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Estaba aburrida, mirando el reloj sin parar para irme a cenar con Mateo. Había pasado una semana desde aquello y no volví a oír de Mauro en todo este tiempo, ni siquiera por Neo, con el que he empezado a mensajearme más seguido.
De repente, la puerta se abrió y apareció Tomás, sonriendo y con una corbata mal hecha.
- ¿Tomás?
- Venía a ver a la señorita Lucía.
- ¿Lucía que más?
- Lucía tenés una pequeña fiesta con nosotros en mi casa como en los viejos tiempos.
- ¿Como en los viejos tiempos?
- Como en los viejísimos tiempos.- sonrió y yo hice lo mismo.
- ¿Quiénes están?
- Sólo el grupo.
- ¿Sin Mateo?
- Mateo se va con los suyos.
- Pero es mi novio.
- Exacto, no tu detective o niñero. Así que, ¿Para cuándo te levantas del asiento y venís conmigo?
- ¿Ves ese reloj? Faltan diez minutos para...
- Lucía, yo ya terminé acá, vos te podés ir.
Mi jefe apareció de la nada e igual se fue, dejándonos solos. Tomás miró la puerta y lentamente fue dirigiendo su mirada y su sonrisa hacia mí.
- Pues no faltan diez minutos.
Sonreí y él rió dando un salto de emoción mientras yo colocaba todo rápido. Agarré mi maletín y salimos juntos de allá.
Me despedí de los compañeros que también se estaban yendo y salimos afuera, donde su hermano nos esperaba en el auto.
- Hola.
- Hola señora Lucía.
- Señorita, pelotudo.
Dijo Tomás sentándose en el lado del copiloto, haciéndome reír en los asientos de atrás. Solté mi maletín a mí lado y Santiago nos llevó a su casa y la de su hermano.
Bajamos una vez aparcó cerca y luego fuimos hablando de cualquier cosa hasta su casa. Allá, nada más llegar, me encontré a Camila.
La saludé con un abrazo y seguí al salón, donde estaba Martina hablando con Emma. Las saludé de igual forma y Camila me pasó el fernet que llevaba en su mano cuando la vi.
- Che, ¿Le apetece luego una vuelta por algún boliche?
- No más boliches.
- ¿Por qué?- preguntó Camila mirándome y sonreí nerviosa.
- Le entró pánico, se agobia al entrar.
Respondió Martina por mí. Era cierto, me agobiaba, pero eso era al principio. Yo no quería ir a algún boliche porque me podía encontrar con él y era lo que menos necesitaba ahora que intentaba reconstruir mi relación con Mateo por encima de dos mentiras, ya que fueron dos veces aunque Martina solo conozca una.
Ella y yo ya estábamos bien, las dos pedimos perdón por el espectáculo y ahora ninguna de las dos les ve o al menos eso es lo que me dice cuando le hago alguna pregunta comprometedora. Parece que ahora soy yo la que vigila las relaciones de cada uno y no como antes, que todos me vigilaban a a mí.
Tomé un par de fernets comiendo palomitas a la vez que veíamos una película de comedia que era tan mala que al final decidimos tenerla como fondo mientras charlábamos o jugamos a las cartas.
Al final, me convencieron para salir pero sólo a un bar para tomar las cervezas que no tenía Tomás en casa.
Cada uno agarró sus cosas y yo dejé el maletín allá con la intención de luego volver.
Fuimos en auto hasta un burguer para cenar, aunque no teníamos mucha hambre, y después fuimos a un bar para simplemente tomar hasta cansarnos.
- Y bueno, ya está, no la vi más.
- Llámala.
- ¿Para qué? Te lo digo en sílabas: Pa-re-ja.
- Repítelo, creo que algunos no se enteraron.
Dijo Martina antes de beber, haciendo reír a todos menos a mí porque sabía que era para mí aquello. Santiago contaba una anécdota con una chica con la que estuvo, pensando que estaba soltera pero al final, ella le mintió y tenía pareja y Martina parecía haber escogido aquello para atacarme y hacerme reflexionar sobre lo que me castiga todas las noches que me paso sin dormir pensando en lo que hice en esa misma cama. A veces pienso que debería cambiar de colchón pero es mirar la plata que tengo y me veo genial en esa cama.
- ¿Y vos, Lucía?
- ¿Yo qué?
- ¿Qué harás mañana?
- Mañana con Thiago y tarde y noche con Mateo.
- ¿Nada más?
- Tengo el día libre para ellos, no para fiestas o...
- Uh, perdón, parece que alguien se convirtió en la mayor de repente.
- No es eso, Emma, es sólo que...
- Que pronto la vemos casada con Mateo.- dijo entre risas Tomás antes de beber de su cerveza y los demás rieron con él.
- Igual mañana ya nos trae algún sobrino.
Siguió la broma su hermano, haciéndoles reír aún más mientras yo les mataba con la mirada. Cuando se unían, podían hinchar los ovarios a cualquiera.
Aún así, luego te escuchaban como pocos hacían y entendían todo, dejando las jodas fuera de la conversación por un momento.
Poco a poco, comenzó a hacerse demasiado de noche y los demás tenían que trabajar mañana, así que decidieron que era hora de volver.
Nos subimos todos al auto de Santiago y Emma se sentó encima de Camila a falta de sitio, al igual que cuando vinimos.
- Un poco de música, ¿No?- dijo Tomás poniendo el Spotify.
- Ay no, pero trap no, gil, cambiá.
- Ya está puesto, así que aguanten como puedan, equipo.
Tomás rió y dejó de mirar hacia atrás para fijar sus ojos en la carretera, como su hermano.
Ahora por suerte, sonaba Khea, pero sólo me quedaba rezar para que él no. Parecía que Dios no estaba de buena onda conmigo.
- Si querés la cambio.
Tomás me miró por el retrovisor, pero me negué por ellos, ya que no era mi culpa si les gustaba.
Era una canción nueva, una de las tantas que saca sin parar. De nuevo, o yo me sentía demasiado importante o parecía mandarlas directamente a mí con la punta afilada como un puñal para hacer daño.
Y no sé qué pasó anoche, se llevó mi chain de Roque y mi chomba de Lacoste. No me acuerdo ni su nombre.
Después de todo, se le olvidó la campera allá y la guardé en el fondo de armario, evitándome preguntas de los demás y torturas propias al verla.
Mi ex me extraña el doble, porque ya soy todo un hombre. Odia mi vida de rocker, le' molesta cuanto cobre. Mi energía no la absorbe, no, no, no.
¿Lo extrañaba? Puede ser. Puede que después de todo no lo haya olvidado o puede que simplemente no lo haga y no sea tan buena para eso. Así que seguramente sí él fuera una droga yo sería la persona más adicta a ella, incluso me podía llegar a matar por sobredosis porque ya lo hizo las dos veces que terminamos.
Aunque ella me cure, juro que ya estoy al borde. Quiero encontrarla porque creo que me enamoré, C.R.O pasa el revolver.
Todo eso me hacía pensar en nuestra relación y en como nunca estuvimos solos. Siempre había algún amigo suyo y no había problema porque también eran los míos. Es más, aún siguen estando presentes, como Tomás cuando discutimos o Neo cuando nos encontramos, siendo un pelotudo porque sé que él nos quiere volver a ver juntos. Probablemente porque así me podía ver más, aunque sabía que aquello, como ya dije, podía ocasionarme de nuevo una muerte segura.
Mierda Mauro, ¿Por qué sos tan malditamente complicado?

No Me Llores (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora