11.

802 40 0
                                    

- ¿Todo bien?

- Sí...sólo llamaba por si querés comer conmigo hoy.

- Lucía, son las cinco de la mañana, ¿Pasó algo?

- Me desvelé, me aburría y pensé en eso.

- ¿Nada más?

-Nada más, Martina.

- Está bien...-tomó una pausa y miré impaciente por la ventana.- Cuando salga de trabajar te llamo y voy a por vos.

- Dale, vos me avisás.

- ¿De verdad que no pasó nada?

- Nada de nada.

Sonreí como si la estuviera hablando en persona y, tras un suspiro suyo, nos despedimos y dejé el celular en el escritorio. Ahora la que suspiró fui yo, dejando atrás la ventana y volviendo a mi cama, colocándome los auriculares para seguir viendo la película que dejé en pausa en el ordenador.

Desde que me fui a acostar no me he dormido y todo por él ¿Cómo es posible que sólo verle me revuelva tanto por dentro? Suspiré e hice borrar mis pensamientos, fijándome sólo en la película de Disney que proyectaba la pantalla.

Poco a poco se fue haciendo de día y nada más aparecieron los primeros rayos de sol, salí de mi habitación y desayuné, sentándome en el sofá a ver la televisión.

- ¿Lucía? ¿Qué hacés tan temprano despierta?- preguntó mi viejo, que suele ser el primero en despertarse de mi familia.

- No tenía más sueño.

Sonreí y me miró extrañando, pero aún así se fue a la cocina a desayunar mientras yo veía las noticias de por la mañana. Poco a poco, mi familia e fue despertando y me ofrecí a llevar a Thiago a clases antes de irme yo a mi trabajo, sin antes no echarme maquillaje para ocultar mis ojeras.

Me despedí de mis viejos y fuimos andando hasta llegar al colegio, donde dejé a Thiago y me fui a trabajar, saludando a todos mis compañeros antes de sentarme donde siempre y esperar nuevas órdenes del jefe.

Y así se pasó mi mañana, sin noticias importantes, ni siquiera de Mateo. Salí del trabajo y justo en frente de mí había un auto que se me hacía conocido. De repente la ventanilla bajó y observé quien estaba dentro.

- Dale, Martina me envió.

- Pensé que vendría ella.

- Tuvo un problema y se tenía que quedar unos minutos allá, pero cuando venga a casa os vais.

Asentí y me subí al auto de Tomás, que me llevó hasta su casa y la de Martina para sentarme a conservar en el sofá a esperas de que su novia se hiciera presente.

- ¡Perdón, perdón por la tardanza!- apareció de repente y sonreí.- Dale, me quito esto y nos vamos.

- Tranqui, tengo a CRO de mi parte.

Tomás sonrió de oreja a oreja y Martina se fue a cambiarse mientras yo me despedía de él, quedando en que tendríamos que vernos más seguidos, tal y como antes.

- Bueno, ahora decime.

- ¿Qué te diga qué?- pregunté dejando de mirar la carta del restaurante.

- ¿Qué pasó esta noche? ¿Pasó algo con Mateo?

- No pasó nada, ya te dije.

- Dale, Lucía, ya te conozco.

- Bueno...

- ¿Que te molesta ahora?

- No fue Mateo.

- ¿Entonces? ¿Tu familia?

- Fue...- carraspeé y bajé el tono de mi voz.- Mauro.

- ¿Qué? ¿Mauro?

- Sí...

- ¿Qué pasó con Mauro?

- Lo vi, me ayudó con un pibe que me quiso ayudar y...no sé, todo es tan raro.

- Lucía, terminaron de mala manera, ¿Qué querés que pasara cuando se vieran? Ya fue un milagro que no se pegaran allá en medio.

- No quería que pasara nada porque no quería verle, por eso, no estaba lista cuando lo vi ahí, en frente de mí como si nada.

- ¿Cómo si nada? Te iban a robar.

- Ya, pero su cara...no sé.

- Lucía, vos y Mauro ya no están junto, ¿Sí? Es normal que ya no te mire de la misma forma porque, igual que vos, él pasó págrina.

- ¿Está con una mina?

- No, no lo sé, pero no hace alta estar con alguien para pasar página. Vos tuviste la suerte de tener a Mateo, pero él no tenía a nadie más que a sus amigos.

- Ya...

- Terminaron y sus caminos ahora van por separado, pero eso no impide que alguna vez se vean. Sólo tenés que estar preparada y saber que todo lo que pasó, se acabó.

 - Lo sé, lo sé, pero entendé que a veces cuesta dejar a alguien así atrás.

- Bueno, para eso estoy yo y está Mateo, para recordarte que no necesitás ninguna trapero a tu lado para ser la mejor versión de Lucía.

Sonreí levemente y ella guiñó su ojo, volviendo después a mirar los platos que había para elegir, al igual que yo.

No Me Llores (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora