón, perdón.
- Sos una pelotuda, ¿Entendés?
- Se me olvidó, perdón.
- Dale, igual te da tiempo.
Me dejó pasar adentro de la casa y fui corriendo a mí habitación. Elegí lo primero que vi y me gustó y fui directamente a ducharme. Lo más rápido que pude, dejando el celular mientras a cargar para no perder tiempo, me sequé el pelo y me maquillé una vez me vestí.
Colocándome uno de mis tacones negros salí del baño, oyendo a Martina llamarme abajo. Fui a buscar mi teléfono y fui junto a ella corriendo.
- Ya estoy.
- Si que sos rápida.
- Dije que iba e iré.
Sonreí cansada y ella se levantó del sofá. Salimos de la casa en cuanto yo encontré un bolso que pudiera llevarme y guardar allá mis cosas, después, subimos a su auto.
Esta vez, decidí quedarme como copiloto para descansar de la carrera que había hecho desde la casa de Mauro a acá hasta tener que ducharme porque iba a llegar tarde.
Sin querer, se pasó el tiempo más rápido de lo que pensaba mientras estaba con él y cuando miré la hora en mi teléfono me di cuenta de que si no me daba prisa no llegaba a la hora que habíamos quedado para ir a un boliche.
Así que, como no había auto donde manejar hasta acá, me despedí de Mauro y fui corriendo hasta llegar a mi casa lo más rápido que pude. Llegué fatigada y lo siguiente que tenía que hacer era seguir corriendo porque sino mi mejor amiga estaría a punto de echarme de mi propia casa.
Desvié la mirada de la ventanilla para mirarla a ella. Se había arreglado, bastante para tan sólo ser una simple fiesta tal y como me había jurado.
- ¿Tenés planes está noche?
- ¿Sos pelotuda? ¿A dónde pensás que vamos?
- Sí, bueno, pero estás muy...
- ¿Qué? ¿Mejor vestida que vos?
- Mijir vistidi qui vis.- me burlé intentando imitarla y ella rió sin desviar sus ojos de la carretera.- ¿Vas a ver a alguien?
- A vosotros.
- ¿Segura?
- ¿Esto es un interrogatorio?
- No, pero me aburro.
- Entonces mejor esto, gil.
Con una mano puso la radio y subió el volumen hasta que la música estaba lo suficientemente alta como para hacerme sentir de nuevo como antes, cuando no había problemas e ir a los boliches era algo común, con ellos.
Pronto llegamos allá y sin esperar a nadie, Martina volvió a llevarme de mi brazo hacia dentro hasta llegar ala barra. Pedí algo con menos alcohol que ella, aunque parecía que daba igual porque ya tenía aspecto de haber bebido sin haberlo hecho.
Agarró mi mano y tiró otra vez de mí, pero ahora para bailar juntas. Reí viendo lo feliz que era y como me sentía mejor de lo que pensaba. Supongo que todo se lo debía a ella.
Cuando los vasos se vaciaron, como de costumbre, fuimos a la barra de vuelta y justo los demás habían llegado a esta.
- Mirá, las que esperan.
- Lo siento, tenía demasiadas ganas de fiesta.
- Culpa suya.- la señalé y ella frunció el ceño mientras Tomás reía, acercándose a mí.
- Te extrañé por acá.- dijo abrazándome.
- Sí, ya, ahora a bailar.
Ahora fui yo quien llevé a alguien junto a los demás para bailar cualquier canción, no importaba eso, sólo el momento.
Sus manos en mis caderas con total confianza. Yo de espaldas a él y él intentando seguirme, ya que yo iba más rápido.
Pronto, pasamos a estar juntos a cansarnos y volver a algún sitio donde poder sentarnos. Mientras, Santiago ya estaba con alguna piba, Martina seguía bailando con Emma y Camila se había quedado bebiendo en la barra a la espera de que alguno de nosotros apareciera.
- ¿Cuándo se van a casar?- pregunté.
- ¿Qué?
- Vos y Emma.- le guiñé un ojo y ella rió.
- ¿No decías que no ibas a beber?
- Estoy más serena que nunca.
Dije entre risas, dándole uno de los primeros sorbos a mí recién rellenado vaso.
- Dale, vamos a bailar, gil.
- Ché, ¿Y yo?
- Mirá, esa mina te está mirando.- Camila señaló a un lugar de la barra y los ojos de Tomás se abrieron mientras sonreía.
- Si me disculpan...
Me guiñó un ojo y salió andando hacia allá mientras Camila y yo reíamos, volviendo a bailar.
Aunque con Tomás había confianza para bailar así, con las minas siempre era una locura y te acercabas sin importar nada. Así que ahora me encontraba bailando con Camila como si de eso tratase mi vida.
Pronto y no por el alcohol, acabé perdiéndola de vista porque había preferido cambiar de pareja e irse con Emma.
Busqué a Martina, quizás estaba por acá, pero no la encontré. A lo mejor sí había encontrado a alguien.
No me importó, podía bailar sola y eso fue lo que hice, olvidándome de todo sin estar muy ebria. Bebía y bailaba sin parar, sintiendo la música en mi cuerpo como si fueran los latidos de mi corazón.
De repente y sin saber si me lo estaba imaginando, sentí unas manos pasar de mi cintura a la cadera a la vez que alguien se pegaba a mí.
Me giré viendo lo confiado que estaba y sus ojos se chocaron con los míos entre las luces del boliche. Sonrió mordiendo su labio inferior mientras que yo me quedé quieta sin esperar encontrarmelo.
- ¿Que haces acá?
- ¿No puedo divertirme?
- ¿Sabías que venía acá?- negó con la cabeza y fruncí el ceño.- Mauro.
- Yo no lo sabía, Tomás sí.
- Así que a eso iba Martina...
Él rió, negó con la cabeza y entre la gente me pegó más a él hasta poder besarme. Me olvidé rápido de que no me contó que él también venía y pasé mis brazos por su nuca para pegarle aún más.
Después, agarró mi mano y me alejó de la gente que le saludaba por el camino, llevándome a la zona VIP con él.
- Con que no esperabas a nadie eh.- miré a Martina hablar al oído a Tomás y se giró sobresaltada al oírme, después me sonrió nerviosa.
- No esperaba que vendría.
Sonrió aún más y yo negué con la cabeza mientras Mauro reía, alejándome de ellos llevándome con su brazo alrededor de mi cintura.
- ¿Y vos? ¿Por qué no me contaste que venías?
- Quería que te divertirás sin mi, pero te vi de lejos y no lo pude evitar.- volvió a morderse el labio y sonreí antes de darle un pequeño beso.
- Para de hacer eso.- susurré, pero lo suficiente para que se me oyera por encima de la música.
- ¿El qué?
- Morderte el labio.
- ¿Así?- volvió a hacerlo y yo reí antes de volver a besarle.- ¿Por qué no me bailas como estaba haciendo antes?
- No bailaba para vos, bailaba para mí.
- Bueno, entonces bailá para vos, pero conmigo.
Sonrió, reí y bebí de lo poco que quedaba en mi caso mientras el fumaba de su cigarro mirando a su amigo Alejo llamarle de lejos.
Nos separaba solo para que yo pudiera rellenar el vaso y él ver qué quería Ysy, pero después fui yo la que le buscó.
- ¿Y ese baile?
Susurré en su oído ahora, mientras él me daba la espalda, aún así sabía que estaba sonriendo.
Bailamos igual que lo hice con Camila, entre nosotros ya no había nada que nos detuviese. No era como la otra noche, donde aún seguía con Mateo.
Ahora estaba con él, sólo con él, bailando a su lado con sus manos en mi cuerpo y sus labios en los míos o dejando marcas juguetonas en mi cuello. Como me avisó Martina, no tardé en irme del boliche, pero no sola y no fue acompañada de ella, sino de el único pibe que me conocía de verdad en toda la faz de la tierra.

No Me Llores (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora