12.

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- ¿Qué tal ayer?- preguntó Mateo besándome en la frente.

- Bien, todo bien.

Le sonreí y agarré su mano, empezando a caminar mientras preguntaba ahora yo por él. Me contó que estuvo en el psicólogo hasta tarde y después se fue con sus amigos de fiesta, mientras que yo, lo único que tenía para contar fue que comí con Martina, el resto de mi día fue simple y aburrido.

- Bueno, siempre podemos ir nosotros de fiesta algún día.

- Obvio.- le sonreí y dejé de caminar para poder acercarme mejor a él y besarle.

- ¿Qué hacés esta noche?

- ¿Por?

- Podrías venirte a casa a cenar hoy.

- Vale.

Seguimos caminando hasta llegar a un bar y quedarnos allá la mitad de la tarde, la otra mitad fuimos al cine y luego a su casa a cenar, tal y como dijimos. Pero, cuando terminamos, yo volví a mi casa y él se quedó en la suya.

Saludé a mis viejos y subí directamente a mi cama, suspirando al tocar el colchón. Saqué el teléfono y me puse los auriculares para escuchar música mientras mi cara se hundía en la almohada.

Sin darme cuenta, Spotify y su lista aleatoria me puso una canción que hacía tiempo que no escuchaba, "Fvck luv" de Duki y CRO. Me giré sobre mi misma y abrí mis ojos para sumergirme en  la letra, mirando el techo durante los tres minutos que dura la canción.

Cuando terminó, cambió a otra a la que ya no tomé tanta atención, porque agarré el celular y escribía a Tomás con la música de fondo. Quedé en vernos mañana y depués de aquello me dormí.

Horas después, la alarma retumbó por toda la habitación, despertándome. Me levanté de la cama y arrastré mis pies hasta la cocina, donde desayuné mientras miraba los mensajes nuevos que tenía en el celu. Tres de Mateo, diciendo que si podíamos vernos hoy, dos de Martina, preguntándome si pasó algo y uno de Tomás, preguntándome si ya me había dormido.

Terminé de desayunar sin contestar a ninguno y subí a ducharme y cambiarme de ropa antes de llevar a mi hermano pequeño al colegio. Volví sola a casa, ya que no me tenía que ir hoy a trabajar, y como siempre tenía los auriculares puestos, no sabía que pasaba a mi alrededor.

De repente todo e volvió negro y un brazo rodeó mi cintura, pegándome al cuerpo de alguien. Asustada, me defendí tirando mi codo hacia atrás, dándole justo en las costillas. Inmediatamente me soltó y pude ver quien era.

- ¡Perdón, perdón!_ me acerqué a él y me agarré de mis rodillas flexionadas para estar a su misma altura.- ¿Estás bien?

- Recordame que nunca te haga eso.

- Dale, ¿Qué esperabas, gil?

- No sé, no me dejaste hablar, pelotuda.

- Perdoname, no sabía que eras vos.

- Espero, sino es raro.

Sonreí divertida y él imitó mi gesto. Le abracé en cuanto se reincorporó y al separarnos le besé.

- ¿Qué haces acá?

- Supuse que te habías ido a dejar a tu hermano y como no contestabas te busqué.

- Que acosador.

- Dejate, sólo me preocupé.

- Está bien.

Le sonreí y agarró mi mano, comenzando a caminar juntos hasta mi casa, que estaba sola. Estuvimos toda la mañana solos hasta que llegaron mis viejos y se quedó a comer, después se fue porque tenía que trabajar y yo decidí irme a buscar a Tomás a donde me dijo que estaría por estas horas.

- Chao.

Me despedí de mis viejos y mi hermano y me fui, decidiendo que no agarraría ningún colectivo y me iría andando hasta aquel local.  Minutos después, ya estaba afuera esperando a que saliera.

- Lucía.

- Al fin, nene, ¿Qué hacías allá dentro?

- No sé, ¿Qué se hace en un local donde pone arriba "Tattoos"?

- Vale, fue una pregunta estúpida.- rió levemente y sacó papel de liar y tabaco.- ¿Te vas a hacer otro?

- Sí, estoy a la espera, además es mi amigo, ¿Vos querés?

- No, gracias pero no.

Sonrió y se puso el cigarro en sus labios, apretándolo con fuerza mientras buscaba en sus bolsillos el mechero que más tarde encendería para quemar su cigarro y dar la primera calada en silencio, bajo mi mirada atenta.

- Bueno, dale, ¿Qué querías? Estabas rara ayer por mensajes.

- Ni que habláramos tanto.

- No, pero sé cuando estás mal.

- No estaba mal.- sonreí y él levantó las cejas volviendo  dar una calada.

- Bueno, entonces contame.

- En realidad no es nada importante, podría habertelo dicho por mensajes pero...

- Lucía.

- Sí, ya, perdón. Quería preguntarte cuando salen de joda.

- ¿Sólo eso?

- Bueno, también quería quedarme con vos hoy, no tengo nada que hacer.

- ¿Soy segundo plato?- preguntó con una sonrisa y levanté una ceja.- Era joda, dale, quedate acá.

- ¿Y lo de la...?

- Mañana, pero...

- No importa, ya sabés, lo nuestro terminó así que no hay por qué ocultarse, ¿No?

- No, no lo hay.

Respondió con una leve sonrisa, después de estar en silencio durante unos segundos. Esperé a que terminara de fumar y luego entramos, sentándome en uno de los sillones que había mientras Tomás se sentaba con su amigo a hablar y este terminaba de tatuar a un pibe que no había visto en mi vida.

Un cuarto de hora después, Tomás era el que estaba sentado en aquella silla y yo había tomado su lugar, pero en vez de hablar con el tatuador, hablaba con él, dejando a su amigo concentrarse en las líneas.

- ¿Vos no querés uno?

- Dejá, es muy pequeña todavía.

- Y vos muy pelotudo para tatuarte.

Él rió y su amigo terminó de limpiar su nuevo tatuaje, después se levantó y tras pagar nos fuimos a dar una vuelta por Buenos Aires. Mateo y Martina trabajaban y hacía mucho tiempo que no salía con él, así que solo tenía que aguantar el olor a marihuana durante todo el día.

No Me Llores (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora