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- ¿Ya se vieron?- preguntó mi vieja cerrando la puerta cuando ya entraron.
- Sí, vinieron está mañana a buscarme.
- Pero se tuvo que ir a laburar.
- Ché, ¿Y Thiago?
- De fiesta con un amigo.
María, mi madre, rió mientras que volvía a la cocina y mi hermana y su novio me miraron confundidos, haciéndome sonreír.
Su novio vino con nosotros y mi hermana se fue con mi viejo. Terminamos todo y comenzamos a preparar la mesa para finalmente sentarnos a cenar.
- ¿Y qué tal en Córdoba?
- Bien, los estudios van bien y en general todo está bien.
- Acá en Buenos Aires siempre tenemos algo eh Lucía.- dijo entre carcajadas mi viejo. De respuesta le dediqué una sonrisa irónica que hizo a mi hermana reír.
- Pronto volveré.
- Vendremos, ¿No?
- Sí, cariño, vos tranquilo.- su novio sonrió como un nene y mi madre rió viendo la escena. Me recordó a Sandra con Mauro y conmigo, ¿Como estará ella?
- A dormir a la habitación eh.
- ¿Qué?
- Te quedaste mirando la mesa.
- Ah nada, estaba pensando.
- Pensás mucho vos eh.
- Cuando hace falta.- respondí a mí viejo y este sonrió, dándole un pequeño golpe en el codo al novio de mi hermana para tomar su atención.
- Se pasó una noche entera pensando cómo decir que se mudaría de la casa.
- Fue duro, ¿Vale?
- Yo pensaba que te ibas a quedar acá.- dijo mi vieja.
- Pues no.
- Yo pensaba que te mudarías con él.
De nuevo, ese él al que se refería era Mateo. Parece que me dolió más a él la ruptura que a mí, lo cual me molestó.
- Bueno, te malcrié.
- ¿Con qué?- preguntó confundido mientras los demás me miraban esperando la bomba, hasta mi vieja parecía esperarse lo que iba a decir.
- Con que me mudo con gente, ya sabes, la única vez que me mudé de acá antes que aquella vez que decís fue cuando me fui con Mauro.
Su mirada confundida cambió mientras hablaba hasta dejarme ver un poco de su infierno personal contra Mauro. Mi hermana intentaba no reír mientras mi madre miraba a la comida esperando alguna discusión.
- Pero mirame, ahora estoy con Martina, así que parece que sólo puedo vivir junto a alguien.
Dije, bajando la tensión que había dejado al nombrarle. Si supieran.
Por suerte mi hermana decidió cambiar de tema y mi viejo me quitó su pesada mirada de mí, la cual ya se me hacía incómoda.
A partir de ahí, se hablaba sólo de cómo se conocieron mis viejos e historias de ellos de jóvenes, a la vez que Paula y su novio,, contaban la suya.
- Uh, perdón, Lucía, nos olvidamos de vos.- dijo entre carcajadas su novio y yo sonreí sarcástica.
- Tranquilo, podré vivir con ello.
- Ché, vos decidiste no encajar en esta conversación eh.
- Sí, pa, lo que vos digas.
- Porque novio no tenés, ¿No? Hoy lo pensé cuando vi la fiesta de Mateo.
- Eh...no, que va.
- Que mal mentís.- dijo mi madre sonriendo, aunque mi viejo estaba serio. Supongo que no aceptaría a otro que no fuera su querido Mateo.
- No miento mal.
- Sí, pero no dijiste que no era una mentira.
Fruncí el ceño y mi hermana sonrió viendo cómo mi madre sabía perfectamente lo que pasaba, aunque no con quién.
- Bueno, cambiemos de tema.
- Estaría bien saber quién es.
- Algún día, ahora no.
Respondí a mí viejo, que no parecía tan feliz como mi madre de ver cómo su hija se olvidó de su ex y pudo seguir hacia delante.
Terminamos la cena y decidí irme junto a mi hermana y su novio para no quedarme a solas con sus preguntas.
- ¿Cuándo se lo dirás?
- ¿El qué?
- Que estás con Mauro.
- Nunca, me mataran.
- ¿Para tanto es?
- No sabes bien.- mi hermana miró a su novio y luego otra vez a mí.- Algún día tendrás que hacerlo.
- Pero...
- Pero nada, vos tranquila, aunque igual es mejor que esté yo. Al fin y al cabo soy la favorita.
- Sí, sí...pero recordá que yo no fui un accidente.
Le guiñé un ojo y reímos juntas antes de abrazarnos delante del auto de su novio. Después me despedí de la misma forma de él, alejándome a pie de ese lugar que tanto me recordaba las veces de que salía o entraba con Mateo de alguna de las dos casas.
Ya tarde, conseguí llegar a la casa de Mauro y llamé esperando que no se hubiera dormido y pudiera abrir.
- Lucía.
- Estoy re cansada.- sonrió y se hizo a un lado para dejarme pasar.
- En mi cama se duerme bien.
- Lo que vos digas.
Rió y subimos juntos, yendo a la habitación yo delante de él por mi gran amor a una cama ahora mismo. Sólo tenía ojos para ella.
Al verla, me dejé caer de espaldas, sonriendo a Mauro cuando abrí mis ojos, viendo cómo me miraba desde el marco de la puerta.
- ¿Todo bien?
Asentí lentamente y él abrió su armario para tirarme una de sus remeras y sus pantalones para cambiarme mientras él bajaba a apagar las luces.
Me metí en la cama con mi ropa en el suelo junto a mi bolso y las cosas que guardaba en este sobresaliendo de él z como el teléfono. Apagué la luz también yo y esperé a que él apareciera.
Noté como se acercaba hasta que hubo más peso en la cama y finalmente le sentía acercarse a mí.
- Buenas noches.
Susurró en mi oído mientras me abrazaba por la cintura, dándole la espalda. Sonreí y giré levemente mi cabeza hasta ver sus brillosos ojos en la oscuridad.
- Buenas noches.
Finalmente nos dimos un corto beso antes de dormir juntos, sin más fiestas.

No Me Llores (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora