•SETENTAICINCO•

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Molly

Después de que el evento terminara y nosotros fuéramos casi los últimos en retirarnos, nos dirigimos al restaurante donde Madeline nos había invitado a cenar. 

Los nervios ya los había dejado de lado, me sentía más relajada y notaba cómo poco a poco el ambiente entre Axel, su abuela y yo era cada vez mejor, aunque Keith seguía con nosotros, ignorarla a ella y lo que decía era lo mejor que pude haber hecho.

También agradecí que el padre de Axel hubiera decidido irse con un hombre, que al parecer era su socio, a cenar.

Llegamos al restaurante, nunca había venido ni lo había visto. Desde el estacionamiento se notaba que era para gente adinerada, todo lucía elegante y lujoso, por lo que comencé a ponerme nerviosa.

Bajamos del auto y apenas Axel tomó mi mano, sentí cómo me relajaba y me hacía olvidar mis estúpidos nervios. Sonreí levemente caminando hacia la entrada.

Entramos después de Keith y de la abuela de Axel. Mis ojos recorrieron completamente el lugar y las personas que estaban cenando. Mi teoría se confirmó, estaba segura de que aquí un plato de comida mínimamente costaba los pasajes de bus que yo gastaba en un mes cuando iba al instituto.

—La señora Madeline los está esperando —habló un camarero y nos guió hacia el final.

—Si sabe que la llamaste señora, pondrá el grito en el cielo — murmuró la abuela de Axel.

—Pero qué puntuales —habló cuando llegamos a su mesa.

Keith se sentó en una de las orillas, la abuela de Axel al lado de Madeline y nosotros frente a ellas.

—¿Y Nicolás? —preguntó Madeline— Creí que también vendría.

—Tenía otros compromisos —respondió Axel, aunque de todas formas, nadie lo había invitado.

—Qué lástima —murmuró — Me disculparán, pero me adelanté y les pedí mi plato favorito —habló mirándonos y luego miró al mesero— Solo falta que pidan lo que tomarán, yo quiero la mejor botella de vino que tengan.

—Yo solo un vaso de agua.

—Ay, Berenice, ¿no me acompañarás con una copa? —le preguntó Madeline

—Esos tiempos ya pasaron — respondió riendo levemente— Con un vaso de agua estoy más que bien —me miró a mí y los ojos del mesero también se fijaron en mí.

—Un jugo de frambuesa, por favor —hablé nerviosa y miré a Axel, viendo cómo sonreía levemente.

—Una bebida sin alcohol —le indicó

—Yo sí quiero una copa —habló Keith— Una no hace daño y es perfecta para la cena.

—Así se habla —Madeline sonrió feliz y el mesero se retiró.

No sé si era por mis nervios o porque no había ido al baño en toda la tarde, pero mi cuerpo me pedía vaciar mi vejiga.

Miré a Axel mientras Madeline hablaba con su abuela, y luego miré alrededor para visualizar el baño, pero no había ningún letrero que indicara lo que buscaba.

—¿Dónde está el baño? —susurré o eso creí.

—Está al fondo, doblas a la derecha y ahí está — respondió Madeline amablemente

—Vamos, Molly, yo también necesito ir — miré a Keith sorprendida pero me puse de pie, porque ya no aguantaba más.

Caminé después de ella hasta donde Madeline nos había dicho y efectivamente había dos puertas con pequeños letreros que indicaban cuál era para mujeres y cuál para hombres.

Novia Del Chico MillonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora