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El timbre sonó y mis ojos se abrieron. Estaba en casa de Mauro, había pasado una semana ya de aquella fiesta y todo seguía igual de bien que entonces. Cuando terminaba de laburar o me iba a mi casa a dormir o acá y Martina no se tenía que preocupar, sabía que siempre estaba con él y que así no pasaba nada.
Me giré sobre mí y sonreí al verle dormido como si nada. Acaricié lentamente su pelo, intentando peinarle aunque sin muchas ganas, me gustaba también desordenado.
De nuevo, el timbre volvió a sonar y cansada, me senté en la cama. Pasé mis manos por mi cara y pelo y me despejé mientras me colocaba las zapatillas y caminaba a la entrada poniéndome una de sus remeras. Como siempre, abrí sin mirar.
- ¿Qué hacen acá?
- Vino a buscarte y le dije donde estabas, así que...bueno, la traje antes de irme a laburar.
- Gracias, Martina, ¿Puedo?- preguntó mi hermana pequeña, queriendo pasar adentro.
- A ver, a ver... ¿Qué?
- Dale, tengo que pedirte algo.
- ¿Vos no te ibas hoy?
- No, pelotuda, mañana.
- Bueno, está bien, pero no te quedes toda la mañana que te conozco.
Paula sonrió y la dejé pasar a la casa. Después, me despedí de Martina y volví con ella, que estaba en la cocina mirándolo todo.
- ¿Qué pasa?
- Que humor.- sonrió y desvió su mirada hacia la remera.- De él eh.
- Dale, Paula, tengo sueño.
- Hoy cenamos en casa de nuestros viejos otra vez, de despedida.
- Uh dios, ¿Por qué no avisaron?
- Sabían que a mí no me ibas a decir que no.
- Que pelotu...
- Esperá que eso no es lo mejor.
- ¿Qué?
- Quieres que lleves a tu novio.
- ¿Qué?
- Mauro, gil.
- Ya, ya, ¿Pero cómo voy a llevarle?
- Andando, en el colectivo, en ta...
- Dale, Paula, es serio, no puedo llevarle.
- Sí podés.
- Paula.
- Lo tendrán que saber alguna vez, ¿No? Ya sos mayor, ya tenés casa propia, laburas y haces tú propia vida como te mereces.
- Sí, pero...
- Pero es Mauro, ya, y siempre te dicen lo mismo, "rompió la familia", ¿No?
- Sí.- me apoyé en la pared para pensar mejor, sin quitar mis ojos de ella, que parecía tener un plan.
- Bueno, fue por lo que te pasó después de que...bueno, de que te engañara conmigo.
- Ajá.
- Conmigo allá será distinto y con mi novio más.
- ¿Él sabe lo que pasó?
- Sí, cuando nuestros viejos me pidieron eso le conté todo lo que te pasó con Mauro, así podía entenderlo mejor.
- ¿Y?
- Es pasado, Lucía, ¿Qué importa ya? Vos estás acá, feliz y sana. Pasaste por mucho pero no pasa nada, porque siempre volvés a estar bien.
- Ya...
- Dale, conmigo allá defendiéndote será distinto, pero no podés contar que fue por él por lo que vos y Mateo terminaron.
- ¿Por que?
- Porque le romperás el corazón a papá, él aún piensa que puede ser él y es un sorpresa.
- Que pelotudo.
- Ya, pero bueno, Lucía, tenés que aceptar.
- ¿Y si Mauro no quiere?
- Es más fácil para él que lo sepan, ¿Cómo no va a querer?
- Ya...bueno igual no puede.
- O igual sí, sólo piénsalo, sino tendrás que buscarte un novio falso porque  se reirán de ti si vas sola, yo incluida.
- Pelotuda.
Sonrió y comenzó a andar a la salida, yo detrás de ella. Se giró sobre ella y me abrazó.
- Me encontré con Mateo ayer, estuve hablando con él.
- Ajá.
- Está bien, mejor, por si te interesa.
Asentí sin saber que decir y ella sonrió sabiendo esto. Después, se fue.
Suspiré cerrando la puerta y volví a la cocina para hacerme un desayuno rápido antes de volver a la cama. Hoy yo no laburaba y quería descansar, sobretodo por lo que pasaría esta noche vaya él o no.
Me tumbé en la cama y me quedé mirando el techo pensando. Si iba, mi viejo me mataría y a él también. Si no iba, les engañaba y tendría que seguir escondiendo a Mauro hasta siempre, porque no cambiarían.
- Lucía.- le oí susurrar con su voz ronca de recién despertado y desvié mi mirada a sus ojos achinados por la luz y su leve sonrisa.
- Hola.- le sonreí y me giré para quedar de lado, mirándole directamente.
- ¿Quién llamó antes?
- ¿Lo sabías y no te despertaste?
- Me daba paja.- sonrió aún más y yo negué con la cabeza.
- Era Paula.
- ¿Tu hermana?
- Sí, me quería decir que hoy cenaba con mis viejos y ella para despedirnos. Se vuelve a Córdoba con su novio.
- ¿Y? Parecés mal.- sonreí al ver que no hacía falta decir nada, ya lo sabía todo, pero aún así preguntaba.
- Quieren conocer a mi pareja.
- A mí
- Mayormente, gil.
- ¿Y? ¿Qué vas a hacer?
- ¿Vos querés ir?
- A mí no me importa lo que tú viejo diga de mí, vos sabés quien soy y eso es lo que me importa.
- ¿Entonces?
- Lo que vos decidas, beba.
Sonrió y levantó su mano para acariciar mi mejilla antes de darme el primer beso del día.
- Está bien...si algo va mal nos vamos.
Asintió y me abrazó, estando así hasta que tuvo hambre y se levantó de la cama por fin. Fui junto a él, dividiéndonos para ir él a la cocina y yo al salón.
Encendí el televisor, dejé lo que había y saqué mi teléfono mientras oía como se acercaba. Se sentó a mi lado y pasó su brazo alrededor de mis hombros mientras bebía lo que sea que había en su taza.
- ¿Cómo crees que irá?- pregunté, dejando de mirar mi celular para desviar mis ojos a él.
- ¿El qué?
- La cena.
- ¿Querés que vaya?- levanté mis hombros y sonrió.- No lo sé, tu viejo seguro que me querrá matar.
- Está enamorado de Mateo.- dije antes de suspirar y él dejó de mirarme para beber del vaso.
- Bueno, entonces tendré que hacer lo mismo que con vos.
- ¿El qué?
- Hacer que olvide a ese pelotudo y se enamore de mí.- dijo clavando sus ojos en mí, sonriendo orgulloso de lo que decía.

No Me Llores (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora