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Había llamado a Tomás para estar jugando a la Play en mi casa mientras Martina volvía de la casa de Tomás. Seguramente volverían, tal y como hicimos Mauro y yo.
- Ché, la próxima que tardes en abrir no espero a ir a tu baño eh.
Reí viendo cómo corría escaleras arriba para buscar mi baño. Fui al salón y conecté todo, esperando a comenzar un Boca-River con él.
Bajó rápido, dejó su teléfono en la mesa con música puesta mientras yo le pasaba el fernet a la vez que agarraba el mando de la consola con la otra mano.
Dio un trago y el partido comenzó. No bebería mucho más que esto, los dos seguíamos con dolor de cabeza por lo de ayer. Al igual que Emma y Camila, según dijeron en el grupo que teníamos todos.
- ¿Sabés algo de Santiago?
- Me llamó antes de salir de casa, estaba volviendo ya.
- Vamos, que durmió con alguna mina.
- Obvio nena, ¿Hay que explicartelo todo?
- Vos sabés que no.
Me miró rápido y al mismo ritmo levanté y bajé mis cejas varias veces, haciéndole reír y negar con la cabeza, siguiendo el partido.
- Me dijo que vi a Mateo.
- ¿Quién?
- Mauro, me dijo que alguien nos vio hablando.
- No te acordás supongo.
- De nada, sólo de bailar y ya.
- Yo tampoco sé qué decirte.- me miró de reojo antes de marcar el primer gol.- Si querés saber algo más que mejor que decírselo a él.
- ¿A Mateo?
- Claro.
- Creo que borré su contacto.
- Miralo ahora mientras celebro como te estoy ganando.
- Uno a cero, gil, aún queda mucho.
Asintió riendo antes de tomar otro trago de fernet y yo agarré mi celular, que estaba al lado de el suyo.
Busqué entre mis contactos para encontrarme que ni siquiera le había cambiado el nombre. Miré a Tomás y luego lo cambié antes de enseñárselo.
- Bueno, háblale.
- ¿Y qué le digo? "Me dijeron que estuve hablando con vos ayer pero no me acuerdo, ¿Podés aclararme algo?
- Claro.
- ¿Para qué? Seguro que no fue importante.
- Pues para no serlo me lo has dicho.
- ¿Y?
- Que si no lo fuera, lo hubieras ignorado.
- Es mi ex, gil, ¿Cómo voy a ignorarlo?- rió y negó con la cabeza.
- No hay quien te entienda, tarada, no sé cómo hace Mauro.
- Demasiado tiempo juntos.
- Lo mismo o menos que yo con vos, gil.
- Ajá, seguí con tu envidia.
Rió de nuevo mientras el partido estaba a punto de volver a comenzar. Suspiré y le mandé un mensaje, un simple hola antes de seguir con el juego.
Lo ignoré durante todo el tiempo que tardé en ganar a Tomás por un 1-2. Él se molestó y se terminó lo poco que quedaba de fernet antes de irse a hacer algo para comer mientras que se suponía que yo tendría que buscar alguna película para ver juntos.
Entonces, cuando ya la había elegido, decidí mirar el teléfono y allá comencé a mensajearme con Mateo. Aunque al final prefirió llamarme.
- Mateo.- Tomás se paró en mitad de camino y dejó de comer para mirarme sorprendido viendo como tenía el celular en mi oreja.
- ¿Qué pasa?
- Eh... mirá, me contaron que ayer estuvimos hablando.
- En el boliche, sí.
- ¿Dijimos algo importante? Estaba algo...
- Borracha, me di cuenta, se nota que olvidaste rápido lo que pasó.
- Okey, si vas a ser así andate a la...
- No dijimos nada importante, sólo te felicité por ser tan feliz con Mauro, ¿Sí? No sé porque querés saber que dijimos si no estamos juntos.
- Curiosidad, gil.
- Ya fue, tenés tanta curiosidad que al final no te conformas con nada.
- ¿Te pasa algo?
- Nada, olvídate.
- Mat...
No pude terminar, había terminado la llamada. Tomás no preguntó, sólo puso la película mientras comía, quizás esperando que yo le contara aunque no había nada que decir.
Acabé por ignorar lo que había pasado hace unos segundos y darle atención a la película que había elegido para Tomás y yo. A la media hora, apareció por fin Martina.
- Ah no, yo no voy a ver los Vengadores por tercera vez, me niego.- dijo subiendo las escaleras y yo sonreí mientras Tomás miraba hacia atrás, ofendido.
- Pues vos te lo perdés, pelotuda.
Reí levemente y seguimos viendo la película hasta que terminó. Después, Martina bajó al ver que ya no había ningún Capitán América o Iron Man en la pantalla.
- Bueno, ahora yo me voy.- Tomás se levantó y me señaló sonriendo.- Y vos no vayas a buscar al pelotudo de Mateo, dejale con sus quilombos.
- ¿Qué pasa con Mateo?- preguntó curiosa Martina y yo fulminé con la mirada a Tomás antes de levantarme del sofá.
- Nada, no pasa nada con él.
Empecé a empujar hacia fuera a Tomás hasta que llegamos a la puerta, donde se despidió mandándome besos irónicos, riendo. Resoplé y volví hacia dentro, donde Martina me miraba con los brazos cruzados.
- No quiero más broncas, ya me peleé con Mauro.
- Y te fuiste con Mateo después de eso.
- ¿Qué? No, gil.
- No sé, vos sabrás.
- No, sólo que me dijo Mauro que nos vieron juntos ayer en el boliche y le llamé para preguntar qué pasó.
- Uno, ¿Para que lo hacés? Y dos, ¿Qué te dijo?
- Lo hice porque tenía curiosidad, igual me dijo algo importante, igual ya estaba con alguna piba y me lo dijo en ese momento. Y me respondió que sólo me felicitó por estar con Mauro, después terminó la llamada de mala manera
- Por eso dijo Tomás eso, ¿No?- asentí y luego me senté a su lado
- Hablando de Tomás...- sonreí y ella puso los ojos en blanco.- ¿Qué hay entre vos y C.R.O?
- Nada, gil, te lo digo siempre. Amigos con derecho, ya fue.
- Pero vos querés más.
- No.
- Sí.
- No.
- Sí.
- Bueno, un poco.- reí y ella se cruzó de brazos.- Pero sería una pelotudez volver, así que solo me divierto con él.
Asentí sonriendo y sentí como algo vibraba. Las dos buscamos con la mirada lo que era hasta encontrarnos con mi celular en la mesa. Lo agarré y acepté la llamada.
- ¿Se te olvidó algo, Tomás?
- Tomás no sé, a vos se te olvidó llamarme al llegar a casa.
- Perdón.
- Todo el día pidiendo perdón.- dijo entre risas.- No importa, ¿Qué hacés ahora?
- Estoy con Martina.
- ¿Venís esta noche de vuelta pero sin estar borracha?
- No, hoy duermo en mi casa.
- Bueno, voy yo entonces.- sonreí y vi a Martina poner sus ojos en blanco.
- Está bien, vení si querés.
- Allá iré, chao, te quiero.
- Chao, yo también.
Terminé la llamada y al levantar la mirada me encontré con la sonrisa pícara de Martina.
- ¿Qué?
- "Yo también"- me imitó más dramática de la realidad.- ¿Yo también qué?
- Nada.
- Ay amiga, me da que vos no sólo querés divertirte un rato.
- Callate, gil.
Agarré un cojín y se lo lancé a la cara antes de reír juntas por todo el general.

No Me Llores (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora