27.

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- Lucía.

- ¿Qué pasa?- abrí mis ojos un poco hasta poder ver bien a Martina.

- Me voy.

- ¿Ya?

- Sí, chau.

- Chao...

Volví a cerrar mis ojos y segundos después oí la puerta de la casa cerrarse. Una vez más, me encontraba sola y me había dado cuenta de que lo odiaba. Mateo estaba en el trabajo, al igual que Tomás, Santiago, Emma y Camila. Y Martina se acababa de ir.

Resoplé tapando mi cara en la almohada e intenté volver a dormirme, con suerte hasta la comida, donde Martina ya abría vuelto. Pero la alarma sonó y no tuve más remedio que levantarme, aunque yo no tenía que ir a laburar porque mi jefe estaba de viaje. Menudas vacaciones estaba teniendo.

Arrastré mis pies hasta la cocina y allá me hice un ligero desayuno. Terminé por lavar los platos y demás y luego decidí limpiar y ordenar la casa al ritmo de la música que pondría en mi teléfono en modo aleatorio.

Mientras limpiaba mi habitación bailaba al ritmo de una de las canciones de Khea como una tarada, hasta que la música se apagó de repente. Miré confundida mi celular y vi una llamada, era Neo. Dejé la escoba y contesté.

- ¿Sí?

- Soy Neo.

- Ya, ya, ¿Qué querés?

- Me aburro.

- Bienvenido al club.

- ¿Venís?

- ¿A dónde?

- A mi casa, pelotuda.

- ¿Estás solo?

- A ver...C.R.O anda perdido, Mauro ni idea y Alejo está...no sé dónde está.

- Que gran amigo que pierde a los suyos.

-Che, soy su amigo no su viejo.

- Vale, vale...terminó por acá y voy.

- ¿Qué terminás?

- Nada que te importe, chau.

Terminé la llamada y la música volvió a sonar. Seguí limpiando, esta vez con más rapidez y finalmente quité la música, agarré una campera cualquiera de la silla y guardé en los bolsillos mi celular y las llaves, saliendo de casa.

Decidí ir caminando hasta su casa y tardé quince minutos en llegar, pero al menos disfruté un poco del aire, despejando mi desordenada cabeza. Quizás algún día deba ordenar esta en vez de mi casa.

Llamé a la puerta y segundos después un Neo sin camisa me abrió, sonriéndome como un nene que recién ve a su madre llegar. Me dejó pasar y fui al salón, tumbándome en el sofá e ignorando el olor a porro.

 - ¿Qué querés hacer?- pregunté y volvió a sonreír, enseñándome dos botellas de alcohol que hicieron ponerme seria.- ¿En serio? ¿Me llamaste para emborracharnos juntos?

- Dale, un poquito de musiquita, yo porros y vos alcohol. Es un buen plan.

- Sí claro, para luego irse a un boliche, Neo.

- ¿Y qué querés hacer vos? Porque yo no tengo ganas de...

- Una película.- ahora era él quien se puso serio.- Dale, seguro que alguna te gusta.

- Yo porros, vos alcohol y película.

- Me gusta la idea.

Sonreí y me pasó una de las botellas. Minutos después él estaba mirando su celular y fumando sin hacer caso a la película que yo estaba viendo mientras bebía poco a poco de lo que me había dado, creo que era vodka.

Cuando esta terminó, Neo decidió poner música y yo me tumbé en el sofá viendo como hacía boludeces mientras la casa se movía. Sí, creo que se me subió todo lo bebido. Resoplé, tapé mis ojos y luego la casa paró de moverse, el problema era que Neo era una persona borrosa para mí.

- Creo que voy a irme.- dije levantándome. Él me miró serio.

- ¿Pasa algo? ¿No te gusta como bailo?

- Sos el mejor.- reí y él sonrió.- Pero el alcohol me hizo mal.

- Nunca hace mal el alcohol, siempre hace bien.

- Entonces serás vos quien me hizo mal.

 Rió y me levanté sujetándome al sofá. Agarré mi campera y me la coloqué despacio, entonces, sonó la puerta y él y yo nos miramos. Caminó hacia la puerta mientras terminaba de acomodarme la campera y de repente sentí como mi estómago empezaba a doler y a continuación algo subía por mi garganta.

- ¿Qué hacen ac...?

No pude terminar de oír lo que Neo decía a quien fuera que estuviera en la puerta, porque yo ya estaba corriendo hacia el baño, casi tropezándome. Llegué al baño, quité la tapa y vomité todo lo que había guardado en estos segundos. Agarré mi pelo como pude, echándolo para atrás y, cuando por in había terminado, me senté al lado agarrando el retrete mientras mis ojos se llenaban de lágrimas y tosía con fuerzas. Jamás volveré a beber.

No Me Llores (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora