No Me Llores (Duki)

7.

Resoplé y saqué otra vez el teléfono. Sí, había dicho que lo había olvidado y superado, pero cuando vi el auto acercarse los nervios se aumentaron y no pude evitar decirle a Mateo que viniera más rápido.

Cuando levanté la mirada del teléfono sonreí viendo como un coche adelantaba al de CRO casi forzándoles a frenar y el único que podía hacer eso era Mateo, que era un loco conduciendo. Suspiré aliviada y caminé más rápido levantando la mano para que  parara. Poco a poco noté como la velocidad iba siendo más lenta y yo hice lo mismo hasta poder llegar al coche.

- ¡Lucía!

- Que efusividad.- dije abrazando a mi hermano, que había salido del coche a saludarme, mientras Mateo reía.- Me extrañaste eh, si es que como yo...

- Que decís vos, si se ha divertido más conmigo que contigo.

Le saqué el dedo del medio y abrí la puerta mientras Lucas entraba al auto. Entré y me acerqué a él para besarle, cuando de repente, oí un coche frenar cerca de nosotros. A continuación, el coche se movió bruscamente hacia delante, pero no lo suficiente para hacernos mucho daño. Alguien nos había golpeado por atrás.

- ¡La concha de la lora!- oímos gritar a alguien.

- ¿Pero qué...?- Mateo miró por el retrovisor y su cara cambió de repente.- Lucía, quedate acá, ¿Sí?

Asentí sin decir nada porque sabía que coche había chocado con el nuestro. Mateo salió y yo me di la vuelta para ver si Thiago estaba bien antes de mirar por el retrovisor lo que estaba pasando.

De nuevo, era Mauro, que parecía bastante sorprendido de ver allá a Mateo. Y, a su lado, estaba Tomás, que le saludaba como si nada y hablaba con él sobre lo ocurrido. Resoplé algo angustiada de verles y me escondí en el asiento para que nadie me viera.

De repente otra puerta del coche se abrió. Era Neo y parecía algo drogado y poco a poco pude afirmarlo, pues se estaba acercando acá, trayendo la atención de todos.

- ¡Pero si sos vos!

- Neo...

- Fijate, al final si que tenías novio.- dijo entre carcajadas y por el retrovisor pude ver como Mauro, en unos segundos, se pondría a andar hacia acá. Maldije para mis adentros y toqué el claxon para molestar a Neo y sorprender a todos. Ahí Mateo entendió.

- Bueno, cuando quieras arreglamos esto, no hay problema.

- ¿Seguro?

- Sí, sí, chao.- Mateo se despidió y vino corriendo hacia acá.

- Esperá.

- Dale, Mateo.

Vi como Mauro venía hacia acá decidido a encontrarse conmigo y justo cuando me iba a ver, el coche de Mateo aceleró de repente. Me coloqué en el asiento y suspiré aliviada.

- Por poco.

- ¿Estás bien?

- ¿Quién era el pibe de atrás?

- Nadie, Thiago, ahora vamos a casa, ¿Sí?- miré hacia atrás y le sonreí para tranquilizarle. Después, miré a Mateo.- Sí, estoy bien.

- Buenos Aires a veces me parece un pueblo.

- Y a mi un infierno...

Dije susurrando mirando por la ventanilla. No era la ciudad, eran las personas que vivían allá, era mi pasado, era mi historia la que me atormentaba, la que yo llamaba infierno.

- ¿Nos vemos mañana?- preguntó Mateo saliendo del coche y asentí.

- Descansá y gracias.

- De nada, bebé.

Sonreí y le besé como despedida, después me fui con Thiago a casa. Saludé a mis viejos y subí a mi habitación a ponerme cómoda, entonce mi celular explotó por los mensajes que en cuestión de segundos empezó a recibir.

- Che, ¿A vos qué te pasa?

- Estoy en el baño, ya me contaron, ¿Qué pasó?

- ¿Me vio?

- No, no sabía si eras vos.

- ¿Y ahora lo sabe?

- No, los pibes empezaron a divagar y se lo ocultaron.

- Entonces...

- Nada, no pasó nada. Para él sólo fue ver a un pelotudo que le cae mal.

- Que él llame pelotudo a Mateo...

- Uh, bronca acá eh, pelea de novios y ex.

- Calla, boluda.- reí levemente.- Te dejo, voy a cenar.

- Chao, baby.

- Bye.

Terminé la llamada, dejé mi teléfono en la cama y bajé a cenar con mis viejos y mi hermano pequeño. Hablaron sobre su trabajo y Thiago habló sobre esta tarde con Mateo. Por suerte no les contó nada de lo de los coches, porque eso supondría volver a los interrogatorios que me hacían al principio, cuando todo se terminó entre él y yo.