66.

677 46 5
                                    

Estaba aburrida, sola en un fin de semana en la casa del pibe que ayer se fue de joda y a hacer conciertos durante toda la semana.
Resoplé dejando mi cabeza al revés, fuera del sofá mientras subía mis piernas al respaldo y me quedaba mirando la sala dada la vuelta, aburriéndome aún más.
No quería llamar a mis amigos, no me veía preparada para tal saturación porque aunque me haya besado con Mauro, por mi cabeza aún aparecía Mateo con su mirada triste pero su cara feliz diciéndome que era mejor dejarlo así.
Odiaba sentirme así, entre dos bandos  aunque ya había elegido. La sangre comenzó a llegar mi cabeza y me empecé a marear, así que me recoloqué y acabé tumbada mirando al techo.
No quería ver ninguna película ni escuchar música, me daba paja. En realidad, no quería hacer nada.
Agarré el teléfono de la mesa y lo miré. Llamadas de mis viejos y mensajes de mis amigos, más de Tomás.
Era lo de siempre y al final yo sólo miraba lo que decía Tomás. Me metí en nuestra conversación y vi como quería verme de nuevo, pero sin Santiago porque se había ido de fiesta a una casa de una mina que había conocido.
No sabía que contestar, así que con dudas le dije que se viniera acá. Al fin y al cabo, no, no era mi casa pero por ahora vivía en esta y no quería salir hoy. Mi pijama y mis pocas ganas no me dejaban.
A los minutos de aquel mensaje, un claxon sonó fuera y al asomarme me encontré con Tomás yendo a la puerta. Antes de que sonara el timbre, ya estaba abriéndola.
- Hola.- sonrió al verme y sus ojos se desviaron hacia el interior de la casa - ¿No está?
- Ya te dije que se fue a hacer sus shows, dale, entra.
Me hice a un lado y él pasó como si nada. Entonces noté como llevaba una bolsa de plástico en su mano.
- ¿Y eso?
- Comida.
Me guiñó un ojo y sonreí, yendo con él al salón. Nos sentamos al sofá, abrió la bolsa y comenzó a sacar todos los dulces que había comprado.
- Ché, ¿Cuándo vas a ver a los demás?
- ¿Crees que debería?
- Es lo que vos querés, no yo, nena.
- Bueno, ya...pero igual parece demasiado tiempo desde fuera.
- Desde fuera sólo se ve como te echamos todos de menos. Pero si vos crees que es mejor esperar pues todos lo harán.
- Bueno claro, vos sí me ves.- levantó sus hombros y sonrió.
- Yo hago lo que me dices.
- Ya, bueno...
- Bueno, ¿Y qué? ¿Qué tal la recuperación?
- Bien, como siempre.
- ¿Ninguna novedad? ¿Aún no has salido de casa sola si no es para laburar?
- Bueno, aún no, pero al menos me besé con Mauro.- solté rápido.
- Lucía, tenés que salir aunque sea a dar una vuelta no pod...- su tono de voz fui disminuyendo a la vez que su mirada se desviaba hacia mí.
Sonreí como una nena pequeña y él levantó sus cejas, sorprendido, cuando se dio cuenta de que no había escuchado mal.
- ¿He oído bien?
- Según que hayas oído.
- ¿Te besaste con Mauro?- preguntó y asentí lentamente sin saber cómo reaccionaría al salir del shock.- ¿Me estás diciendo que te besaste con Mauro Lombardo también conocido como Duki super sangre joven, modo diablo, skere, rockst...?
- Sí, con ese, dale, callate ya.
Abrió su boca, la tapó con sus manos, abrió sus ojos aún más que antes y después sonrió para luego comenzar a reír como un loco bajo mi mirada confusa. ¿Le he convertido en el nuevo Joker?
- ¡Dale, vámonos, wacha, así se hace, así se recupera una!- saltó del sofá para ponerse ha hacer un baile ridículo bajo mi atenta mirada.
- ¿Estás bien? ¿Te subió ya la coca?
Él rió sin parar de bailar para luego agarrar mis manos y levantarme antes de ponerse a saltar como un pelotudo alrededor mía. De todas las posibles reacciones que podía tener, esta ni la pensé.
- Tomás, ché, ¿Estás bien?
- ¿Sabés que significa esto? ¡Que por fin nos hiciste caso! Quiero decir, no soy muy fan de Mauro, vos lo sabes, pero para elegirlo a él antes que a mí para recuperarte eso significa que es importante y que te hace bien. Aunque a veces sea un pelotudo.
- A veces.
- Vos también si te sirve de consuelo.
- ¿Debería?
- Dale, Lucía, eso es una buena noticia. Menos mal que no dijiste que sí saliste fuera sola pero que nada con él porque entonces estarías en el suelo recibiendo una guerra de cojines.
- Epa, no sabía que tenías tantas ganas de que fuéramos algo.
- ¿Son algo?
- Algo.- me miró sonriendo antes de volver a reír.- Ay no, otra vez no...
- ¡Dale, la concha de tu madre esté es el mejor día de mi vida! ¡Gracias vieja por darme la vida en la misma línea temporal que esta pelotuda!
- No tiene ningún sen...
- Callate gil, no sabés lo feliz que se van a poner los demás.
- ¿Qué?
- Claro, todos se quedaron extrañados cuando Martina nos contó que te mudaste con él y todos pensaron que iba a acabar así.
- ¿En serio?
- ¡Claro! Mirá, hasta apostaron por cuanto tardarías en estar con él de nuevo.- sacó su celular y se metió en el chat del grupo para enseñarme las apuestas. Vaya.- He ganado.
Sonrió como un nene y yo negué con la cabeza, riendo mientras leía los mensajes de mis amigos.
- Tienen ya hecho hasta un shippeo. Os llaman Maucía.
- ¿En serio?
- Sí, a mí no me gusta el nombre pero cuando vuelvas podés cambiarlo. Mientras esté confirmado seguro que les da igual.
- Están todos locos acá.
- Al final vas a ser la única cuerda. - dijo riendo.

No Me Llores (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora