36.

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Oí los pasos de Neo a lo lejos, seguramente viniendo hacia acá, pero yo no dejé de mirarle aún sabiendo que parecía una acosadora.
- ¿Me podés parar de acosar? Si querés una foto pedimela y listo.- dijo mirándome, sonriendo, como si me hubiera leído la mente.
- No te estoy mirando, te estoy...
- Analizando.
- Tampoco, ¿Para qué voy a querer yo analizarte?
- No lo sé, hay tantas cosas de vos qué no sé aún.- dijo apoyando sus codos en las rodillas, echándose hacia delante.
- ¿Así? ¿Cómo cuáles?
Me puse en la misma postura que él, retándole. Pero, cuando iba a hablar, apareció Neo colocándose la campera que llevaba mejor.
- Listo, lindo baño.
- Espero que siga siendo lindo cuando vaya.- él sonrió y se dejó caer en el sofá, dejando sus brazos en el respaldo de este y mirándonos sin quitar la sonrisa.
- ¿Pasó algo?
- Nada importante.- respondió Mauro, mirando a su amigo para luego sonreírme a mí. Pelotudo.
Siempre que iba a decirme algo, nunca llegaba a escucharlo. Ayer cortó su frase y no respondió mi pregunta y hoy llegó Neo a arruinarlo todo. No sé por qué pero ahora todo en él me parece una incógnita que me atrae a saber más. ¿Atraer es la palabra correcta?
- Bueno, será mejor que busquemos a estos pibes antes de que alguno mate al otro.
- Yo me voy afuera a fumar, lo siento.
Neo me sonrió y me guiñó un ojo antes de levantarse rápido del sofá e irse fuera junto a los otros. Miré a Mauro, pero este ya se había levantado e ignorándome caminaba también hacia afuera.
- Eh, ¿No te quedas?
- ¿A qué?- se giró a verme.
- A ver dónde están.
- Lucía...vos ya sos mayor para ver escenas de más de dieciocho.
- Pues ayer me tapaste los ojos.- me levanté del sillón y caminé hacia él hasta quedar en frente el uno del otro, tan sólo tocándonos por mis brazos cruzados contra su pecho.
- ¿Querías que te dejará ver a C.R.O. desnudo? ¿Es una de tus fantasías sexuales?
- Esa justo no.- sonreí y él hizo lo mismo.- Pero me los tapaste rápido.
- Bueno, no quería que le vieras así si es lo que querés que diga.
- ¿Por qué?
- ¿Es un interrogatorio?- preguntó rápido.
- Si lo fuera, sería obligatorio responder y acabarías retenido acá hasta que respondieras todo.
- No me importaría.
- ¿Responder todo?
- Quedarme retenido acá.
Sonrió levemente y mientras yo mantenía mi mirada en sus ojos, él bajó los suyos hasta mis labios, provocándome un pequeño paro cardíaco.
- Será mejor buscarles.- dije tropezándome con las palabras y sus ojos volvieron a los míos, volviendo a sonreír pero con más picardía que antes.
- Como quieras.
Me separé de él rápido, intentando no llamar mucho la atención con mis nervios repentinos, y caminé hacia la escalera escuchando sus pasos atrás de mí.
Ya en el piso de arriba, caminé más despacio y él hizo lo mismo, mirando a todos lados. Me paré al lado de la puerta de la habitación de Martina y respiré profundamente.
- Decime que me taparas los ojos si hay algo que no deba ver.- susurré y él rió levemente cerca de mí, pegando de repente su pecho con mi espalda.
- Como quieras.
Su voz ronca se clavó en mis oídos y aún más nerviosa, agarré el pomo con mis temblorosas manos y abrí la puerta esperándome lo peor.
Pero, lo que vi fue a Tomás sentado en la cama, vestido y mirando en silencio a Martina, que estaba sentada en una silla mirándole con la boca abierta, quizás porque iba a decir algo.
- ¿Pasó algo?
- Sólo veníamos a ver qué tal.- sonreí intentando ocultar mis nervios y los dos nos miraron confundidos.
- No les vamos a engañar, pensábamos que les íbamos a pillar teniendo se...
- Vale, vale, será mejor que nos vayamos y les dejemos hablar un poco más.
Me giré, sin pensarlo dos veces, sobre mí y sin darme cuenta acabé a poca distancia de él, a menos que antes. Sonreí nerviosa intentando no fijarme instintivamente en sus labios y puse mis manos en su pecho, tirando con rapidez hacia atrás a la vez que tragaba e ignoraba su maldita sonrisa.
- Dale, vámonos de acá.
Agarré su camiseta y tiré de él hacia las escaleras de vuelta. Segundos después, antes de llegar allá, le solté y caminé yo sola con él detrás.
- Pues habrá que esperar.
- Ya no tenés por qué estar acá, ¿No?- sonreí nerviosa y él levantó una ceja.- Quiero decir, Neo ya se fue.
- Y querés que yo me vaya.
- No es eso...bueno...
- Está bien, ningún problema, pero si pasa algo allá te las bancas sola eh.
Asentí lentamente sin pensarlo muy bien, pero aún así él sonrió y sacó el porro de antes de la riñonera para salir fuera y una vez ya sin mi techo encima de él, girarse a verme para prenderlo sin quitar su vista de mí.
Sonreí sin saber muy bien cómo actuar y una vez echó el humo, aún sin dejar de fijarse en mi, se dio la vuelta y yo cerré la puerta intentando calmar los latidos de mi corazón y mi entrecortada respiración.
¿Qué acaba de pasar?

No Me Llores (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora