5.

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- ¿Y qué hará Mateo? ¿Irá con vos?

- No, ma, no vamos juntos a todos lados.- dejé de mirar los deberes de Lucas y la miré a ella.- Re tóxico eso.

- Bueno, sólo preguntaba, ya que...

- Ma, a él no le molesta y si te preocupás por mí vos tranquila, que él me llevará al boliche y cuando me vaya vendrá a por mi.

- Está bien.

Salió de salón y por fin me dejó sola ayudando a mi hermano con sus deberes de matemáticas. Por suerte era más pequeño que yo, porque él y yo somos igual de malos acá.

Era por la tarde. Mi viejo no estaba porque se fue hace horas a laburar, así que sólo estábamos nosotros tres en casa, aunque luego mi vieja se llevaría a mi hermano a casa de su tía mientras que yo me arreglaba para ir al boliche.

 Cuando terminamos de hacer sus deberes subió a guardarlos y luego nos quedamos los dos viendo una película de animación que él eligió. 

- Dale, tenemos que irnos.

- Ya termina.

- Lucas, son los créditos.- dijo mi madre con cara de pocos amigos, haciéndome reír.

- Dale enano, se acabó la película.

Resopló y, molesto, se levantó del sofá y se fue arriba para cambiarse mientras que yo quitaba la película. Para cuando terminé, los dos se habían despedido y me habían dejado sola, así que puse algo de música en el teléfono y subí a ducharme.

Dejé mi pelo suelto, me puse una camiseta blanca crop top, unos vaqueros azul claro bastante rotos y unas medias de rejilla. Finalmente, me maquillé,  pero no mucho, y me calcé con unos tacones negros anchos.

Bajé, guardé mis cosas y salí de mi casa para ir a la de Mateo. Segundos después, me abrió.

- Se me olvidó que te veías tan bien.

- Gil.

Rió y tiré de su camisa para poder besarle. Nos despedimos de sus abuelos y fuimos de la mano hasta su auto. Le dije donde era el boliche y me llevó allá subiendo la música de la radio a todo volumen para poder hacer nuestras pelotudeces de siempre.

- Llegamos, nena.

- Dale, te llamo para que vengas.

- Si pasa algo, cualquier cosa, llamá, ¿Sí? Sea la hora que sea.- dijo serio y asentí, sonriéndole. Le agarré la cara con suavidad y le besé a un ritmo suave.

- Vos tranquilo, estaré bien.

Le guiñó el ojo y él sonrió mordiendo su labio inferior. Le solté y mientra abría la puerta me quité el cinturón de seguridad, saliendo rápido de su coche. Me despedí con la mano por la ventanilla y él me imitó el gesto antes de empezar a irse lentamente.

Caminé hasta la puerta del boliche, me puse a un lado y saqué mi celular para llamar a Martina y saber si estaban ya acá.

- Che, estoy en la barra, vení.- dijo nada más aceptar la llamada.

- Voy.

Entré al boliche y me hice paso entre la gente buscando la barra y al legar allá, a Martina. Al verla, me tomé mi tiempo pidiendo algo para beber y luego fui hacia ella.

- Al fin.- dijo sonriéndome y a continuación me abracé. Le señalé el vaso que llevaba en la mano y ella rió.- Borracha.

- Habló.- me sacó la lengua, mordiéndola.- ¿Estás sola?

No Me Llores (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora