53.

628 38 4
                                    

La luz blanca cegaba mis ojos cerrados y los forzaba a abrirse. Todo me parecía demasiado luminoso.
Cuando mis ojos pestañeaban rápido y se intentaban acostumbrar a dónde estaba, la cabeza comenzó a dolerme demasiado fuerte.
Chasqueé la lengua e intenté tapar un poco mis ojos de tanta luz aunque me era casi imposible. Toda la habitación donde estaba era blanca.
Poco a poco, la imagen se volvió nítida y mi oído se agudizó hasta que ya no oía aquel pitido continuo desde que desperté.
Estaba en una habitación de hospitales, con un aparato a mi lado que parecía ser del suero. ¿Qué hacía acá?
Intenté recordar todo lo que había pasado antes de dormirme o lo que fuera que me pasara, pero sólo recuerdo huir de Mauro del baño e ir a la barra. Nada más.
Igual nos peleamos o igual me mareé y los pibes me llevaron acá. Conociendo a Mateo seguro que lo haría si me veía mal.
Resoplé y aunque mi cabeza dolía como mil demonios, me levanté despacio y agarré mi suero para andar hacia la puerta con los pies descalzos.
Abrí la puerta despacio, notando como se movía mi bata. Me asomé al pasillo y una enfermera me vio dos habitaciones a mí derecha, acercándose a mí.
- Hola.
- ¿Lucía G. ..?
- Sí, soy yo, ¿Qué pasa?- interrumpí sin pensar.
- Vamos a la cama, ¿Sí?
Me sonrió y agarró despacio el brazo para caminar conmigo hacia la cama. Salió de la habitación cerrando la puerta, dejándome otra vez sola.
No sé qué hacía acá, no sé que había pasado ni dónde estaban todos, ¿Y qué pasaba con el embarazo? ¿Había algún problema?
- Lucía.
Me giré a ver la puerta y vi a mi vieja asomada a la puerta, sonriendome con dulzura. Raro por su parte, odiaba los hospitales.
- Hola, ma, ¿Qué...?
- Todos estamos acá, Paula llegó esta mañana.
- ¿Esta mañana? ¿Qué hora es?
- Las cuatro, nena.- dijo acercándose a mí para sentarse al filo de la cama y agarrar mi mano.
- ¿Y por qué no...?
- Papá no puede entrar porque sólo nos han dejado a uno para hablar contigo.
- ¿Conmigo de qué? ¿Dónde está Mateo?
- Mateo no...no contesta.
- ¿No contesta? Se habrá quedado dormido.
Chasqueó su lengua y apretó aún más mi mano, acariciándola con el pulgar y mirándome con ternura y algo de pena. ¿Qué pasaba que no me lo querían decir?
- Ma, ¿Qué pasa?
- ¿Te acordás de algo de ayer?
- Me acuerdo de que salí del baño y fui a la barra.- omití a Mauro, por supuesto.
- ¿Nada más? ¿Ni que pasó para que estuvieras acá?
- ¿Qué pasó?
- Te desmayaste en el parking del boliche, nena.
- ¿Me desmayé?
- Te encontraron allá y llamaron rápido a una ambulancia, fue todo un...
- ¿Y Mateo estaba allá?
- Mateo se fue antes de eso.
- ¿Sin mí?
- Cariño, vos y Mateo no...no están juntos ya.
- ¿Qué?
- Algo pasó, no nos lo quiso contar, pero cuando Martina le llamó esta mañana para que viniera por...bueno, dijo que se había terminado.
- Pero...¿Qué? ¿Por qué? ¿Cuándo fue eso? ¿Mamá que está pasando?- mis lágrimas aparecieron sin previo aviso y comencé a angustiarme ante tantas lagunas de memoria y sin saber que había pasado en realidad.
- Nena, vos...ayer bebiste y bueno, sin control, hiciste una boludez y...¿Por qué no nos contaste?
- ¿El qué?- pregunté en un hilo de voz mientras mi garganta se cerraba en un nudo.
- Que estabas embarazada.
- Ma, yo...lo quería hacer hoy pero...
- Lucía.- mi confundida mirada la enfocó y mi saturada mente se concentró en ella.- Estabas.
- ¿Estaba qué?
- Embarazada.
- ¿Cómo que estaba? Estoy, ma, es de Mateo, yo...
- Lucía, tuviste un cola etílico, nena.
- ¿Qué?
- El médico dijo que fue por una situación de estrés y bueno...los análisis daban que todas tus hormonas estaban descontroladas y que había demasiado alcohol.
- ¿Lo perdí?
Su mirada bajó a la cama para tomar fuerzas antes de mirarme y asentir lentamente, sin esperarse cual sería mi reacción.
Le solté la mano para tapar mi cara a la vez que flexionada mis rodillas y apoyaba mi cabeza en estas. Sin importarme el dolor de cabeza, la cual estaba a punto de estallar con tanta información, comencé a llorar por todo.
Me había despertado pensando que seguramente estaba acá por una boludez y ahora no tengo novio, ni estaba embarazada y todo porque no supe cuidar de mí y lo peor, de los que me rodean.
- Lucía, cariño...- sentí sus brazos rodearme, intentando consolarme.- Tranquila, nena, todo pasará.
- Yo no...yo no quería esto.
- Lo sé, nena, lo sé... sólo vos sabés que pasó pero tu cabeza para tomar tanto y qué pasó con Mateo.
- Necesito...necesito a Martina, ella estuvo allá.
- Ella dice que no...
- Ma, por favor.
Con mis ojos llorosos y en mitad de sollozos le supliqué que fuera a buscarla y sin quejarse más, se levantó y la buscó para que segundos después fuera ella la que me abrazara.
- ¿Qué pasó, Martina? ¿Qué hice?
- Te encontró Tomás cuando fue a buscarte, yo estaba aún dentro cuando Emma fue a buscarme para contármelo. Cuando llegué ya estaban subiéndote a la ambulancia y Tomás te acompañó, yo me quedé allá.
- ¿Pero qué...?
- Llamé a Mateo cuando Santiago me dijo que nadie lo había visto y no sus amigos sabían donde estaban. No contestó, pero como me pareció raro, busqué entre todo el grupo de gente que había allá y vi a un par de amigos de Tomás así que sabía que estaban allá. Santiago y los demás se marcharon y yo decidí quedarme para ir a buscarles.
- ¿Y yo qué hice para acabar acá?- pregunté mientras lloraba, intentando tranquilizarme sin éxito.
- La mayoría de la gente salió del boliche al ver todo el quilombo, pero aún había gente allá dentro. Fui directa a la entrada de la parte VIP y cuando me vieron tan asustada pues me dejaron pasar. Tomás se asustó al verme, tendrías que ver su cara...- sonrió levemente y luego miró al suelo para volver a los tristes ojos que tenía desde que entró.- Le conté todo y llamó a Mauro, que por suerte no tardamos en encontrarlo. Él nos habló de que habían hablado en el baño.
- Lo recuerdo, quería saber si era el padre.
- Bueno, luego dijo que vos huiste y te buscó por el boliche, saliendo afuera también para ver si estabas por allá pero no te encontró. Suponemos que allá fue cuando empezaste a beber, que te fuiste a la barra y te emborracharse allá.
- ¿Por qué, Lucía, por qué...?- susurré tapando otra vez mi cara en mis manos.
- Fue una boludez, Lucía, se te fue la cabeza y perdiste el control.
- ¿Y qué pasó con Mateo?
- Según el médico el alcohol más el estrés fue lo que ocasionó el aborto... llamé esta mañana a Mateo y me dijo que habían terminado.
- Lo sé, mi vieja me lo dijo.
- Ya, pero yo le volví a llamar para saber qué pasó de verdad.
- ¿Y?
- Te llevó al auto cuando te vio borracha, quería llevarte al hospital decía, para que te tuviesen controlada. Pero, le contaste lo tuyo con Mauro y te echó del auto, dejándote allá sola antes de desmayarte y bueno... Tomás te buscó como un loco, fue al parking y...te encontró.
- ¿Le conté que...? Ay no, Lucía, sos re pelotuda.
- Estabas borracha.
- Porque soy una pelotuda.
- Le conté lo del embarazo, parecía afectado, por todo.
- Ya no sé qué hacer, Martina, todo lo hago mal, no me sale bien nada. ¿Mauro? Nada. ¿Mateo? Nada. ¿Estaba embarazada? Ya nada. Todo lo que tenía se fue...

No Me Llores (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora