98.

531 31 6
                                    

Desperté al sentir a Tomás moverse. Me giré y le vi sentado en la cama poniéndose una de sus zapatillas sin dejar de mirar el celular.
- Buen día.- susurré y me miró, sonriendo.
- Hoy más que nunca eh, viene él.
- ¿Dejaron ya de decir que le engaño?
- Bueno, por acá siguen diciéndolo.
Miré su teléfono y comenzó a enseñarme comentarios de gente por Twitter o cuentas de algún fan que hablaban de verme en el boliche con un pibe que no era él y que eso confirmaba que habíamos roto.
- Algunos dicen que también se besaron y justo también cuando hay vídeos de Mauro en el boliche bailando con la piba bien pegados...digamos que los únicos que saben acá la verdad sois vosotros porque los demás ya se inventaron la película.- añadió.
- Uh dios...
Puse mi mano en la frente. Recién despertada no era bueno tener ya todas las dudas en la cabeza y más cuando tú mejor amigo comenzaba a no estar tan seguro con lo que te había dicho hace días de la confianza. Todo comenzaba a flaquear y yo la primera.
- Dale, Lucía, vamos a desayunar fuera si querés.- puso su mano en mi rodilla, por encima de las sábanas y yo suspiré, mirándole de nuevo.
- Igual dicen que ahora le engaño con vos.
- Que pelotuda.
Sonrió y se levantó, dando la vuelta a la cama para agarrar mis manos y tirar de mí para levantarme y luego agarró cualquier cosa que encontró en mi armario para tirármelo.
- Nos vamos a desayunar y listo, hoy será un día tranquilo.
- ¿No vas a llevar tus cosas para luego?
- Cuando volvamos del desayuno, aún hay tiempo, él viene a la noche.
- Cierto.
Sonreí levemente y me besó en la mejilla antes de irse y dejarme sola en la habitación. Suspiré de nuevo y me cambié antes de bajar a su lado, haciéndome un desordenado moño para apartarme todo el pelo y sentirme mejor.
- ¿Lista?
Asentí y abrió la puerta, dejándome pasar para luego cerrar la puerta conmigo delante de él.
Caminamos juntos, hablando de cualquier cosa que se le ocurría para distraerme, aunque al final mi cabeza siempre estaba con él para bien como para mal.
No quería dejarle porque como le dije a Tomás una vez, sabía que no lo soportaría de nuevo, aunque Tomás me dijese que no iba a pasar con él a mi lado.
Pero yo me conocía y de prueba está todo este tiempo sin él. Mauro era capaz de llevarme al cielo y al irse dejarme caer en el infierno.
Así era la relación, aunque todo estaba bien antes de que se fuese. Quizás porque se me olvidó como era realmente ser su pareja entre la fama y los viajes, la distancia y que antes que yo, siempre iba la música. Al menos así le conocí.
Por suerte, Tomás me trajo de vuelta de mis pensamientos para preguntarme que iba a pedir en la cafetería donde nos habíamos sentado.
Después de eso, me hizo hablar a mí sabiendo que me haría mejor que escuchar, porque así no podría pensar en todo lo que ocurría.
Desayunamos entre charlas y risas y volvimos a la casa para comenzar a guardar todas las cosas que había traído en un bolso de mano para estos días.
Cuando terminamos, decidimos aceptar la invitación de Martina y fuimos a su casa a comer. Allá nos encontramos también con Santiago, que vino en cuanto Martina le dijo que había asado. Emma y Camila no pudieron venir, tenían que comer con sus familias, así que sólo estábamos nosotros.
Hablamos de nuestra vida, como que Tomás tenía novia o incluso Santiago.
Después de la comida, me despedí de ellos con un abrazo y subí al auto de Tomás para irnos a mí casa.
Allá me dejaría y se iría a la suya, la que no pisa desde hace días por mi culpa. El camino fue tranquilo, con la música alta y la ventanilla baja para sentir el viento y que me relajase. Aún no sabía cómo sería verle de nuevo.
Cuando me di cuenta, ya estábamos delante de la puerta.
- Ha sido un placer dormir con vos eh, pero tengo novia, sorry.
- Y yo, gil.
- Sí, bueno, ya me contarás cómo va eso.- se rascó la nuca y al ver como le fulminaba con la mirada rió.- Es joda.
- Ya, bueno, chao, pelotudo.
Rió de nuevo aunque no con tanta efusividad y nos abrazamos antes de bajar del auto.
Caminé despacio y una vez entré le llamé esperando que estuviera dentro, pero no. Suspiré y me di mi tiempo para relajarme.
Dejé el celular abajo y me subí a ducharme tranquila con agua fría que me calmara. Me puse una de las remeras que Tomás se dejó y un pantalón corto de los de Mauro. Me hice una coleta y finalmente salí del baño para oír la puerta de la entrada cerrarse.
- ¿Lucía?
- Mauro...
Bajé las escaleras lentamente mientras él me miraba, sonriendo. No estaba drogado, ni siquiera olía a marihuana.
Debajo de él, la valija que se llevó para su corto viaje, aunque a mí se me hizo eterno.
- Te extrañé.- sonrió al verme delante de él y yo lo intenté, pero sólo me salió una mueca. Rápido, entendió que algo iba mal.- ¿Qué pasa?
- Nada, todo bien, estás acá.- sonreí está vez, aunque me pasé de expresividad y acabó como una sonrisa falsa que le hizo confundirse más.
- ¿Estás bien? ¿Pasó algo?
- Decime vos...- susurré mirando hacia abajo. Cuando mis ojos volvieron a él, creo que realmente sí entendió todo.
- Los rumores.
- Sólo eso, ¿No?
- Decime vos.
- Mauro...hace mucho que no estamos juntos y...no sé quizás se me olvidó como era estar con alguien como vos.
- ¿Como yo?- sonrió con ironía.- ¿Quién soy yo? Decime.
- Y bueno, alguien que está ajeno a los rumores y que la vive como quiere sin darse cuenta de todas las cámaras que le filman.
- Ajeno a los rumores como los tuyos, ¿No?- ¿Lo vio?
- No sé si los míos, pero te hiciste el bobo con los videitos y ni me llamaste desde que todo salió a la luz.
- A la luz...¿Te oís? No pasó nada, nada salió a la luz.
- Yo te vi bien feliz con su culo pegado a ti las 24 horas del día eh.
- Lucía, déjate de joder.
- No jodo, Mauro, sólo cuento lo que es
- ¿Lo que es o lo que ves? Es una amiga, listo, ya fue.
- ¿Y por qué no llamaste?
- ¡Te llamé, Lucía, pero no contestaste!- no me di cuenta que todo este tiempo lo estaba enfadando poco a poco.
- ¡¿Y por qué no volviste a llamar?!- si no gritaba ahora acabaría gritando más él.
- ¡Porque te enfadaste por una pelotudez como es tu novio bailando en un boliche y dije ya fue, que viva en su película y yo voy a la mía!
- ¡Y rompimos sin decirlo! ¡¿No?!
- ¡No rompimos, yo no quiero eso, pero te ignoré porque sino me molestarias todo el viaje!
- Ya...ahora molesto, mirá vos.
- ¡Lucía, vení!
Gritó mientras le daba la espalda subiendo las escaleras de vuelta arriba. Iba a la habitación, a encerrarme allá e ignorarle hasta que se fuera a casa de algún amigo.
- ¡Lucía!- pero me agarró antes de llegar- ¡¿Venís y me armas todo el quilombo para luego irte?!
- ¡Sí, Mauro, porque vos también me cansas! ¡Siempre jugando la tuya sin importar lo de los demás, no pensaste en mí en ningún momento y me dejaste sola cuando te necesitaba acá!
- ¡¿Me necesitabas?! ¡Porque no demostraste nada ignorando mis llamadas!
- ¡No las vi, gil, hasta mucho después! ¡Te llamé y vos te fuiste con ella a bailar!
- ¡¿Tan poco amor te tenés que pensás que cualquiera puede meterse conmigo?!
- ¡Sos vos al que le temo, porque parece que sólo pensás con la pija!- mordió su labio inferior molesto y yo fruncí el ceño, sintiendo la rabia crecer en mí.
- ¡Al menos pienso! ¡Mirá vos, mirá lo que hiciste hasta llegar acá! ¡Si no fuera por mí andarías llorando en tu pieza porque tú novio rompió con vos por pelotuda!
- ¡En eso tenés razón, porque solo una pelotuda andaría con vos!- nuestras miradas se clavaron, furiosas. Y yo choqué mi dedo en su hombro, señalándole.- ¡Así que andate con todas las que van deseando tu plata que no saben lo que es tener a alguien como vos cerca!
- ¡No decías lo mismo antes eh!- dijo sonriendo, aunque su cara seguía siendo de bronca, tal y como demostró relamiendo sus labios y echando estos hacia atrás para aguantar su fuerza en ellos y en sus puños cerrados.
- ¡¿Antes de que me dejaste sola?!
- ¡¿Sola o con otro pibe?! ¡Andás siempre diciendo que yo ando en la mía pero vos luego te vas a un boliche y te garchas al primero que ves!
- ¡Andate a la mierda!
- ¡Vos sos la que tenés que irte de mi casa, colta!
No sé en qué momento sentía que el amor se había convertido en odio, el odio que había guardado estos días sin él.
- No sé ni por qué te di una tercera oportunidad cuando no te mereciste ni la primera.
Le miré furiosa a los ojos, sabía que no hacía falta gritar para decir eso porque sabía que dolería así, sin subir el volumen. Había perdido el control de mis sentimientos en el momento en el que sentía que no hablaba con el Mauro que me ayudó en todo momento.
- Y yo no sé en qué mierda pensaba para ir detrás de vos.
Él también sabía hacer daño y los dos llegamos enojados con el otro por todo lo pasado en este tiempo. Pero nunca pensé que esto nos rompería de vuelta.
Una última mirada y fui rápido a la habitación. Saqué de abajo de la cama la valija y agarré mi ropa rápido para tirarla dentro bajo su mirada.
Todo lo tiré rápido, sin orden, como mi cabeza. Lo cerré como pude y la bajé para tirar de ella, chocando nuestros hombros antes de salir de la casa, perdida, cansada del dolor

No Me Llores (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora