15.

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- Mateo.

- Dime.

- ¿Seguro que vas a poder?

- Sí, vos tranquila, está todo controlado.

- Está bien.

Suspiré y me despedí de él por el teléfono. Después, seguí jugando a la Play Station con Tomás, mi mejor amigo, mientras su gemelo nos contaba por qué había roto con Olivia entre lágrimas. Al parecer los dos se cansaron de ver siempre la misma cara y decidieron romper y conocer gente nueva. Es decir, que no querían engañarse y terminaron la relación, así que supongo que jamás volveremos a ver a Olivia a no ser que ella quiera estar alguna vez con nosotros, ya que no somos su principal grupo de amigos, sólo éramos el de Santiago.

- Esta noche te buscás a otra.

- Ya, pero me da pena.- le miré con una ceja levantada y comencé a reír.- ¿qué?

- Que afectado estás, nada más terminar te vas a buscar a otra piba. Que lindo el amor.

- Che, yo la quiero, ¿Vale? Pero rompimos por eso.

- Al parecer Santiago vio una mina por ahí que estaba re buena y entonces cortaron.

- No fue así, ¿Vale?

- Claro que no, fue el amor, que se acabó.- dijo entre carcajadas Tomás, haciéndome reír a mí.

- Exacto, pelotudos.

- No, pero no te enfades.

Dije yo viendo como se levantaba con malos humos y se iba del salón, después reí junto con mi mejor amigo.  Habíamos quedado para tomar unos mates y ver una película, pero al final acabamos con cervezas, fernet y jugando al Fifa mientras Santiago se desahogaba con nosotros.

- ¿A qué hora termina Mateo de trabajar?

- Justo a la hora que quedamos en salir, pero dice que le dará tiempo.- di a uno de los botones y marqué un gol.- Já, gané.

- Faltan diez minutos, aún no está todo hecho.

- Tomás, vamos cinco a cero.

- Nena, aunque a veces parezca que algo ya ha terminado, aún queda una posibilidad de que no sea así.

Y a continuación me guiñó el ojo. Le miré extrañada pero seguí jugando hasta que terminó la partida, finalmente ganando cinco a dos. Por un momento pensé que remontaría.

Al terminar apagamos la consola y recogimos todos, yendo esta vez a hacernos unos mates en la cocina para luego subir a la habitación de Santiago para que nos perdone y no se enfade. Pero al llegar, no estaba en su habitación ino en el baño, así que esperamos a que saliera.

- ¿qué haen acá?- preguntó al parecer. Tomás y yo nos sorprendimos, estaba vestido demasiado elegante.

- ¿a dónde vas?- preguntó su ermano gemelo.

- A ver a una piba.

Tomás y yo nos miramos sorprendidos pero con una sonrisa cómplice. Santiago nos ignoró, recogió sus cosas y se despidió, dejándonos solos.

- Menudo hermano boludo me tocó.

- Boludo no sería la palabra.

Reímos y bajamos de nuevo al salón para ver cualquier película y hacer tiempo antes de que yo tenga que volver a casa a arreglarme.

Cuando llegamos en su auto, me despedí de él y entré saludando a mi familia antes de subir a agarrar mis cosas e irme a duchar para arreglarme. Salí una hora después lista para pasarme la noche fuera.

Cuando bajé a ver la televisión sonó la puerta y fui directamente a abrir, encontrándome a Mateo ya listo para irnos.

- ¿Ya terminaste de trabajar?

- Hace 15 minutos y vine en cuanto terminé de arreglarme.

- Vaya...

- Estás re linda.- sonrió mirando el vestido blanco ceñido que llevaba y me besó.- ¿Y tus viejos?

- ¡Acá!- mi madre apareció de repente. Le adora demasiado.- Son mejor pareja que tu viejo y yo.

- ¡Oí eso!- gritó mi padre desde alguna parte de la casa, haciendo reír a Mateo.

- Bueno, nosotros ya nos vamos, ma.

- Chao, pasenlo bien.

- Siempre.

Respondió Mateo mientras íbamos hacia su coche. Ya una vez dentro suspiré y Mateo rió levemente, sabiendo que lo hacía porque por fin mi vieja se había ido.  Prendió el auto y nos fuimos al boliche donde habíamos quedado con los demás.

Al salir del parking nos los encontramos a todos esperándonos en la entrada. Nos saludamos y entramos, hundiéndonos entre la gente. Fuimos a la barra y después me llevé a Mateo a bailar el reggaeton que sonaba por toda la sala y retumbaba en nuestros tímpanos haciendo latir a nuestros corazones al mismo ritmo.

Terminé el vaso pero no me importaba, se sentía demasiado bien mi cuerpo junto al suyo, sus manos en mi cintura y sentir su respiración exhausta entre toda la gente con algún beso de por medio. Pero al final, el pibe no aguantó tanto como yo y decidimos volver a la barra, aunque duraría poco porque después me llevaría a Tomás conmigo y finalmente se uniría Emma a nosotros.

Una vez más, cuando el alcohol se acabó fuimos a por más, pero esta vez nos quedamos en la barra a descansar apoyados y hablándonos a gritos. Camila decidió entonces ir al baño y yo fui a acompañarla.

Mientras ella estaba dentro yo me miraba al espejo y me arreglaba el poco maquillaje que se había corrido. Por fin salió y yo fui detrás de ella. Al abrir la puerta ella siguió para delante y yo fui a cerrarla, pero al girarme para seguir mi camino me encontré con el mismísimo Duki besándose con una piba que no conocía de nada.

No pude evitar hacer una mueca y seguí para delante en el momento que se dio cuenta de mi presencia y me vio. Pero, aunque veía Camila a lo lejos, la dejé de ver al sentir que alguien tiraba e mí hacía atrás hasta acabar en la pared, al lado de la puerta del baño.

- ¿Qué querés?

- Soltame, gil.

- No, decime, ¿qué mierda querés? ¿Qué mierda hacés acá?

- ¿Pero de qué hablas? No tengo que dar explicaciones de nada, ¿Podés dejarme?

- A todos los sitios donde voy estás, ¿Me estás siguiendo o qué?

- ¿Te diste un golpe en la cabeza o veniste así de nacimiento?

- Lucía.

- Mauro.- frunció el ceño cuando oyó su nombre por encima de la música, quizás rememorando viejos tiempos.- ¿Puedo irme?

- ¿Veniste con él?

- ¿Qué mierda te importa?- pregunté, hartándome hasta el punto de poder soltarme de su agarre, separando por fin mi espalda de la pared.

- Tanto negármelo y al final mirá quien tenía razón.- a mi mente vinieron todas las veces que desconfió de Mateo y que yo tenía que negar algo entre nosotros.- Al final los roles se cambiaron y vos sos la mala.

- Andate a la mierda, gil.

Le empujé levemente de los hombro para alejarlo más y con un rostro de desprecio total me alejé de allá. Casi desorientada por el alcohol y sus asquerosas palabras encontré a mis amigos, rellenando inmediatamente mi vaso del alcohol más fuerte que podía imaginarme.

- ¿Estás bien?- preguntó Mateo mirándome extrañado.

- El alcohol, ya sabés como me sienta.

- ¿Dónde estabas?- preguntó de repente Camila.- Te busqué y..

- Me desorienté.- respondió rápido, interrumpiéndola.

- Entones creo que es hora de irnos.

Afirmó Mateo. Al ver que iba en serio me terminé lo que tenía de un sorbo y me despedí de mis amigos, siendo guiada hasta su coche, que me llevaría de vuelta a mi casa.

No Me Llores (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora