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Abrí mis ojos despacio, dándome cuenta que no estaba en mi habitación, ni tampoco en la de Mateo. Me levanté de golpe y me giré sobre mí. Pero no, no estaba él, estaba su hermana dormida. Confundida, pero en silencio, salí de la habitación de Candela con mis tacones en la mano, yendo a la cocina a la espera de que él estuviera allá.

- Buen día.- me sonrió y suspiré.- Tranquila, no pasó nada.

- ¿Qué hago acá de todos modos?

- No quisiste ir a la casa de tus viejos y tampoco a la de Mateo así que...pensaste que esta era la mejor opción.

- ¿Pensé?- asintió y resoplé.- Sí, estoy completamente loca.

Rió levemente y me tiró una pastilla para el dolor de cabeza que agarré en el aire. Me la tragué con un poco de jugo y luego me arreglé un poco el pelo antes de subirme de nuevo a su auto pero para que me llevara ahora de vuelta a mi casa.

- ¿Cómo en los viejos tiempos?- preguntó frenando a pocas manzanas de mi casa. Sonreí y asentí.

- Gracias.

- ¿Por qué? ¿Por llevarte a mi casa o por no acostarme con vos? Porque ganas no me faltaban.

- Lo sé, cuando estoy delante todos quieren.- le guiñé el ojo y la tensión que sentía desapareció cuando le oí reír negando a la vez con la cabeza.

- Dale, andate, tus viejos estarán preocupados.

- Mientras no les diga la verdad, no estarán realmente preocupados.

Escondió una pequeña risa en su sonrisa y asintió. Yo hice lo mismo que él y con una sonrisa en mi cara, me acerqué para besarle lentamente la mejilla. Después, me desabroché el cinturón y salí de su auto, caminando lo que faltaba hasta mi casa.

- Lucía.- Mateo me miró confundido.

- Perdón, me quedé en casa de Tomás.- sonreí nerviosa y él rió.- ¿Qué?

- Nada, sólo que no te esperaba en casa tan pronto.

Se levantó de la silla en donde estaba y se acercó a besarme. Pero, cuando pensé que me iba a abrazar, sólo lo hizo para susurrarme en el oído.

- Olés a alcohol, será mejor que te duches.

Se separó de mí y me guiñó el ojo. Sonreí y fui corriendo a arriba  adarme la ducha rápida que él me había propuesto y, así, me quitaría ese olor a alcohol que yo no notaba. Me cambié de ropa y dejé la que llevaba en la sucia, bajando para ver a mis viejos.

- ¿Bien ayer?

- Sí.- les sonreí y miré a Mateo.- ¿Y vos que hacés acá?

- Nada, vine a ver si habías llegado bien pero como no estabas pues desayuné acá antes de irme a trabajar.

- Oh, que lindo mi bebé.

Sonreí y me acerqué a besarle, pero, cuando ni siquiera llevaban cinco segundos mis labios junto a los suyos mi padre ya carraspeó para hacer que nos separásemos. 
- Dale, si lo amás.- respondí a mí viejo.
- Sí, pero mejor lejos de vos eh, seguís siendo mi nenita.
- Lo que vos digas, pa, vamos Mateo.
- ¿A dónde?
- Por ahí.
Sonreí y él agarró mi mano, dejando que tirará de él hasta fuera de la casa. Caminamos sin destino propio, hablando en su mayoría él sobre su trabajo y la otra parte yo sobre lo poco que me acordaba de la fiesta.
De repente, el bolsillo de mi pantalón comenzó a vibrar y agarró mi teléfono para ver quién llamaba.
- ¿Sí?
- Soy Tomás, gil, ¿Me podés decir por qué desapareces de repente en todas las fiestas? ¿Sos pelotuda o...?
- No desaparecí, me desperté antes que vos y me fui.- miré a Mateo sonriendo, intentando disimular mi mentira.
- ¿Qué? ¿De qué hablas?
- Sí, claro, me desperté, me vestí y no te quise despertar porque estabas cansado al llegar.
- ¿Cansado? Pero si vos no estuviste conmigo, ¡Desapareciste en tu camino al baño¡ ¡Nos asustaste!
- No, no, no volverá a pasar, te avisaré y así no te preocupas tanto eh, protector pelotudo.
- ¿Qué me estás...?
- Chao.
Le interrumpí terminando la llamada rápido y dejé mi celular en silencio en el bolsillo antes de sonreír y besar a Mateo.
- ¿Todo bien?
- Sí, sólo se asustó al no verme.
- Pero si durmieron juntos, ¿No?
- Ni se acordaría.- sonreí y él rió levemente, negando con la cabeza.
- No me extrañaría, vuestras fiestas son las peores.
- Si vos no aguantas hasta la mañana siguiente no es mi culpa.
Levanté mis hombros con diversión y él sonrió antes de volver a besarme. Seguimos caminando hasta que llegó la hora de comer y decidió invitarme a una comida fuera en un restaurante que al final acabó siendo un Burguer King. No me quejaría, eso estaba claro.
Al terminar, él tenía que trabajar y yo también, así que me llevó en su coche hasta mi trabajo, que hoy era turno de tarde, y luego se fue.
Saludé a mis compañeros, me senté en mi lugar y esperé a que las horas pasarán para poder visitar a Tomás.
Cuando parecía que me moriría allá dentro, mi jefe salió de su despacho a decirme que ya podía irme, que no me necesitaba por hoy. Sonreí y llamé a Tomás mientras buscaba algún taxi donde subirme e ir a su casa.
- ¿Qué querés ahora?
- ¿Podemos vernos?
- No sé, igual te perdés en el camino.
- Dale, Tomás, me fui y ya, déjame que te explique.
- Si vos decís...
- Estoy yendo a tu casa.
Dije entrando en un taxi, terminando la llamada. Le di la dirección y saqué el dinero para pagarle una vez llegamos.
Me despedí del hombre que conducía y llamé a la puerta de Tomás. Segundos después, tenía en mi presencia a mí mejor amigo enfadado,  con una manta sobre sus hombros y un aspecto que dejaba que desear.
- Vaya, la desaparecida.- dijo haciéndose a un lado para dejarme pasar.
- Me manché el top y me fui.- respondí yendo a su salón.
- Sin avisar
- Se me pasó, estaba demasiado borracha para pensar tanto.
- ¿Y la llamada de esta mañana?
- Estaba Mateo a mi lado.
- Y le dijiste que dormiste conmigo, ¿No?
- Sí.
- Pero no lo hiciste.
- No.
- ¿Y por qué le mentirías a Mateo diciendo que dormiste en mi casa cuando no fue así? En vez de decir que fuiste a tu casa.
- Porque no fui a mi casa.
- ¿A no? Inesperado.- dijo con ironía mientras se sentaba a mí lado derecho del sofá, tomando mate a continuación.
- No salí sola de allá, sino seguramente no estaría con vos acá.
- ¿Y con quién fue?
- Mauro.
- ¿Otra vez? Por dios Lucía, no aprendes.
- No hicimos nada.
- Y eso lo sabés vos que ni te acordás.
- Me he despertado en su casa y según él, así lo pedí. Pero no hicimos nada.
- Ya y yo tengo que creermelo, ¿No? Lucía los errores están para cometerlos una vez, no siempre que le ves.
- No hice nada, te lo prometo, Tomás, cuando desperté pensé lo mismo que vos pero luego me lo encontré en la cocina, esperándome para darme explicaciones antes de que saliera corriendo.
- ¿Y él no hizo nada?
- Tomás, seguro que tiene a mil pibas a su lado, ¿Vos de verdad pensás que va a darlo todo para acostarse otra vez con su ex?
- Sí.
- Gracias por tu sinceridad.
- Vos preguntaste.
Sonrió y suspiré. Se levantó y fue a la cocina a dejar su mate vacío allá antes de volver a dónde estaba.
- ¿Y por qué mentiste a Mateo?
- Porque aunque no hayamos hecho nada, decirle a mi pareja actual que he dormido en la casa de mi ex igual es algo raro, ¿No crees?
- Sí, una pregunta estúpida por mi parte.
- Un poco.- le sonreí y él se estiró, relajando los músculos de su adolorido cuerpo.- ¿Vos no tenías que estar trabajando?
- Día libre.- sonrió.
- Que suerte.
- ¿Tenés unas horas antes de volver con tu querido novio?
- Según.
Volvió a sonreír y me extendió su mano con la intención de levantarme. Me ayudó y fuimos sin separar nuestras manos hasta la puerta, allá se agarró una campera y nos fuimos a no sé dónde.

No Me Llores (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora