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Tenerle tan cerca, así, dispuesto a todo por mí después de haberme ayudado esta noche a sentirme bien, me hizo mal.
Mis ojos después de tanto tiempo se fijaron en sus labios que se rozaban con los míos con ganas de jugar. Volví a mirarle y no sabía si estaba ido por la marihuana o por mí, pero no me importó cuando fui yo ahora quién se rindió a él y le besé olvidándome de todo lo demás que no fuéramos él y yo.
Él tomó el mando y aumentó el ritmo después de los primero segundos, pasando su mano hacia el lateral de mi cuello para agarrarme de allá sin mucha fuerza y acariciando con su pulgar mi mejilla sin parar mientras sostenía el porro como podía con la otra mano, apoyándose en el sofá.
Sin aguantarse más, colocó sus piernas a mis lados y dejó de besarme para quedarse arrodillado, dando una calada al porro sin dejar de quitarme su pícara mirada de mí.
Sin previo avisó lo lanzó lejos y volvió a besarme con más fuerza, seguramente para evitar que me lo pensara dos veces porque sabía que entonces le mandaría fuera de mi casa. Pero a cambio, enrredé mis piernas en su cintura y él pasó su mano a mí espalda a la vez que se levantaba del sofá, aguantándome arriba de él sin separar nuestros labios ni un milímetro.
Puso una de sus manos en mis muslos y la otra la dejó en la espalda, comenzando a caminar intentando no tropezarse con lo que había en medio.
Me llevó hasta la escalera y allá comenzó a subir sin separarse de mí ni parar para respirar. No sabía dónde estaba mi habitación, así que comenzó a abrir todas las puertas buscándola.
Molesto, maldijo por lo bajo, separándose de mí para buscar mejor. Reí levemente acariciando su pelo con mis manos en su nuca hasta que por fin la encontró y volvió a mis labios para caer así a la cama.
Sus manos me soltaron para apoyarse en el colchón sin dejar de besarme. Cuando se separó, mordí su labio inferior y le provoqué una pequeña y ronca risa, mirando sin parar mis labios antes de volver a besarlos, retomando su expedición por mi cuerpo con sus manos.
Agarré su camiseta por lo hombros y tiré de ella hacia atrás. Él dejó de besarme para quitársela y luego volvió a mí a la vez que metía su mano por debajo de mi top, yendo a mí espalda para desabrochar mi sujetador. Luego, bajó a mí cinturón e hizo lo mismo, pero quitándolo.
Sonrió entre beso y beso y desabrochó el pantalón para volver de nuevo arriba y comenzar a la vez a tirar del top para quitármelo. Hice lo mismo que él antes y en unos segundos los dos estábamos desnudos de torso.
Apretó su cuerpo con él mío, subiendo  y bajando sus manos por mis brazos y acariciando mi cuello y mejilla antes de dejar de besarme en los labios para comenzar su camino hacia abajo.
Paró en mis pechos durante unos largos segundos antes de seguir su camino a mi cintura.
Se alejó un momento para sonreírme y tiró de mí pantalón hacia abajo para quitármelos y poder subir rápido a mis labios sin antes no morder mi cuello un par de veces, dejando marcas que luego ya me preocuparía por cubrir.
Ahora yo decidí tomar el mando de todo y con piernas en su cintura, tiré hacia un lado y rodamos hasta quedar  yo arriba. Me senté en su cadera y después de sonreírle subí mis manos de su pecho a sus hombros a la vez que me acercaba a sus labios.
Moví mi cadera a la vez que le besaba y él puso sus manos en esta, hundiendo sus dedos levemente en ella y ahogando pequeños gemidos en nuestros besos.
Mordí una vez más su labio y comencé a bajar de su mejilla al cuello. Me paré a morderlo y besarlo con fuerza dejando marcas que él no se preocuparía por tapar luego y después seguí bajando dejando besos en su pecho antes de volver a besarle en la boca, comenzando a deslizar su pantalón hacia abajo con una mano para después jugar con esta con sus boxers una vez se quedaron sus pantalones en sus tobillos.
Él rió levemente y sus manos subieron desde mi espalda hasta mi cuello para decidir que ahora el volvería arriba.
Volvimos a rodar y se apoyó con sus codos para poder mantener una mano en su cuello mientras la suya pasaba por todo mi cuerpo, parándose en algunos sitios para acariciarlos más que otros, hasta decidirse por mi ropa interior.
Ahora él quería jugar y eso fue lo que hizo. Mordí mi labio inferior y sentí como sonreía aunque mis ojos estaban cerrados para verlo. Segundos después, estaba completamente desnuda y a su merced.
Fue él quien se quitó su ropa interior, ya que yo prefería hundir mis dedos en su pelo para luego pasarlos por toda su espalda. Al soltar su ropa interior, agarró una de mis manos y las dejó unidas en el colchón, arriba de mí para apoyarse sin dejar de acariciarnos con las otras manos.
Besándome con más fuerza si era posible solté mis piernas de su cintura y le sentí lentamente mientras apretaba con más fuerza el agarre de nuestras manos.
Ahogué mis gemidos en los besos mientras él se movía de lento a más rápido poco a poco y sin parar de acariciar mi cuerpo.
Clavé mis uñas en su espalda y moví mi cintura a su ritmo para seguirle. Él dejó de besarme para tapar su cara entre mi cuello y hombros, mordiéndolos suavemente mientras gemía, apretando aún más el agarre.
Decidí entonces hacerlo mejor al hacerle rodar una vez más para volver a acabar arriba de él, en su cadera, para ser yo ahora la que mueva mi cintura con mis manos en su pecho y las suyas en mi cadera, echando su cabeza hacia atrás para respirar con fuerza, cerrando y mordiendo su labio mientras yo me movía lento para luego subir el ritmo.
- Dios Lucía...
Resopló echando su pelo hacia atrás con una de sus manos. Sonreí y me relajé para volver a besarle. Él se anticipó y volvió a estar encima de mí para seguir así hasta el final.
Resoplaba, gemía, ahogaba a veces mis gritos en sus labios, otros mordiendo los míos y otros simplemente los dejaba salir a la vez que me pegaba más a él y hundía mis dedos en su piel. Él resoplaba, sonreía mirándome, me besaba, gemía y susurraba mi nombre en mi oído con su voz ronca, agarrando con fuerza el colchón cuando no tenía sus manos sobre mí.
- Mauro...
Nuestras frentes se unían mientras le llamaba en un rendido susurro y él sonrió más aún que antes, besándome sin parar en ningún momento.
- Llámame más alto, beba.
Dijo entre mis labios antes de aumentar aún más el ritmo y la fuerza, apretando su mandíbula sin dejar de mirar mis labios y sin separar nuestras frentes.
- ¡Mauro!
Las piernas comenzaron a temblar, separé mi frente de la suya para girar hacia un lado mi cabeza, echándola un poco hacia atrás y dejando de clavarle a él las uñas para hacérmelo a mí misma, cerrando mis manos en un puño donde guardaba toda la fuerza que aquella corriente eléctrica me producía.
Él resopló sin parar hasta que su cabeza acabó rendida en mi cuello, soltando el último gemido antes de relajar su cuerpo poco a poco.
Con nuestras respiraciones agitadas a la par, acabamos con él escondiendo su sudorosa cara en mi cuello y yo con mis manos acariciando los arañazos que le di hasta que él se resbaló y salía de encima de mí.
Respiró fuerte, con los ojos cerrados y las manos a su lateral mientras yo le miraba sonriendo. Cuando él los abrió, hicieron un recorrido del techo a los míos para quedarse allá quietos.
- ¿Lo echaste de menos?- preguntó antes de tragar saliva y reí levemente.
- Puede.
Sonrió y volvió a mirar el techo. Yo hice lo mismo sin darme cuenta que mis dedos se habían enredado en su pelo mientras la otra mano descansaba en mi vientre. Poco a poco, caí completamente dormida.

No Me Llores (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora