17.

690 38 3
                                    

- Buen día.

- Buen día.- Mateo me sonrió y yo seguí vistiéndome.- ¿Querés pegar a alguien hoy?

- Sí, a mi jefe.

Mateo rió levemente y terminé de ponerme los zapatos. Me acerqué a él y le besé, bajando después a su cocina para desayunar. Allá me encontré con ella desayunando junto al abuelo de Mateo.

- Buen día.

- Hola.

Saludó Martina. La sonreí levemente y comencé a hacerme el desayuno, sentándome entre ellos dos para oír mejor lo que tenía que decir Pedro sobre las noticias de hoy. Después se nos unió Mateo y finalmente María, u abuela, aunque yo estuve poco tiempo con ellos porque me tenía que ir a trabajar.

Al terminar mi horario, salí como siempre solo que esta vez no me encontré el coche de Mateo, sino el de Mauro. Mierda.

- Lucía.- Tomás salió de repente y se acercó a mí con rapidez.- ¿Dónde está?

- ¿Quién?

- Martina.

- ¿Quién es Martina?- no estaba dispuesta a responder, no era mi deber.

- Dale, dejá de hacerte la pelotuda.

- ¿Qué es ser una pelotuda?

- Lucía.- cerró sus puños y apretó su mandíbula, entonces otra puerta del auto e abrió, saliendo él.

- Tomás, dejame a mí.

C.R.O se giró a ver a Mauro y dio un paso hacia atrás mientras él se acercaba a nosotros. Yo resoplé y puse en blanco mis ojos.

- Lucía, dinos donde está.

- ¿Quién sos vos?

- Lucía.

- ¿Qué? No te oigo.- frunció el  ceño y sonreí con diversión.

- Dejate de joder.

- ¿Te venís a hacer el héroe ahora?

- Ayúdanos, sólo quiere arreglar las cosas.

- ¿Arreglar? ¿Qué pasó, se le rompió un mueble?

- ¡Dinos donde está!- Tomás parecía desesperarse y yo volví a sonreír.- Por dios, sólo quiero verla.

- Dejame tú celular.

Se miraron confundidos, pero aún así aceptó y me lo dio. Me metí en su Instagram y busqué su perfil para después poner una de sus mejores fotos. A continuación, se la enseñé.

- Listo, ya la estás viendo.- sonreí y los dos me miraron furiosos. ¿De verdad pensaron que serían tan fácil?

- Lucía, ¿Te tengo que recordar lo que hice por vos?

- Oh, perdón mi señor por haberme olvidado como me ayudaste contra un ladrón, ¿Qué te pensas, que sos un capo ahora? No sos único, nene, date cuenta ya.

- Ya está, se acabó.

Tomás me agarró con fuerza de la muñeca pero entonces alguien carraspeó a uno de nuestros lados. Sonreí al ver a Mauro con las manos en los bolsillos de su pantalón, mirándonos serio.

- ¿Qué querés vos ahora?- preguntó enfadado Mauro.

- ¿La pueden soltar?

- Oh, que lindo, el príncipe azul viene  a por la princesa.- dijo riendo Tomás.

- Pues ya saben lo que dice, antes hay que besar al sapo para que aparezca el príncipe.- dije soltándome de su agarre, mirando de reojo a Mauro, que pareció haber llegado a su límite.

- Serás...

- Bueno, chao.

Mateo se acercó rápido, me agarró de la mano y tiró de mí hasta él, llevándome hasta su coche, arrancando nada más llegar.

- ¿Pasó algo?-preguntó sin apartar la mirada de la carretera.

- Nada especial, sólo les vacilé.

- Eso se te da bien.

Afirmó sonriendo y le imité el gesto. Poco después, aparcó en un sitio libre y entramos en el restaurante donde habíamos quedado con Martina para comer. Y alá nos esperaba, sentada en una mesa con aspecto de aburrirse.

- Hola.

- Al fin, ¿Dónde estaban?

- Tu novio me paró nada más salir.

- ¿En serio?

- Él y Mauro.

- Ay dios...lo siento, Lucía, yo...

- Vos tranquila, no dije nada y todo está bien. Mateo llegó, me salvó y acá estamos, ¿Todo bien?

- Hace unos minutos acababa de apagar el celular porque el pelotudo no paraba de llamarme.

- No pueden estar así toda la vida.- dijo de repente Mateo, dirigiendo la atención hacia él.- O lo arreglan o rompen, pero vos no podés seguir así, escondida.

- Te aseguro que me buscaré otro sitio donde quedarme que no sea tu casa pero..

- No, no es porque estás en mi casa, es por tu bien. Él no va a parar hasta verte y en algún momento lo tendrás que hacer, ¿O pensás que parará?

- No sé...

- Tienes que enfrentarte a él.- Mateo me miró y sonrió.- Y no te estoy diciendo que lo hagas sola, podés contar con nosotros.

- Gracias chicos, son lo más.

Sonrió y cambié de tema para estar más cómodo mientras esperábamos nuestros pedidos. Cuando terminamos e comer nos despedimos de Mateo, que tenía que ir a trabajar, y las dos nos fuimos a mi casa a ver una película con Thiago antes e juntarnos con nuestros amigos de siempre a hacer una pequeña joda en casa de Camila y Emma. Extrañaba esto.

No Me Llores (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora